Entrevista

Belén Rueda estrena 'La Ermita'

"Vivir el presente no quiere decir volverse loca, sino disfrutar con lo que decides hoy"

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Tras la sesión de fotos con Magas, Belén Rueda llega caminando a una cafetería que se llama Inefable, justo debajo de la redacción del periódico EL ESPAÑOL.

Se acerca sonriente por debajo del letrero y dice “es una palabra preciosa, muy relacionada con mi nueva película”. Literalmente, inefable significa ‘lo que no se puede explicar con palabras’, y comparte etimología con fábula, fama y hadas.

Foto uno de Belén Rueda con el look cuatro

Belén Rueda (Madrid, 1965) estrena estos días la segunda película de Carlota Pereda, un drama fantástico titulado La Ermita. "No es una película de terror", relata con una energía en cierto modo sobrenatural, "es una leyenda y eso implica fantasía. Lo fantástico nos permite que la realidad y lo que ven nuestros ojos no nos limite".

Sobre su nuevo proyecto, asegura que "se trata de una película de relaciones enquistadas entre madres e hijas. Muchas veces, es engañoso lo que ocurrió. El género me fascina porque puede contar lo que no ves, y sin límite visual, no sigue un orden racional. No es una cuestión de creer o no en fantasmas, es una cuestión de que cada uno tiene su propio fantasma dentro".

Jersey de Uniqlo, pantalones de Alba Conde y zapatos de Ángel Alarcón

Foto uno de Belén Rueda con el look tres
Foto dos de Belén Rueda con el look tres

Compártalo con Magas: ¿cuál es su truco para estar siempre alegre?

Tengo mucha suerte. Trabajo en algo que me apasiona y que me conecta con los demás. A mí me gusta el contacto con la gente. Me da vida.

Pero también es mi carácter, y en cierto modo es una decisión personal. No soy de quedarme en una emoción negativa encerrada demasiado tiempo.

¿Qué palabra le gusta más para describirse a sí misma? ¿Cercana, normal, natural...?

Cercana está bien [sonríe].

Foto tres de Belén Rueda con el look tres

Con su nivel de fama, siempre ha mantenido una ‘cercanía’ casi pasmosa.

[Ríe abiertamente] Supongo que tiene que ver con mi familia, mi infancia, con mi forma de relacionarme. Eliges amigos que te bajan a la tierra.

Esta profesión te da momentos de subidón, de pensar que eres imprescindible, pero son momentos irreales. Cuando yo estaba empezando en esto, había niños que me respondían que querían de mayores ser famosos, y yo les decía 'eso no es una profesión'.

Pues hala, ahora sí que lo es. Hay una profesión que es ser famoso. Para cuando el ego se sube un poquito, he elegido a gente muy cercana que, cuando tengo momentos tontos, tengo personas que me dicen '¿qué vas a cocinar hoy?'.

La tesis de esta película es que la memoria es engañosa.

Cuando hablas de cosas que han pasado, incluso con tus hermanos, cada uno tiene su propia idea. La memoria es engañosa, aunque esté escrita, dependiendo de lo que cada uno percibió o de cuándo lo leas, cambia totalmente.

A mí me encanta el género fantástico porque puedes bucear en todas las opciones a la vez. ¿Qué ocurrió realmente? Nadie lo sabe del todo.

Nunca recordamos qué sucedió en realidad. Como actriz en La Ermita yo he hecho una Carol, pero otra mujer haría otra diferente. Todo pasa por nuestro filtro.

Foto uno de Belén Rueda con el look dos

¿El tiempo borra para bien y para mal?

Eso es. No hablar las cosas hace que cada uno vaya cambiando lo que realmente ocurrió hasta llegar a un lugar que te separa definitivamente.

Luego, hay dos posiciones extremas: arrepentirte de no haber podido solucionarlo o darte la razón, diciendo 'tenía razón, no me quería'. Lo que pasa es que muchas veces las ausencias no son físicas, porque las personas están dentro de tu mente y corazón.

En la película hablamos de cómo se puede sanar a través de otras personas. Carol tendrá una relación con una niña y de alguna manera sanará algo de sí misma como adulta que no quiere que a esa niña le pase lo mismo.

