Vestida de rosa y con el compromiso como bandera. Así apareció Amaia Salamanca (Coslada, 1986) en la inauguración de la exposición '10 emociones, 10 rosas', lanzada por Solán de Cabras y la Asociación Española Contra el Cáncer, en homenaje a sus diez años de colaboración y visibilidad a la importancia del bienestar emocional y psicológico para pacientes de cáncer y sus familiares.  

[El 'look' de Amaia Salamanca con el que ha dejado claro cómo se mezclan tendencias]

El Espacio Cultural Serrería Belga, que acogió esta muestra hasta el pasado 19 de octubre, fue el marco de la iniciativa que también contó con el apoyo de los diseñadores Juan Avellaneda y Ana Locking y de la empresaria Isabelle Junot.

"Es fundamental participar en la visibilización del cáncer de mama durante todo el mes de octubre. Solán de Cabras se ha puesto en contacto conmigo para explicarme todo lo que iban a hacer para recaudar dinero con el fin de atender por teléfono y regalar sesiones psicológicas gratuitas a pacientes y familiares de cáncer, entre otras acciones.

Todos de alguna manera, a través de familiares o de amigos, conocemos a alguien que ha pasado por ese duelo. Me parecía una muy buena iniciativa el poder colaborar con ellos para visibilizarlo", explica Amaia Salamanca.

La exposición '10 emociones, 10 rosas' busca, en este sentido, dar visibilidad a las distintas emociones que atraviesan los pacientes de cáncer de mama y sus familias a lo largo de todo el proceso de la enfermedad. La muestra trató de sumergir a los visitantes en las distintas emociones contenidas dentro del color rosa que representa esta causa: rosa esperanza, rosa confianza, rosa serenidad… 



Con el apoyo institucional del 
Ayuntamiento de Madrid y bajo el comisariado de Marisa Santamaría, las obras fueron realizadas por creadores españoles de renombre internacional, pertenecientes a diferentes disciplinas y comprometidos con causas sociales y de sostenibilidad medioambiental.

El listado lo conformaron el grupo de creadores urbanos Boa Mistura, el fotógrafo Joan Fontcuberta, la diseñadora digital Alba de la Fuente, el diseñador Antoni Arola, la arquitecta Belén Moneo, el estudio de diseño digital y virtual Gracias Grecia (María Fabuel, Elisenda Muns y Pedro Lipovetzki), el estudio de arquitectura Mayice, la artista y diseñadora de moda Raquel Buj y los alumnos de IADE Nuevos Talentos.

La actriz señala el punto diferenciador de la muestra: "Me parece distinto que traslademos a todo el mundo emociones por las que pasan todos los pacientes y familiares: desde el miedo y la preocupación, hasta la fobia, la alegría… son distintas emociones que no siempre tenemos que ver como algo tan malo o dañino.

También se pasa por muchas emociones positivas, como la alegría y la euforia. Desde aquí, todo esto se retrata y es muy importante para la salud mental. Creo que esto no solo afecta a pacientes, sino también a las personas, por mantener ese bienestar emocional, en estos tiempos en los que vamos corriendo también a todas partes y queremos llegar a todo. Tengo un poco la sensación de que, al final, perdemos la estabilidad, el pensar en nosotros mismos y el intentar estar más tranquilos", reflexiona la actriz.

Foco en la salud mental

A nivel personal, Amaia Salamanca lo tiene claro: "Mi paz y mi bienestar se encuentran ahora mismo en mi familia y mis amigos, que son un gran punto de apoyo. Precisamente, en la exposición, una de las emociones era la fuerza. Trataba de que cuanto más gente se acercara a la obra de la fuerza, plasmada con luces, la luz se iba incrementando. Y es verdad, cuando tienes más gente a tu lado que te ayuda y en la que puedes apoyarte, tú te sientes como con más fuerza y a mí sin duda, me lo dan mi familia y mis amigos".

Una reflexión que hace eco a la importancia de la salud mental, de forma global: "En general, se le está dando más visibilidad porque ya ha habido muchos deportistas, referentes, que han salido y han hablado de que hay muchas áreas en las que si te sientes un poco inestable, tienes que aprovechar y tener a esa gente que son profesionales y que pueden ayudarte.

Creo que a mí siempre me ha faltado. He llegado mucho hasta el límite a la hora de ponerme en manos de otras personas, de pedir ayuda. Y creo que no es necesario llegar al límite. Por suerte, se está dando visibilidad ahora mismo, sabemos que es importante y que no es algo raro que pidas ayuda. Creo que estoy también aprendiendo a ir hacia ese camino de no llegar al límite y de ir poco a poco preocupándome más por mantener una estabilidad emocional", añade la actriz.

