Más allá de “ilustradora (@annsdr) y diseñadora gráfica (@Besteam.2025) que comparte en redes sociales posts sobre crecimiento personal con optimismo -sin perder el realismo-”, soy todos mis bichitos y desde luego, a día de hoy soy “yo, conmigo y por mí”, así como quiero que tú seas “tú,  contigo y por ti” antes que nadie. 

['Perfectamente imperfectas', una guía para saber qué (no) hacer para que tu relación de pareja funcione]

Solía pensar más en lo que el resto hacía y quería, en cómo podría ayudar a otros, en qué pensarían los demás, de mis acciones y decisiones, de las expectativas que tendrían en mí, en dar, ser y trabajar por parecerme a supuestos ideales, sumida en inseguridades y complejos heredados o contagiados que quizás de haber tenido unos valores y una personalidad fuerte y segura, jamás hubieran existido. 

Toda esa presión de algún modo fue trasladada en crear un caparazón de falsa personalidad, maleable y adaptable, formado por capas de parches que tapaban los últimos vestigios de quien yo era como individuo antes de dejarme cubrir por aquello que mi entorno y circunstancias creía que debía ser. 

Quizás fueran esos complejos heredados los que creyeron que era normal cuestionarme todo pensamiento propio y asumirlo como erróneo, para seguir a rajatabla los pasos que debía dar por un camino que otros ya habían caminado. Nacían los bichitos, esas voces de tu mente que dialogan sobre tu vida como si tú no las escucharas, que hacen lo que quieren contigo y frenan aquellos pensamientos que cuestionan tu incómoda comodidad. Los conocerás en el libro.

En el único ámbito en el que jamás nadie pudo quebrantar mis decisiones, gustos y personalidad fue en la creatividad. Yo era la “artista” de la familia y de la clase, a la que siempre ofrecían voluntaria sus compañeros cuando preguntaban “¿quién dibuja bien para hacer el cartel de las fiestas?”. Era con lo que más segura, feliz y libre me sentía: nadie podía decirme qué debía hacer y cómo debía hacerlo, pues en mi entorno nadie más desarrollaba su creatividad.  

Manualidades más allá de Art Attack, probar todo tipo de materiales, excursiones a tiendas de arte, cupcakes, mezclas de colores de icing sobre tartas que siempre quedaban con aspecto de dudosa confianza, pinturas de todo tipo, micrófono, tabletas gráficas, regalos hechos a mano, poemas, cuentos, decoraciones de uñas, collares, mis primeras ilustraciones quejándome de los esfuerzos de bachiller… 

Esa creatividad y ganas de probar, jugar, mancharse, crear, soñar y divertirse fueron desapareciendo conforme me adentraba en el “camino correcto”, intentaba encajar donde no cabía, mi personalidad no era mía y ni siquiera me reconocía. 

Crecía en un molde que no me pertenecía, donde siempre estuve incómoda y donde era completamente aceptada. Cuando me vi anclada en ese estado empecé a cuestionarme si esto 

era lo que me esperaba: una vida cómoda, en la que todo parece estar bien, donde hacía lo que debía y estaba tremendamente vacía, rodeada de amistades con las que hoy en día ni hablaría. 

Agradezco, como cuento en el libro, el momento en el que me topé con el concepto de “autoconocimiento” y la que lio dentro de mí, porque cuando creía conocerme–pues ya era una adulta funcional— fue cuanto más perdida me hallaba. ¿Cómo podía ser posible que hubiese perdido la pista a aquello que me hacía ser auténticamente yo, que me encantaba, con quien disfrutaba tanto y de quien estaba orgullosa? Ese pensamiento de desconocimiento absoluto de la persona que se lo preguntaba me revolvió por dentro. 

Desde ese momento comencé a interesarme en temas de desarrollo personal, crecimiento, mejora del bienestar y el autoconocimiento como base de todo lo anterior. Y el resto es presente.  Empecé a compartir aquello que aprendía a modo ilustración y texto en mis redes sociales, que pasaron de ser un perfil de humor y motivación de estudiante, a motivación y crecimiento personal para todos. 

Pasé de preocuparme antes por las necesidades y estado de los demás, algo que tenemos normalizado, a preguntarme por mí y eso abrió un melón con muchas pepitas que ir cascando poco a poco.

Entendí que no hay yo sin mí, y que si me iba a acompañar toda la vida no quería hacerlo a disgusto, tapada por todas esas etiquetas que había ido coleccionando durante mi existencia, quería hacerlo guiada por la persona que estaba debajo de todas ellas, mi verdadera yo, a quien nunca había hecho caso ni cuidado. El “cómo" te lo cuento en el libro. 

Ahora es la creatividad que me pertenece y distingue, y que voy recuperando cada día, la que me hace conectar con otros y transmitir mis aprendizajes de una manera optimista y sin perder el humor. 

En “tú, contigo y por ti” te ayudo a ver esa necesidad de ponerte a ti como prioridad dentro de tus circunstancias y adaptándote a tu situación personal. Intentaré que recuperes la ilusión de todo aquello con lo que un día soñaste y que fuiste apartado al último plano debido a la realidad del mundo actual, que parece una carrera continua donde no hay tiempo para cuestionarte si lo que estás viviendo y la persona en la que te estás convirtiendo es lo que verdaderamente quieres.  

Te quito las culpas, resentimientos y pensamientos derivados por bichitos que han campado a sus anchas por tu mente durante mucho tiempo y que te han convertido en quien no eres.

Te abrazo, comprendo y animo a llevar a cabo esos cambios que sabes que mereces, por y para ti.  Te doy herramientas, trucos y recomendaciones para reconocer tu malestar e ir transformándolo y cambiando el rumbo hacia tu bienestar. Pero sobre todo, te entiendo, abrazo y confío que tú también lo hagas. Nunca es tarde para convertirte en tu verdadero tú, vivir una vida alegre y caerte muy muy bien. Eso sí, con compasión y cero presión.