También se ve que las madres muchas veces intentamos proteger a nuestros hijos escondiéndoles cosas, negándoselas, y eso es a veces mucho peor.

Foto dos de Belén Rueda con el look dos

Jersey de Oysho, falda de Alba Conde y botas de Guess

Foto tres de Belén Rueda con el look dos

Le interesa especialmente la salud mental.

Cuando estás pasando un mal momento, normalmente, tú crees que no estás tan mal. Pero luego pasa el tiempo, pones la vista atrás y dices 'madre mía, estaba fatal'.

Una cosa es cuando lo vives y otra cuando lo reflexionas. Hoy en día, si tengo un mal momento, echo la vista atrás y digo 'vamos a ver, tienes que intentar no volver a repetir tal cosa, o esto otro te vino bien'.

Nunca se repite la misma situación, pero algo sí se aprende. Lo más bestia es la enfermedad o la pérdida de un ser querido. Cuando te pilla muy joven, como a mí me pilló muy joven, estaba enredada en la injusticia, en decir 'no puede ser, no puede ser'. Y al mismo tiempo intentaba decir 'estoy bien'.

Ahora, cuando veo a alguien en esa situación, recuerdo lo que en ese momento me hubiera gustado que hubieran hecho conmigo y eso hago.

Murió hace poco una persona muy cercana a una amiga. Según pasa, te pegas mucho a esa persona, pero lo importante es un mes después, o dos, porque en el momento de la pérdida esa persona no es consciente, en un mes es cuando sentirá la falta.

¿Habla de una decisión consciente?

Sí, te quedas anclada en el dolor y la rabia, sobre todo. Cuando me ocurrió la primera vez, tenía rabia. Me parecía el mundo injusto, feo y horroroso, pero intenté quedarme lo menos posible.

Supongo que la madurez llega cuando la resaca emocional dura menos. Se lo digo a mis hijas. No quiere decir que no tengas que sentir algo, ni que lo olvides. No lo olvidas nunca, pero no te debe impedir seguir viviendo.

¿En el amor aplica la misma idea?

Te voy a decir una cosa: he aprendido en todos estos años a estar sin pareja y a ser feliz. Todos dicen 'a estar sola', pero no, no estoy sola, estoy sin pareja, y eso es muy importante decirlo y sentirte bien con ello.

E incluso hay que saber estar contigo misma teniendo pareja. Es verdad que tenemos una cultura de que si no estás en pareja, no puedes ser feliz. Me pasaba, pero ya no.

He leído que le gusta mucho viajar.

Viajar abre la mente y hace entender al ser humano, porque encuentras muchas formas de vida.

El otro día escuché en la radio a una mujer vasca que se jubiló y, aunque todo el mundo le decía que viajar era muy caro, ella encontró un billete económico que puedes usar un máximo un año. Y se fue sola, con setenta y tantos años.

Ahora tiene ochenta y sus hijos no la dejan viajar sola. Pero ya ha conocido a tanta gente con la que habla y se escribe: no iba a hoteles, iba a hostales y a sitios donde conocer gente.

Cuando vas con pareja no te relacionas mucho. Ahora que mis hijas se independizan... ¡Nido vacío! A toro pasado, no me arrepiento de no haber viajado más, pero cuando se hicieron mayores les dije 'me están saliendo proyectos fuera' y viajar me da la vida.

Vestido y jersey de Gaudi y botas de Pons Quintana

Foto dos de Belén Rueda con el look cuatro
Foto tres de Belén Rueda con el look cuatro

LA ERMITA

Carlota Pereda es una de las pocas directoras españolas, y en esta película se retratan relaciones entre madres e hijas, todo un universo femenino.

Sí, pero si te fijas, las figuras de hombres que aparecen en esta película son muy cuidadores, el policía, el vecino, que dentro de su forma de ser está muy pendiente de la niña... Carlota es única.

Literalmente, porque hay muy pocas mujeres que dirigen género, también porque es muy creativa y tremendamente emocional, ¡aunque no lo admita!

