Ganadora, entre otros muchos premios, de dos Grammys Latinos, y nominada a los Grammys 12 veces, Beatriz Luengo repite este año en los premios más importantes de la industria musical latina, que se celebrarn el 16 de noviembre en Sevilla. Pero esta vez, la cantante, compositora, actriz y productora se estrena como directora del premiado documental Patria y vida: el poder de la música.
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En él denuncia la represión del pueblo cubano a través de la experiencia de seis raperos cubanos que luchan por los derechos humanos mediante una canción: Patria y vida.
A Beatriz Luengo la conocimos por la serie Un Paso Adelante, también conocida como UPA Dance, el grupo que se formó a partir de ella y del que ella formaba parte. De hecho, cuando le digo a un amigo que la he entrevistado, inmediatamente pregunta, ¿la de UPA?
Pero Beatriz Luengo es mucho más que eso. También más que su obvia belleza, que contemplo al otro lado de la pantalla. Me mira desde Miami con una sonrisa generosa.
Menuda, guapa, sensual son algunos de los adjetivos que pasan por mi cabeza al verla. Pero solo califican su exterior y no lo más importante, su cerebro. Luengo fascina al minuto de conocerla por su gran capacidad de análisis y la profundidad. Se trata de alguien que piensa las cosas antes de decirlas, cualidad cada día menos frecuente.
En ella, todo tiene un propósito. Por eso las canciones que compone tienen una dimensión que, por muy pegadizas que sean, va más allá de la típica canción del verano. Con todo, también poseen una gran simplicidad, ya que para ella “lo más importante es comunicar, llegar al máximo de personas, pero siempre manteniendo un concepto, contando una historia que nos toque”, dice.
Lo hace con mucho arte. Ya sea con la versión-temazo feminista que hizo de la canción Hawái, de Maluma –y que el propio cantante consideró mejor que la suya– o con ese éxito que se repite en cualquier feriasdel mundo, Madre tierra, que compuso junto a su pareja, Yotuel, el líder de los Orishas, para Chayanne.
El cantante pasaba por un momento doloroso, ya que acababa de morir su madre. Por eso, decidieron transmitir en el tema lo que ella le había enseñado. El resultado es un chute de amor por la vida, imposible pensar en una mejor herencia.
Ahora, Beatriz Luengo anda de promoción de su primera película como directora, Patria y vida: el poder de la música. Un documental que impacta y llega al alma. En él narra cómo se concibió la canción Patria y vida, grabada entre La Habana y Miami, los artistas cubanos Yotuel Romero, Descemer Bueno, Maykel Osorbo, El Funky y el grupo Gente de Zona.
Tras emitirse la canción, buena parte del pueblo cubano salió a las calles pacíficamente a pedir libertad, pero fueron reprimidos con dureza por las fuerzas gubernamentales por orden del presidente cubano Miguel Díaz-Canel.
Con la canción, se llevaron un Grammy latino. Beatriz subió al escenario y su emocionante y reivindicativo discurso se viralizó. Ahora podría conseguir su tercer Grammy con este filme en el que narra la falta de libertades que se vive en Cuba. Habrá que estar atentos a lo que tenga que decir. De momento, hablamos con ella justo antes de los premios.
Lo primero que quería preguntarte es cómo nació tu pasión por la música, si esto es algo que llevas desde niña…
Pues siempre digo que tengo un sueño heredado porque a mi abuela le encantaba el flamenco y cantaba esas canciones, pero también la sintonía de los programas de radio, las publicidades, todo. Me críe en un ambiente muy musical, donde, de alguna manera, mi abuela decidió que, ya que ella no había podido hacer realidad su sueño, yo lo tenía que cumplir.
Olé tu abuela.
Sí, porque además me regaló una infancia muy divertida. Me pintaba los labios, me subía a la mesa, me ponía la Pantoja y a cantar. Esas eran mis tardes. Ahora, en esta era de las tablet, cuánto extraño lo bonito que era sentir la creatividad y la música como parte de tu diversión… Luego, con 9 años, empecé a trabajar en el circo cantando y bailando. Y hasta hoy sigo viviendo de esta profesión que, como yo digo, es un circo.
Luego te conocimos en Un paso adelante, una serie que arrasó. ¿Cómo recuerdas aquello?
