En Ainhara es difícil disociar cuánto hay de la economista que es de profesión y la crack marketiniana que lleva en su ADN. De hecho, con esta vocación fue cómo empezó en su primer trabajo en una multinacional de limpieza en Estados Unidos, “aprendiendo a vender, lo mismo, un ambientador que un quita-polvo para muebles”.

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A ella le emocionaban las novedades de la compañía, la excelencia de los productos, la forma de llegar al consumidor. Ese su primer expertirse le hizo crecer en curiosidad; ¿o quizás fuera al revés? —pienso mientas escribo—. “Sin miedo, sin pereza y sin vergüenza”, se sentía viva y con ganas de comerse el mundo.

Su sello es la innovación y la capacidad para defender sus propias ideas sin desánimo. Os fascinará cómo y por qué la ficharon para trabajar para L´Oreal global desde Nueva York. Esa forma de no arrugarse le ha dado foco en las empresas y la convirtió en imparable, saltando de multinacionales de América a Europa, de Europa a Asia. Y siempre con el marketing como herramienta, me fascina.

Su curriculum es impresionante, dirigiendo el marketing desde lo más top. No puedo evitar preguntarle “¿cuánto de bien te vendes, o cuánto de bien vendes los productos?”. En la respuesta está su fórmula de negocio.

Ainara Viñaras

Hoy, en Shiseido Prestige, se ha empapado de la cultura japonesa, ha cambiado la mirada, pero aplica lo de siempre: se enamora del producto, estudia al consumidor y se alinea con él. Las dosis de pasión y la visión innovadora son permanentes. Quizás por eso conecté con ella desde que nos cruzamos la primera palabra, porque presagié que en su cabeza las ideas podrían recostarse, pero nunca descansar. Tal cual yo misma.

La charla es natural, como si fluyeran preguntas y respuestas al son de las palabras. Hay un momento en que yo le hablo de “armonía”, la palabra que define el periodo del emperador de Japón; y ella me explica las dos camelias que adornan su marca, una vertical y otra horizontal con significados que acarician el alma.

Equilibrio, ese mix del que hablamos, me parece una fórmula perfecta de vida: rodearnos de belleza, en este caso a la piel para sentirnos mejor y con esa mejoría emocional irradiar nueva luz. De todo hablamos, en una charla a media tarde en su agencia de publicidad, un lugar acogedor cuyo arte nos envuelve. La demostración de que ser muy ejecutiva no está reñido con saber disfrutar de los momentos.