Pedro del Hierro ha presentado recientemente las ocho capas de su colección solidaria ByBy, diseñadas por el director creativo, Nacho Aguayo, junto a ocho mujeres inspiradoras. El proyecto cuenta también con ocho mentoras, referentes del mundo de la prensa femenina. Son directivas con agendas imposibles, pero cercanas de trato. Al contrario de lo que sucede en la profesión en otros países, estas mujeres se llevan bien.
Hoy nos acercamos a Ana Núñez-Milara (Madrid). Es redactora jefa de El Mundo y directora de Yo Dona, pero la conocemos por los directos que hizo durante diez años en Telecinco como enviada especial en Bruselas. Por su labor, recibió el premio de periodismo europeo Salvador de Madariaga 2019. Entre sucesivas crisis, le tocó cubrir los atentados terroristas de París.
La periodista es un torrente, habla rápido, con energía. Tiene ideas claras y sólidas. Cuando duda, lo hace sin complejos. Magas aprovecha la oportunidad para preguntarle por asuntos de actualidad y por su idea de cómo debe ser una revista de mujeres. También por su mentoría a la artista Carlota Pérez de Castro.
Favorecer el microemprendimiento femenino es uno de los objetivos de la colección ByBy. Decir adiós a techos, barreras y discriminaciones, otro. El último, destinar el beneficio íntegro de la venta a uno de los 8 proyectos de impacto social seleccionados.
Usted es redactora jefa de El Mundo, directora de Yo Dona, participa en tertulias de Atresmedia. ¿Le queda tiempo para algo más? ¿Alguna afición?
Tengo demasiadas aficiones y poco tiempo para desarrollarlas. Uno de los mayores placeres es quedarme en casa sin hacer nada, leyendo. Me encanta el deporte, es el único momento en que desconecto. Viajar… Probablemente sea lo que gusta a la mayoría.
Siempre tengo el teléfono al lado por lo que pueda pasar. Quizá sea una reminiscencia de cuando estaba en Bruselas 24/7. Nunca ponía el móvil en silencio por si ocurría alguna emergencia, como solía ocurrir entonces.
Ha sido 10 años corresponsal en Bruselas. ¿Sigue corriendo tras la noticia?
Ahora un poco menos. No busco una última hora como antes, pero sí busco la noticia. Es indispensable para mantener ese carácter de actualidad y de información. Todo ese bagaje te sirve para saber qué enfoque dar a los temas que aborda la revista y qué nos interesa mostrar.
Usted se ha mostrado sorprendida por la falta de transparencia que tienen las instituciones públicas españolas en comparación con las europeas.
Es muy complicado trabajar en España. Notas el recelo de las instituciones públicas a la hora de facilitar determinadas informaciones. Tienen miedo de que se puedan utilizar en su contra. Con Zapatero era más fácil, con Rajoy fue a peor y con Pedro Sánchez hermetismo absoluto.
Siempre he dicho que el mejor ejemplo de comunicación es el del Parlamento Europeo. Tienen un servicio a disposición del ciudadano y del periodista muy útil, transparente y con verdadera vocación de servicio. Aunque en Bruselas, progresivamente, también nos han ido restringiendo el acceso a la información.
La información es más necesaria que nunca para tener debates serios fuera de ese infantilismo. Si uno no se informa, corre el riesgo de caer en las fake news. Eso sí, partimos de la base de que la información siempre es interesada y cuando hay filtraciones de una institución es porque le interesa que salga publicada.
También ha manifestado su rechazo al exceso de ruido mediático, pues relega los temas verdaderamente importantes.
Creo que ocurre en el resto de países a nivel nacional, no sólo aquí. Podemos perder un día en declaraciones sacadas de contexto y en mensajes subidos a las redes sociales. Parece que los políticos pelean por dar el titular más llamativo posible. Además, creemos que la opinión que aparece en las redes sociales es la opinión pública, pero no es así. Es una opinión minoritaria.
En Bruselas se hacía un periodismo muy constructivo, desde el diálogo, interactuando con todos los agentes. Se debatían asuntos que acababan afectando directamente al bolsillo del ciudadano y a los derechos sociales.
El ruido mediático impide que nos centremos en solucionar problemas muy graves: España es uno de los países de la OCDE con mayor pobreza, cada vez son mayores las brechas, la transformación digital va a dejar atrás a muchísima gente, el paro juvenil es demasiado alto... ¿Es que no nos damos cuenta?
En una carta editorial usted criticaba las "medidas inútiles que infantilizan los debates determinantes".
Exacto. Por ejemplo, la ley del 'sólo sí es sí' genera confusión y evita abordar los debates importantes de fondo como son evitar la normalización de determinados abusos, conseguir una verdadera conciliación laboral en este país, cuidar la brecha digital que se está produciendo, la brecha salarial…
El Ministerio de Igualdad parece una oficina de pancartas y eslóganes. Trata de imponer una única visión moral para todas las mujeres. El problema es que está manoseando tanto el término de feminismo que está provocando rechazo, cuando es una causa necesaria, social e indisoluble a nuestro pensamiento humano. O debería serlo.
¿Cómo adecúa su vena periodística de actualidad económica, social y política, a la dirección de una revista para mujeres?