Entonces yo era poco consciente de lo que me estaba pasando y no me sentía cómoda con estar tan expuesta. Después he comprendido la suerte que tuve. Todavía por la calle me recuerdan de esa etapa y me da mucha ternura. He conocido tanta gente con talento que no han tenido una oportunidad, que lo recuerdo como un privilegio. Si pudiera mirar a mi niña de 16 años, le diría, ‘chica, disfruta’.
Conociste a tu pareja, Youtuel Romero, en esa serie y lleváis casi 20 años juntos. ¿Cómo surgió vuestra conexión?
Pues yo bailaba hip hop en la escuela y me acuerdo de la primera vez que nuestro profesor nos trajo el disco de Orishas y se convirtió en mi álbum favorito. Luego, en la serie, el director me dijo, mira, entra un chico que es una banda alternativa urbana y yo decía, no me lo puedo creer, una de mis bandas favoritas.
Me dijeron, ‘está en el vestuario, vete a conocerle’. Me acuerdo que lo vi y, sé que esto suena ñoño, pero tengo que decir la verdad. Fue un flechazo absoluto. Y todavía a día de hoy, le miro, y mis amigas se ríen porque le digo ‘pero tú, ¿cómo puedes ser tan bonito?’ No tiene que ver solamente con su físico, sino con su energía.
¿Qué te da él?
Para mí es pura inspiración. Me ayuda a que me supere, me hace creer que puedo. Él es súper positivo. Como él dice, las personas positivas no son las que no ven lo negativo, sino las transformadoras. Yotuel ha sufrido tanto en su vida… Se quedó sin su papá, pasó mucha hambre, tuvo que salir con 18 añitos de Cuba a Francia, a vivir en el metro. Y te lo cuenta con felicidad. No es víctima de nada.
Eso me emociona mucho de él. Tenerle en mi vida, y, también, para mis hijos, es una suerte. Cuando le conocí, yo era muy víctima y tenía mucha inseguridad. Con Yotuel he entendido la suerte que tenemos de estar vivos, de las oportunidades que nos dan. Si quieres verte como una víctima, lo vas a hacer. Pero si quieres verte como un héroe dentro de tu dolor, lo vas a lograr también.
Esa es una lección de vida…
Totalmente. Vas aprendiendo. Yo, por ejemplo, soy muy colectiva en mi manera de pensar y me hace muy feliz. Todo lo que consigo, siento que no es un logro mío, sino que es colectivo. Y las cosas negativas que me pasan, también las miro de una manera colectiva. Por eso, lo acepto y no me siento tan mal.
Vuestra última colaboración es el documental que diriges tú, Patria y Vida: el poder de la música en el que Yotuel es uno de los principales protagonistas. ¿Cómo surge la idea de esta película?
Siento que lo que se cuenta de lo que está pasando en Cuba, está muy lejos del contexto real. En el exterior, hay insuficiencia de información. Me da mucha pena porque siento que los Derechos Humanos están por encima de cualquier cosa. El pueblo cubano es un pueblo muy silenciado, ha tenido muy poca información del exterior porque tienen Internet hace apenas cinco años, fue uno de los últimos países en tener acceso. Eso ya da una idea de la situación de las personas allá. Queríamos hablar de eso.
Yotuel tiene una canción maravillosa que dice, me fui de Cuba, pero Cuba no se fue de mí. Yo he vivido con él esa falta de libertad para volver a su país. Como le pasó a la propia Celia Cruz. La injusticia de que tu propio país no te deje regresar o que los Orishas hayan estado prohibidos durante 20 años, cuando eran los artistas más importantes de la isla, eran el icono de la música cubana y de repente no podían regresar. Como si Bob Marley no pudiera regresar a Jamaica o como si los Beatles no pudieran pisar Gran Bretaña. Por eso, siempre me ha apetecido hacer un documental sobre esas emociones.
Supongo que se precipitaron esas ganas con el éxito de Patria y Vida, una canción que se ha convertido en un himno en la isla y en medio mundo.
Sí, de repente, logramos, a través del arte y de una manera tan bonita, llegar a la gente. Hubo muchas cosas positivas en esta explosión internacional. Que reciban a Yotuel presidentes de casi todos los países para que él pueda exponer el dolor de su país. Pero han metido preso a Maykel Osorbo y a El Funky [dos de los músicos que participaron en la canción y el documental] en Cuba.
