Charlar con María Solanas es de las cuentas pendientes que tenía conmigo misma. De conversación y lecturas inagotables, esta mujer está considerada como una de las grandes expertas que tenemos en relaciones internacionales e igualdad de género, dos vertientes que para ella son dos pulsiones, que se entrecruzan cuando miramos al mundo, más aún en estos días que Naciones Unidas nos reclama más atención si cabe para combatir la violencia contra las mujeres, desde el 25N hasta el 10D, Día de los Derechos Humanos.
Mujeres, niñas y niños se entremezclan en la conversación que mantenemos en Unicef, donde María es vicepresidenta. Me fascina su entusiasmo con el que describe la tarea inabarcable que desde la ONG se hace en el mundo con la mitad de las niñas y niños del planeta, en conflictos, hambrunas, epidemias, catástrofes humanitarias… Un trabajo que le hace sentirse una “privilegiada”.
Desde joven “tuve la suerte de querer ser peleona” y de que me dejaran serlo. Tenía como referente a su madre, ganas de libertad, y una maleta lista desde su tierra natal, Asturias. “Con esas alas que me dio mi madre” llega a Madrid a estudiar sociología y periodismo. “Me interesaba el mundo, también cómo cambiar las cosas, no solo pensar, también hacer”.
Estudiar, leer, saber, hasta convertirse en una gran conocedora de ese mundo con el que soñaba desde niña, de América Latina a Europa, del África Subsahariana al Oriente que aquí llamamos lejano y ella conoce con detalle, el Asía-Pacífico que tanto nos conecta a las dos.
Durante años ha trabajado como asesora de Política Internacional en el Palacio de la Moncloa. Un trabajo en la sombra que ella siempre llevó con la discreción que requería el cargo y que le iba como anillo al dedo, pues en su ADN está el ser discreta y generosa.
Por eso hoy la disfruto leyendo y aprendiendo con todo lo que investiga y escribe y me felicito porque me conceda esta charla deliciosa en la que me habla de ella con el pudor de quien no lo ha hecho hasta ahora. Disfruto sintiendo cuánto adora su trabajo y admiro cómo lo domina.
Así es que charlamos de liderazgos, de la desigualdad estructural, de las brechas que siguen violentando a las mujeres, de mediación, de lo que queda por hacer; recordamos a las mujeres de Afganistán, de Irán, también del trabajo conquistado… Hablamos de la vida.