Las personas metódicas a las que les gusta controlar piensan... pensamos [sonríe, incluyéndose] que somos menos emocionales porque lo tenemos todo controlado.

Es su madre la que cree en lo sobrenatural, usted no.

En la película sí [sonríe de nuevo]. Mi madre era muy terrenal. Mi madre en la película cree sin dudar. No así mi personaje.

¿Cómo describe su personaje?

Mi personaje es muy duro. Va siempre escondiendo media cara y físicamente se ve muy bien lo que ella siente: hay algo que ella oculta.

La mejora manera de que no te molesten los demás es ser arisca y distante. Pero no es lo que quiere en realidad.

¿Le ha aportado usted más al personaje o al revés?

En el proceso de ensayos, como actriz, le vas prestando cosas al personaje y hay otras que el personaje te presta a ti. Las dificultades que encuentras al interpretar el personaje son la clave.

Mi personaje tenía antipatía y distancia al tratar a los demás. Yo, al contrario, soy muy cercana. Mi objetivo era rebajar completamente mi ternura. Le dije a la directora 'cuando veas que me voy a blandita me lo dices'.

Estábamos rodando y decía 'Blandita, Belén'. A veces también estaba demasiado seca. Además, el personaje cambia. Ha sido muy interesante el proceso.

¿Y la pequeña coprotagonista?

Es maravillosa. Es la primera vez que hace algo. Tiene ocho años, claro. Yo soy muy maternal y tierna. Intenté que estuviera siempre a gusto.

Cuando son tan pequeños sabes muy rápido si lo van a hacer bien cuando les escuchas leer. Cuando ven palabras, mal, si imaginan situaciones es genial. Ella lo entendía muy bien desde el principio.

Foto uno de Belén Rueda con el look uno

Traje de Gaudi y manoletinas de Ángel Alarcón

Foto dos de Belén Rueda con el look uno

UNA CARRERA 360

Hay un punto de inflexión en su carrera en el que, para muchas personas, pasa usted de ser televisiva a una de las mejores actrices de este país.

He vivido muchas cosas [ríe]. Cuando yo empezaba, los actores de televisión eran de televisión y los de cine, de cine, y no tenía nada que ver. Pero somos actores.

Ahora se parece más, porque en las series hay capítulos que son como películas. Antes era multicámara, por eso tenía algo de diferente, y repetir era un dinero, ahora no.

Pero su carrera es un caso paradigmático, ha trabajado en todas las épocas del audiovisual.

No solamente está el tema de la diferencia entre televisión y cine. Yo era una mujer de cuarenta años cuando Mar Adentro se estrenó. Parece que a esa edad no había personajes para nosotras. Y era muy difícil encontrar mujeres directoras.

Ahora hay las que tenía que haber, porque estaban, pero no tenían opción. He visto muchos cambios: guionistas, directoras de fotografía...

Hace poco hice una serie, Madre, con cuatro directoras. Lo ideal sería que no tuvieras que pensar si alguien es mujer u hombre, pero hay un momento en que hay que empujar las cosas, porque si no, no tendríamos espacio.

¿Cómo ve el futuro de los cines frente a las plataformas?

En esto ha habido una evolución. Cuando teníamos el teatro y llegó el cine, se pensaba que el teatro iba a morir. No. Cambia, se reinventa.

Cuando aparece la televisión parecía que el cine iba a morir. No. Cambia, se reinventa.

Aparecen las plataformas y parece que el cine y la tele van a morir. Y no, todo encontrará su lugar.

¿Y qué opina del teatro? Acaba de protagonizar Salomé.

Sí. Para nosotros el teatro tiene algo muy especial. Yo he estado todo agosto en Mérida haciendo Salomé. Un personaje con Magüi Mira. Entre las dos, hemos creado algo muy diferente.

De hecho, la gente cuando venía a verlo decían que había una sustituta mía, ¡porque no me reconocían! Me ponían una peluca morena muy larga, y luego también por el tipo de historia que estábamos contando.

Hay personajes que son más contenidos y hay otros con los que te tiras a la piscina sin agua. Y con Salomé salió algo muy poderoso. Ella existió de verdad, no es ficción. Era bastante más joven que yo, pero el teatro te permite eso también, hacer de alguien más joven, de alguien más mayor.

