Sofía tiene doce años, estudia primero de la ESO y reparte su rutina diaria entre los estudios, el deporte y la música, su gran pasión. Pese a estar en plena preadolescencia, ella no emplea horas y horas al día enganchada al móvil (aunque lo tiene), ni haciendo bailes virales de TikTok. En su habitación tampoco se escucha reguetón, ella es más de Vivaldi y Chaikovski, aunque muchos de sus compañeros de clase no tengan ni idea de quiénes son.
Disciplina, sacrificio y entrega son palabras que, pese a su juventud, esta pequeña extremeña conoce a la perfección. Enamorada del violenchelo desde niña, actualmente toca en la orquesta juvenil de Extremadura y sueña con poder dedicarse a ello profesionalmente cuando sea mayor. Ya ha conseguido varios galardones nacionales e internacionales, como el primer premio ex-aequo de violonchelo en la categoría C2 del International Mozart Competition de Viena 2022 o el London International Music Competition 2022 en la categoría Kids Artist II de violonchelo.
No puede estudiar en el conservatorio porque más cercano está a 100 kilómetros de su pueblo, por lo que se forma con un profesor particular. Luego se presentará a los exámenes de final de grado. Así lo explica su familia, que echa de menos que se incentive la música como asignatura en los colegios.
Magas ha hablado con Sofía y también con su madre para conocer de cerca su historia. Sorprende la madurez de esta pequeña artista que respondes a las preguntas con la seguridad y el aplomo de un adulto. ¿Se siente un bicho raro por amar la música clásica? "La verdad es que no", dice con rotundidad.
Sofía, ¿de dónde nace tu pasión por la música clásica?
Yo empecé a tocar el violonchelo cuando tenía seis años. En realidad me gustaba el violín, pero no había plaza ese año y decidí probar con el chelo. La verdad es que me gustó y empecé a dar clases en la escuela de mi pueblo y luego con una profesora del conservatorio de Almendralejo, Nélida López. Más tarde, a través de la Orquesta de Extremadura del proyecto Afinando seguí mis estudios con el ayudante solista de la Orquesta de Extremadura, David Varona.
¿Cuántas horas le dedicas al día?
Unas dos horas, depende del día. Por la mañana voy el instituto, por la tarde hago los deberes y voy a algunas actividades extraescolares y toco por la noche. En el colegio, intento sacar buenas notas.
Creo que en tu familia la música está muy presente...
Sí, mi padre es trompetista y mi madre también toca el piano. Ahora los dos son profesores de música en el instituto. Desde pequeña siempre he estado en contacto con la música clásica. Yo quería empezar a tocar el violín porque fui a un concierto de Ara Malikian y me gustó mucho. Y a partir de aquello surgió todo.
¿Qué te dicen tus compañeros de clase? ¿Crees que los niños y niñas de tu edad deberían darle una oportunidad la música clásica y no limitarse al reguetón que está tan de moda?
Alguna vez han escuchado los vídeos que tengo en mi canal de YouTube y les ha gustado. La verdad es que sí les animaría a oir música clásica porque tenemos que tener variedad de música para poder escuchar. Si nos quedamos solo en un tipo de música, pues sería muy aburrido. Así que yo animo a todo el mundo a escuchar más tipos de música, que lo exploren y seguramente después de escuchar música clásica, aunque suelan oir más reguetón, seguro que les acabaría gustando. Se darían cuenta de que musicalmente es mucho más rico.
¿Qué emociones te provoca a ti la música clásica?
Yo cuando doy un concierto no voy a impresionar a gente, yo voy a emocionar. Entonces siempre intento tocar lo más bonito que pueda.
¿Y qué otros tipos de música sueles escuchar?
A mí me gusta mucho un grupo de música pop que se llama Pentathonix, que son varios cantantes que a partir de canciones conocidas ellos hacen sus arreglos. Varias personas hacen las voces solitas y otros imitan instrumentos. Son sólo voces y tienen temas muy chulos. Una de mis preferidas es una adaptación de un tema de Daft Punk.
¿De mayor a qué te gustaría dedicarte?
Pues la verdad ahora no lo tengo muy claro, pero sí me gustaría dedicarme a la música y tocar en una orquesta, porque aunque como solista también está bien allí tienes mucho más repertorio. Por ejemplo, cuando toco con la Orquesta de Extremadura me lo paso superbien, conozco a muchos compañeros y hago muchas amistades. También me gusta mucho el deporte, el bádminton, así que también me podría dedicar a eso.
Actualmente tocas en la orquesta sinfónica juvenil y ya has dado conciertos.
Sí, cada 15 días así, tanto en Cáceres como en Badajoz, nos reunimos en los palacios de congresos y allí hacemos nuestros ensayos. Al final del primer trimestre, el pasado 16 de diciembre, dimos un concierto y en junio haremos otro. Además, el año pasado en el concierto de Navidad toqué de solista con la Orquesta Infantil de Extremadura, el concierto de Vivaldi en sí menor y la verdad fue una experiencia muy bonita.
Para terminar, ¿cuál sería tu gran sueño y qué mensaje le mandarías a los chicos de tu edad?
Mi gran sueño es conseguir llegar a tocar el violonchelo como mi profesor, porque le admiro mucho. Y eso supongo que me llevará tiempo... El mensaje que yo le mandaría a todos los niños que que me escuchen, es que que hagan en la vida lo que más le gustase y que persigan sus sueños para lograr conseguirlos.
Durante la entrevista con Sofía Manchado Chamizo, su madre, Teresa, escucha con atención. Ahora le toca el turno a ella, porque su visión también es importante en esta historia.
Teresa, el caso de tu hija poco tiene que ver con el enganche a la tecnología que muchos adolescentes de hoy día...
Para mí es muy gratificante. Está haciendo una actividad fuera de las pantallas de los móviles, relacionándose con más gente de manera directa, como hacíamos nosotros de jóvenes, y no sólo a través del móvil. Es una maravilla, ella tiene su teléfono, pero se conecta por la noche un ratito después de la cena para contestar mensajes de sus amigos y poco más. No está enganchada al móvil, porque tiene otras opciones que le llaman la atención y que la motivan, como es la música y el deporte. También es una cuestión de disciplina.
¿Crees que se incentiva poco a los jóvenes en el mundo de la música clásica?
Muy poquito. Tenemos que empezar a luchar en los colegios de primaria, porque yo, como profesora, veo que no se apuesta para nada por escuchar música. Música buena. Yo no te digo ni que sea clásica porque hay muchos estilos. Creo que el problema también está en que no hay formación en el profesorado en ese aspecto. Nos queda muchísimo.
En el mundo de la orquesta en el que se mueve Sofía, donde hay niños y niñas por igual, se nota poco la brecha de género.
Yo creo que no hay esa diferencia como puede haber en otro ámbito. Evidentemente, si echamos la vista atrás fue a principios o mediados del siglo 20 sí existía, sobre todo con las mujeres compositoras. Pero actualmente la época que nosotros vivimos las chicas y los chicos están al mismo nivel. Incluso yo te diría que son más chicas las que terminan sus estudios musicales.