¿Una consecuencia indirecta? El síndrome de la impostora: "Sí, creo que nos pasa a mucha gente en realidad. A lo mejor has tenido una etapa en la que parece que todo ha ido bien y que has sacado adelante tus proyectos, y luego, a lo mejor, hay otras que también son necesarias en la vida, porque no solo puede ir fantásticamente bien, que van un poco peor y eso te ayuda a aprender y a madurar.

Pero, en ellas, nos hacemos pequeños y sentimos que en realidad no somos nadie. Tenemos que darnos valor a nosotros mismos. El intentar sacar adelante un proyecto y el creer en mí me sirve también como terapia, para conocerme más a mí misma y tener fe", analiza Amaia Salamanca.

Este bienestar emocional también se puede ver afectado, entre otros factores, por la omnipresencia de la tecnología: "Siempre digo que, de alguna manera, he ido evolucionando con la tecnología. Cuando empecé a tener móvil, con 14 años, solo se podía básicamente llamar y enviar mensajes de texto.

Según yo iba creciendo y madurando, se iban añadiendo más cosas: conectarse a internet, tener aplicaciones de redes sociales... he ido madurando con eso. Pero ahora mismo tú le das un teléfono móvil, que es un ordenador, a un niño o una niña y me parece muy peligroso porque no ha tenido casi una educación previa al respecto.

Al final, pasa lo que está pasando: niños que tienen muchos problemas, gente que escribe amparándose en que son anónimos y mandan mensajes de odio, todo tipo de filtros cuando te haces fotos y las subes a las redes sociales, gente que no está a gusto consigo mismo y con su cuerpo… creo que todo esto acarrea muchísimos problemas que se tienen que afrontar, no sólo desde los colegios y desde la educación, sino también desde la educación en casa, teniendo mucho cuidado.

Me parece que puede llegar a ser muy peligroso y dañino. Todavía mis hijos son pequeños, no tienen móvil, pero es una pregunta que no paro de hacerme: '¿Cómo voy a llegar a introducir el móvil y educarlos en todo esto?'. Realmente me parece muy difícil".

Amaia Salamanca, en la presentación de la iniciativa de Solán de Cabras y de la AEC. Gtres

El ámbito profesional

Una de las consecuencias indirectas de esta presencia, sobre todo en redes sociales, es el juicio sobre criterios físicos. Aunque el mundo de la interpretación aún no se ha desprendido del todo de ello: "Es algo que se sigue teniendo en cuenta aunque depende de quién. Pero en mi caso, por ejemplo, últimamente me ofrecen papeles que son de personas mayores que yo. Tengo 37 años y los que me llegan son papeles de 40 para arriba y con hijos adolescentes.

Puede ser que en algunos casos no enseñemos un modo realista de los personajes. Tengo miedo porque llego a una edad en la que creo que las mujeres tienen muchos menos personajes y menos visibilidad. Parece que no interesan tanto las historias de mujeres maduras".

De igual manera, su vínculo con la moda y la belleza acaparan de forma inevitable la atención: "Soy una persona a la que le gusta ir cómoda, que tira de básicos, no estoy muy metida en el mundo de la moda. Para los eventos, ya que mi día a día no lo hago, procuro currármelo un poco más y contar con una persona que me ayuda también con el vestuario".

Amaia Salamanca confiesa que la maternidad no fue en ningún momento un obstáculo a nivel profesional: "Creo que he tenido bastante suerte porque incluso, durante los embarazos, he seguido trabajando.

Los proyectos en los que estuve incluso adaptaron los embarazos para que formaran parte del personaje o para que no se vieran o que quedaran como escondidos. En ese sentido, reconozco que he tenido mucha suerte. Después de ser madre, te ven en otro rango, pero puede que solo sea una percepción mía, que no sea real".

La huelga propiciada por los profesionales del sector audiovisual es otro de los temas que afecta directamente a la actriz: "Todavía no está bien legislado. Ahora mismo sales en una plataforma que llega a todo el mundo pero a ti, sólo te pagan por el proyecto cuando lo haces. Pero si de repente te ven en todo el mundo millones de personas, de ahí, no percibes nada.

La reivindicación empezó con los guionistas de Hollywood que dijeron: 'Oye, no es solo lo que me pagues por el proyecto, sino que, según cuánta gente me ve alrededor del mundo, tenga mis derechos de imagen'.