Me parece surrealista. ¿Cómo puede ser posible que en el siglo XXI te puedan encarcelar por cantar una canción que no incita a la violencia? ¿Cómo pueden condenar a nueve años en una cárcel de máxima seguridad a un muchacho por una canción?
Simplemente, porque ha generado una ola de protestas. Yo sentía que esta historia tenía que ser contada. Y define mucho lo que está pasando en la gente cubana, que han sido capaces de hacer de salir a las calles con algo tan simple como una canción.
¿Hubo dificultades para estrenar la canción?
Sí. Nos tuvimos que enfrentar a una guerra cibernética para que no se pudiera escuchar la canción Patria y vida en Cuba, hemos sufrido amenazas, a nosotros, que solo somos músicos. Si son capaces de hacer esto por una canción, imagina qué pueden hacer a alguien que quiera hacer un partido político para ser una opción al gobierno.
¿Se le permite a Cuba vulneraciones de los Derechos Humanos que en otros países se criticarían?
Creo que Cuba se mira siempre desde el ojo político, cuando debería verse desde los ojos de los Derechos Humanos. Es decir, por ejemplo, cuando a Mahsa Amini por enseñar el pelo en Irán es asesinada, el mundo entero dice, esto no está bien.
Pero cuando el pueblo de Cuba sale a la calle y [el presidente cubano Miguel] Díaz-Canel da la orden de combatir contra su propio pueblo y se ven las imágenes terribles de disparos y agresividad contra la gente que, simplemente, sale a decir, queremos un cambio, hay una especie de miedo a condenar la falta de derechos en Cuba.
¿Un silencio, no?
Sí, como de silencio. Esto es lo que me da pena. Yo siento que lo que ocurre en Cuba es exactamente como la historia de Mahsa Amini, vulnera los Derechos Humanos y hay que alzar la voz ante eso. Pero bueno, gracias a Dios también te digo que hemos tenido gente de todos los partidos políticos recibiéndonos. Desde Barack Obama hasta Biden.
En el Parlamento Europeo también hemos tenido a personas de todos los partidos diciendo lo que está pasando en Cuba es una vulneración de los Derechos Humanos. Lo que pasa que es que faltan países que todavía no se atreven ni siquiera a cuestionar lo que pasa… Pero, bueno, es como lo que está pasando en estos días con todo el conflicto de Israel con Palestina.
Es muy triste que antes de pensar si algo está bien o está mal, te fijes en si es una persona de x partido o de x país. Yo soy una persona que defiendo tantos derechos de diferentes personas que con las que simpatizo, con las que siento que no me parece justo lo que le está pasando y jamás y nunca me pongo a pensar de qué lugar se coloca. Siento que los Derechos Humanos están absolutamente por encima de todo.
¿Cómo lo hicisteis para grabar el documental, porque ni Yotuel ni tú podéis entrar en Cuba? ¿Qué recuerdas del rodaje?
Tuvimos un cámara infiltrado, que grabó todas las imágenes y que se llama Anyelo Troya. Gracias a Dios pudo pasar los discos duros a través de otra persona que, tras cruzar Nicaragua y pasar todas las fronteras, logró traernos el disco duro para que pudiéramos hacer el documenta. Anyelo fue preso el 11 de julio de 2021 y condenado a un año de prisión en su casa.
Él no se puso a perseguir policías ni a nadie de manera ilegal, estaba haciendo un seguimiento al Movimiento San Isidro, pero fue condenado igualmente. El documental hace llorar a la gente porque ves cómo las personas salen a la calle sin ninguna organización. De forma espontánea, con pantalones cortos y chanclas.
Nunca se han manifestado en su vida porque en Cuba está prohibido. Pero salen a la calle gritando ‘Patria y vida’, señoras mayores, con gente muy joven. Emociona mucho porque todos tenemos derecho a pedir un cambio. Pero acaban golpeados de una manera abrupta y tan fuerte que es muy triste.
¿Cuál es la situación actual?
Hay casi 1300 manifestantes que están presos esperando sentencia, y muchos de ellos menores de edad, más de 50. La falta de libertad y el miedo afecta a los cubanos que están en la isla, pero también a los exiliados que no pueden regresar. Como le ocurrió a Celia Cruz, una mujer que era pura vida y felicidad. Nunca la dejaron regresar, ni a enterrar a su madre. Una de las partes más tristes del documental es cuando se la ve a ella cogiendo arena de Guantánamo, porque era lo más cercano a Cuba.