De hecho bailo, y tengo unas situaciones en escena que mis hijas fueron a verme y me decían 'mamá, es que parecía que tenías veinte años'.

Foto tres de Belén Rueda con el look uno

Le gusta Meryl Streep como actriz internacional, ¿y de las españolas?

Por ejemplo, Ana Wagener, me encanta. Es maravillosa en teatro y en cine. Susy Sánchez es buenísima actriz. Hay muchas.

Está preparando un nuevo papel.

Sí, afortunadamente, cuando estaba haciendo La Ermita ya estaba estudiando el siguiente. Con Laura Jou y la productora de J. Bayona, se titula Caída Libre.

Habla de la dureza del deporte, de la gimnasia rítmica. Es un personaje completamente diferente. La directora Laura Jou quería hacer un personaje tan duro con las niñas que me costaba entender. Tan intransigente.

Había momentos en los que yo decía 'por qué hago esto'. Es un mundo que, si quieres sacar buenos rendimientos, puede ser inhumano y extremo.

¿El mundo de la interpretación puede serlo también?

Bueno, sí, puede serlo. Como tu herramienta son las emociones, y no tengas la capacidad al cien por cien de separar las emociones que estás utilizando en la interpretación de tu propia vida.

De alguna manera, tus propias experiencias las pones al servicio del personaje, pero tienes que saber dónde está el límite.

A mí me gusta cada vez que hago un personaje hablar con gente que, de verdad, está realmente en esa situación.

Más que los grandes discursos e imágenes, me interesan la cotidianidad y la realidad de las personas que pasan por esa situación.

Aunque sea una historia fantástica, me fijo en mujeres reales.

¿Diría finalmente que ha tenido estabilidad profesional?

He pasado momentos malos. De verme en la alfombra roja, sin proyectos. La gente no entiende bien que los Goya son la fiesta del cine y también forma parte de nuestro trabajo ir allí con maquillaje y tacones.

De repente, te vuelves a encontrar con gente con la que has trabajado, o no, y surge una chispa o piensan en ti para su siguiente proyecto. Si te quedas encerrada en casa, no va a venir nadie a llamarte a la puerta.

Después de la pandemia, yo tenía dos proyectos que se cayeron y, aunque se consumían muchas series y cine, hubo una crisis y te entra un vértigo terrible.

Este trabajo es inestable también porque cambias de jefe y de noventa compañeros de trabajo en cada proyecto y tienes que hacer de nuevo un estudio psicológico.

La directora y la primera actriz son las que marcan un poco el ambiente de todo el rodaje. Si tienes a un director muy tenso, esa tensión está las veinticuatro horas.

A mí me dicen que hablo con todo el mundo, pero es puro egoísmo. Si hay relax, todo el mundo hace mejor su trabajo.

¿Cómo se relaciona con el glamour de la moda?

A mí, me encanta la moda. Hay veces que no puedo entrar en decidir qué ponerme porque me visten todo el rato. Yo me visto y, en cuanto llego al rodaje, me desvisto y me visten.

Me encanta la moda, es una manera de expresarse de cada uno. Es lo que cada uno elige con su personalidad.

Antes nos marcaba mucho cómo había que ir y ahora es una forma de expresión. A los Goya siempre voy con creaciones de diseñadores españoles.

¿No le gustaría, finalmente, poder volver para atrás a algún punto?

A mí me dicen: '¿Te gustaría tener veinte años?' Ni de coña. Otra vez la incertidumbre, el trabajo, si será lo que tengo que hacer o no, la pareja, la familia... Ni hablar.

Una última duda, ¿cómo establece sus objetivos?

En una entrevista me preguntaron el otro día '¿qué va a hacer en los próximos veinte años?'. Y levanté las cejas. Tenemos una edad en la que la vida cambia de un día para otro.

¿Veinte años?… 'A la mierda', como decía Fernando Fernán Gómez. Para qué vas a gastar el tiempo pensando en el tiempo. Vivir el presente no quiere decir volverse loca, quiere decir disfrutar con lo que decides hoy.