Por otro lado, hay que tener en cuenta el uso de la inteligencia artificial, el chat GPT. De repente, se puede simplemente preguntar: 'Hazme un guion de...' para crear y se pierde el valor de los profesionales que están detrás. Creo que esa es una lucha que hay que tener para que no nos pasen por encima porque al final se acaban haciendo más ricas las grandes plataformas y las grandes empresas.

Los profesionales en Estados Unidos lo hicieron muy bien, gracias también a que muchos actores se pusieron de su lado. No solo se trata de los derechos de imagen, espero que no podamos llegar a un futuro en donde se puede hacer todo por inteligencia artificial. Porque, hasta el momento, los humanos somos necesarios, tanto los guionistas como los actores y toda la industria que hay detrás de estos proyectos. Existe la duda de hasta dónde puede llegar eso… por ello, estoy en un punto de terror tecnológico", confiesa la actriz.

La trayectoria de Amaia Salamanca es esencialmente televisiva. Los hombres de Paco (2007), Gran Hotel (2011-2013) o Velvet (2014-2016) son solo algunas de las obras con las que asentó su carrera aunque también nos sorprendió en 2009 en Fuga de cerebros o en 2018 con Perdida.

"Creo que antes había más diferencia entre la tele y el cine, de hecho, había muchos actores que solo querían hacer cine, no querían hacer tele porque parecía que devaluaba un poco tu trabajo. Ahora creo que se hacen series de muchísima calidad. Y creo que ahora mismo se ven más series, sobre todo entre los jóvenes, les gusta más que el de cine. En mi caso, siempre he dicho que me muevo por proyectos.

A mí, si me gusta lo que se va a contar, me atrapa de alguna manera y me atrae porque hace mucho que no lo hago y quiero volver a proba, lo hago. Mi elección se guía más por el proyecto en sí que si es por cine o por serie", reconoce Amaia Salamanca.

Su incursión en el mundo del teatro tampoco pasó desapercibida. En 2009-2010, participó en La marquesa de O, en 2017, La Orestíada Electra y 2019 en Prometeo. "El teatro siempre me ha gustado mucho. En su día, dejé Sin tetas no hay paraiso porque no quería, a lo mejor, seguir haciendo otra temporada más y me apetecía hacer un poco de teatro y formarme también de otra manera.

Luego he estado dos veces en el Festival de Teatro Clásico de Mérida... sí me gustaría en un futuro hacer teatro. Que estés encima de las tablas, sin saber muy bien lo que puede llegar a pasar, a pesar de incierto es increíble y maravilloso", explica la actriz.

¿Y como directora? "Siempre he dicho que me gustaría mucho poder dirigir, pero al final, para dirigir, tienes que tener una visión muy personal. A lo mejor, para comenzar tiene que ser un proyecto escrito por uno mismo para que sea más personal.

Como soy tan perfeccionista y tengo tanto miedo al fracaso, por mucho que diga 'Venga, atrévete y da el paso', yo misma me autoboicoteo y me digo que no soy capaz de hacerlo. Es un proceso por delante también, pensar que en un futuro se puede llegar a hacer eso, sería también un reto tremendo".

Amaia Salamanca, en el FesTVal de Vitoria. Gtres

Proyectos en marcha

Con la esperanza de rodar con su gran amiga Maribel Verdú ("siempre nos decimos que nos gustaría trabajar juntas, pero todavía no ha habido un proyecto que nos haya unido. Espero que llegue pronto", nos confiesa Amaia), su agenda no promete quedarse en blanco.

En diciembre, se estrena la nueva temporada de su serie Todos mienten, en Movistar Plus+, en 2024, la película Tabula Rasa, un thriller psicológico tropical, que promete sorprender: "Lo rodamos en República Dominicana y no tiene nada que ver con este thriller al que estamos más acostumbrados de todo oscuro, de puertas que chirrían o de susto de repente, sino que es algo como más psicológico y a la luz del pleno día con solazo". Amaia Salamanca también nos cuenta que actualmente está rodando una comedia para Movistar Plus+ y que a principios de año comenzará una película con Miguel Ángel Lamata, sin poder dar más detalles por ahora.

A modo de conclusión, no duda en transmitir un mensaje clave, también recordando la importancia del bienestar y de la salud mental a la hora de curar: "Aprovechando la concienciación sobre el cáncer de mama en el mes de octubre, que nos hagamos, nosotras mismas, nuestras propias exploraciones, no nos cuesta nada. Son cinco minutos y el conocer esta enfermedad a tiempo, puede ayudarnos y beneficiarnos mucho. Así que a explorar".