La pone en un vasito de plástico y el día antes de morir pidió que la enterraran con esa tierra de Cuba. Es muy dramático no poder regresar a tu país, eso era algo que yo quería mostrar también en el documental. Mira, mi padre vivió en Suiza de niño, en esa gran emigración de españoles. Pero después pudo regresar a España. Me acuerdo mucho cuando era niña y me explicaba cómo era estar en allí.
Les trataron súper bien, ganaban más dinero, pero al final su felicidad era poder regresar a su país. Pues eso mismo es lo que le pasa a los cubanos, no pueden regresar. Ese dolor acompaña a Youtuel todo el tiempo y todos los cubanos que están por el mundo. Youtuel dice que en las entrevistas para el documental, aunque dolieran, pudo desahogarse.
En la película se rompe, porque el hecho de no poder volver es como si te robaran tu infancia, tu adolescencia, tus recuerdos, tu casa, tus amigos, tu familia… Todo.
Cuando ganasteis el Grammy latino por Patria y Vida, diste un discurso muy emotivo y reivindicativo que se viralizó. ¿Cómo lo armaste, lo llevabas preparado?
No, es lo más improvisado que me ha pasado en mi vida. Yo no iba a hablar. Evidentemente, era el momento de los cubanos y yo estaba esperando a Youtuel, guardándole el sitio con una amiga, porque ellos estaban ensayando. Entonces veo que pone ‘categoría urbana’, que era la suya.
Le llamo y me dice ‘no llegamos, estamos esperando el coche’. Y yo no puede ser, yo no sé qué decir. Y él me dijo, si ganamos, sube y habla con el corazón, te va a salir bien. Y ganamos. ¡Hasta se me cayó el teléfono de las manos y lo tuve que buscar luego!
Si te digo la verdad, si hubiera pensado el discurso, no hubiera dicho lo que dije. Porque he pasado tanto miedo con todo esto, que ni siquiera hoy estoy preparada para hablar de ello.
¿Cómo fue tu experiencia personal cuando se publicó la canción Patria y vida?
Terrible, yo estaba embarazada en mis últimas semanas cuando la canción explota y empezamos a sufrir unas amenazas que jamás y nunca imaginé. Yo solamente era compositora, pero fue un boom emocional. Yotu me mantuvo el margen y él estaba al frente. Aparte, yo no tenía que estar en primera línea porque yo no canto en la canción.
Me gustaría que nos hablaras también de tu libro, ‘El despertar de las musas’, donde te he encontrado una feminista convencida, una mujer empoderada que busca referentes…
El despertar de las musas fue como una búsqueda personal hacia figuras del pasado. Para entender por qué habíamos llegado a ese punto. Me costaba mucho pensar, por ejemplo, que la industria de la composición, las mujeres, fuéramos un 1%, o que sólo un 6% de mujeres han ganado un Óscar en música, o que sólo seamos un 10% de los festivales de los carteles de los festivales.
Entonces encontré en la música clásica en figuras como Nannerl, hermana y la maestra de Mozart. Comprendí que todo tenía que ver con que no podíamos registrar obra hasta el siglo pasado.
Pero también supe que en los orígenes de la Humanidad, las mujeres éramos líderes en la música. La música era más cercana a nosotras en nuestra sensibilidad. Saber lo nos quitaron y lo que estamos recuperando, me hizo pensar que si entendiéramos la validez del trabajo en equipo, quizá podríamos construir juntos, hombres y mujeres en igualdad.
Tú tienes mucha arte escribiendo y reescribiendo. ¿Cómo se te ocurrió hacer esa versión maravillosa de ‘Hawaii’ de Maluma?
Pues mira, porque me paso el día en sesiones de composición y siempre estoy hablando de lo importante que es el punto de vista. Soy una pesada con eso porque creo que la música es un elemento de transformación social. Para mí la música no es cualquier cosa, no es algoritmo, sino algo mucho más profundo. Entonces siempre estoy en los estudios como hablando de lo importante que es contar con mujeres en los procesos creativos porque tiene que ver con enriquecer el punto de vista.
Hay como una especie como de mensaje muy genérico y aceptado dentro de la música urbana que a mí personalmente me preocupaba, lo de la posesión, lo del tú eres mía. Lo quise sacar a debate desde un punto positivo. Como muy sarcástica, esa es mi manera de luchar en la música. Nunca fue un ataque a Maluma, al revés, me encanta. Y mi suegra está enamoradísima de él, era su salvapantallas en ese momento.