Una revista de mujeres tiene que tener carácter, ser reivindicativa, comprometida y alejarse de los clichés que han rodeado a este tipo de publicaciones. Yo trato a mi lectora como a una persona inteligente e interesada en temas de actualidad. Si a eso le añades temas para entretenerte como la moda, la belleza y el lifestyle, es el combo perfecto de una revista femenina.
En su iPhone tiene una lista de temas sobre los que le gustaría reflexionar. ¿Podría decir algunos?
Muchos de ellos tienen que ver con la mujer. Por ejemplo, la prostitución me parece un tema extremadamente delicado sobre el cual no tengo una opinión clara. Hay que analizarla desde distintos puntos de vista. Lo mismo la gestación subrogada. Estamos en una sociedad en que, si no tienes una opinión inmediata, rápida y concisa sobre todos los temas, parece que no vale.
¿Qué es lo que más le molesta de la dictadura de lo 'políticamente correcto'?
Me molesta que una determinada parte de la sociedad trate de imponer su moral al resto. Me molesta que yo no pueda expresar dudas sobre temas delicados, que no se puedan criticar las actitudes o comentarios de mujer a mujer, que se valore a la mujer en vez de por sus méritos por el simple hecho de ser mujer. Nos hacemos así un flaco favor.
Hace poco, en una reunión de amigos, una persona le dijo a otra "es que parece que si votas al PP eres mala persona", y la otro le respondió "pues sí". Es duro que consideres mala persona a la mitad de la sociedad. Yo me considero una persona progresista, liberal, de centro, e, insisto, creo que con todo este ruido mediático nos estamos perdiendo lo importante.
¿En qué se diferencia Yo Dona de otras publicaciones para mujeres?
En ese carácter de actualidad. Intentamos ir a la vanguardia de los debates actuales, sin miedo a hablar. Por ejemplo, podemos ir a una cárcel de mujeres y darles protagonismo o hablar de lo difícil que es encontrar pareja a los 30 años.
Pensaba que lo difícil era encontrar pareja a los 60.
A los 30. Es un fenómeno increíble. Los códigos que funcionaban antes para encontrar pareja han cambiado. El sexo era lo último y ahora es lo primero. Esto genera muchas dudas e inseguridades.
Yo me muevo en muchísimos círculos y en todos encuentro casos. En una encuesta que hicimos salió que era uno de los principales motivos por los que las mujeres no tienen hijos. Claro, los bajos salarios y la falta de conciliación tampoco ayudan. Se habla de ello en la sobremesa, pero es problema social.
En general, noto cierta desconexión de los medios y de los que hacen política con la gente. Por eso, intento con la revista acercarme al mayor público posible. Llevábamos en este último número un tema muy curioso: el auge del Tarot.
¿Y en qué más se diferencia la revista?
Abordamos la moda de una manera "aspiracional", pero también práctica, que la lectora pueda encontrar opciones prácticas y asequibles para su día a día. También contamos cómo esta industria se está transformando para ser más sostenible, cómo está la industria del lujo, cómo los jóvenes se sienten cada vez más atraídos hacia este sector…
¿Cuánto le atan las audiencias? ¿Qué capacidad tiene para desafiarlas?
Siempre hay que tener en cuenta las audiencias. No hay que olvidar que trabajas para que te lean. Si la audiencia te da la espalda, algo estás haciendo mal. Al mismo tiempo, tienes, en parte, que desafiar la opinión de la audiencia, darle herramientas e ideas, pequeñas dosis de formación, temas o debates, para ver cómo reaccionan.
Creo que vivimos en un mundo en que todos estamos sometidos de una u otra manera a las audiencias, desde el que tiene una peluquería —la audiencia también son los clientes—, el profesor en la universidad —en este caso la audiencia serían los estudiantes—, en el trabajo…
¿Qué aconsejaría a los estudiantes de periodismo?
Sobre todo, que lean y estudien, y no sólo la prensa. Yo me he encontrado con grandes carencias de conocimientos básicos. Un buen periodista es aquel que tiene otra formación más allá del grado de periodismo o comunicación audiovisual. Para entender la realidad es fundamental una base teórica, de historia, economía, sociología…
He dado muchas charlas a jóvenes. Me encanta hablar con ellos. Pero me asusta la superficialidad de muchos. Confunden comunicación con periodismo. Quieren ser presentadores: ¿Presentador de qué? les pregunto. No saben. El periodismo no es solo saber comunicar, es sobre todo acercar al público la realidad de manera que la entiendan.
¿Un libro que esté leyendo ahora?
El gatopardo (Giangiacomo Feltrinelli, 1958), acabo de empezarlo y de terminar María Antonieta.
Como mentora de Carlota Pérez de Castro, vinculada a su vez a la Asociación Argadini, ¿qué puede aportar?
Me encanta la obra de Carlota Pérez de Castro. Es una mujer joven con talento, creativa y con unas ganas enormes de triunfar. Tiene mucho futuro. Como mentora lo mejor que puedo hacer es darla a conocer a través de la revista —ya ha salido en un número— e invitarla a participar en eventos.
A Argadini, que trabaja por la inclusión social y laboral de personas con discapacidad a través de la formación artística y cultural, también voy a intentar darle la visibilidad que merece.