Pero agarré el personaje, como si fuera la chica de su canción, y le contesto y generamos unas versiones para Tiktok. Quería que llevar a las chicas también a empoderarse y a cuestionar que tú eres tuya, de nadie más. Subimos el vídeo a mi Instagram ¡y se hizo viral! Luego Maluma fue muy cariñoso, le preguntaron por mi versión varias veces y dijo que le gustaba más que la suya.
¿Encuentras que hay estereotipos hacia las mujeres latinas en la cultura anglosajona, en la industria musical?
Yo siento que la mujer latina vista desde el universo anglosajón es bastante diferente a lo que la mujer latina real. Por ejemplo, las mujeres españolas somos muy independientes, no nos dejamos imponer.
La mujer mexicana también es muy líder. Pero ellos no representan a esa mujer fuerte, independiente, llena de opinión. Nos muestran menos empoderadas, más sumisas. Por supuesto, siempre hablo de en general.
La industria musical sigue estando muy masculinizada, aunque tenemos cantantes súper famosas y compositoras. Pero cada vez percibo más una igualdad entre mujeres y hombres. Esto es imparable, espero.
Tú has compuesto canciones para Ricky Martin o Jennifer López. Este verano en la feria de Málaga encontrábamos en todas las casetas la canción Madre Tierra que escribiste para Chayanne, una canción muy especial que simboliza la vida y que se ha vuelto muy especial para las personas con cáncer. ¿Cómo la creaste?
Mi madre tuvo un cáncer y para mí eso ha sido el gran dolor de mi vida. Estuve fuerte durante el proceso, pero me dio un bajón luego. Y cuando nosotros hicimos esa canción fue porque acababa de morir la madre de Chayanne. En el estudio nos dijimos, qué bueno sería que él pudiera sacar este dolor hacia algún lugar. Ese es mi trabajo como compositora. Trato de hablar de algo que pasa de verdad.
No me gustan las canciones genéricas. Chayanne estaba como abierto y Youtuel, le pregunto si tuvieras que pensar un mensaje, que tu madre te ha dejado, ¿cuál sería? Y él nos contó que su madre decía que siempre que llueve escampa y siempre sonreía. Esa canción sale en un momento donde él estaba pasando un duelo, pero sentí que era como milagrosa para él.
Al escucharle en el estudio cantar, oye, abre tus ojos, mira de arriba, disfruta las cosas buenas que tiene la vida, en ese momento, se produjo la magia, como si conectara con los deseos de su madre. Pensé, ojalá produzca lo mismo en la gente. Yo siempre digo que es mi canción más importante porque es la canción más importante que hemos hecho porque se ha convertido en una de las favoritas de las personas con cáncer.
Nos sentimos súper orgullosos de ello. Y, por supuesto, también llevamos Patria y libertad en el corazón. Un canto al amor, a la vida, a la libertad, a lo bonito de la vida.
La última pregunta, ¿con qué sueñas después de haber ganado dos Grammys latinos y haber estado denominada doce veces a los Grammy, qué te gustaría lograr?
Mis metas profesionales son seguir como voy. Yo soy como los burros, voy a lo mío haciendo lo que siento que tengo que hacer y sin pensar en la dificultad. Eso es una meta personal, porque hay cosas peores que el freno de los demás: el tuyo propio. A veces somos nuestros peores enemigos.
Mis sueños son con mis hijos. Ellos aman España y a su familia española, me preguntan mucho cuándo nos vamos a vivir allí. Sueño que el día de mañana entiendan que todo esto fue para ellos, porque estamos donde podemos desarrollarnos mejor, donde el trabajo nos llama.
Mi sueño básicamente es ese, que el día de mañana siempre se sientan orgullosos de las decisiones que hemos tomado su padre y yo. Y por supuesto, la salud por encima de la salud.
Tanto es así que me da mucha risa que mi niña tiene dos años, junta las manitas para rezar y dice, ‘gracias diosito por la salud’ y nos da mucha risa. Un amigo mío dice una cosa, ¿por cuánto me venderías tu salud? No se la darías por nada, ¿verdad? Pues ya eres rica. Me parece un gran mensaje para compartir. Si tienes salud, ya tienes un tesoro en tu vida.