Guardo como un bonito recuerdo la época en la que leía un libro al mes. No recuerdo exactamente cuántos años tenía, pero juraría que aún no había empezado el instituto, y mi madre me llevaba a la librería de siempre a comprar un libro nuevo todos los meses. Es un recuerdo sencillo, pero feliz. Me trae paz, parece que si me esfuerzo un poco, aún puedo recordar el olor a cientos de libros nuevos esperando a ser leídos.
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Me gustaba leer, igual que me gustaba dibujar, pero dejé de hacerlo, como si de repente los días hubieran tenido menos horas, o lo que es más probable, las prioridades hubieran cambiado.
El instituto y la adolescencia fueron una época vertiginosa, una lucha interminable por encajar con los amigos, con el sistema y con lo que se esperaba de mí. A la que además, le siguieron, dos años de bachillerato y seis años de estudios superiores, así que para cuando puse un pie en el mundo laboral, yo no sabía absolutamente nada de quien era o lo que quería, y entonces fue cuando me perdí.
Sufrí una depresión
Pasaron muchos años hasta que fui capaz de llamarlo por su nombre y entender lo que había ocurrido, al fin y al cabo, yo era una chica joven, con amigos, familia, pareja, trabajo y salud, aunque estás dos últimas entre muchas comillas, y a la que, por tanto, a ojos de la sociedad, no le tocaba el boleto de la depresión. Pero me tocó, y ahí estaba, sobreviviendo amargamente como podía, sin herramientas, sin ayuda profesional y sin personas a mí alrededor que pudieran entender mi dolor.
Cuando al fin mi estabilidad económica me permitió costearme el lujo de ir a terapia empecé a ordenar todo lo ocurrido y a observar mi historia desde fuera, y así a su vez, sin siquiera darme cuenta, empecé a construir el guion del que sería mi primer libro, Fuerte y frágil (Random Cómics, 2023).
De la mano de mi psicóloga pude ver la coraza que construí durante mi infancia, cuando buscando encajar dejé de ser yo misma y dejé de hacer lo que me hacía feliz. Vi cómo me arrolló el tren de la vida adulta y se llevó mis sueños por delante, como mi primer amor me rompió el corazón y como la depresión entró sin avisar para teñirlo todo de negro. Había dejado ser yo, había perdido mi luz, y justo así, en ese mismo orden, es como lo podréis encontrar en el libro.
Hay algo que me obsesiona en todo esto, bueno, en realidad son muchas las cosas que me obsesionan y fascinan de todo este proceso, pero esta vez quiero explicaros porque mi libro se titula Fuerte y frágil para que veáis como todo en este libro tiene un porque, y, como no he dejado ningún cabo suelto en esta historia.
Elegir el titulo fue para mí una de las cosas más difíciles, no conectaba con ninguna propuesta que fuera suficientemente representativa, hasta que un día logré dejar de darle vueltas y desde la más absoluta calma conecté con un viejo recuerdo.
Como ya os he contado, de niña disfrutaba mucho leyendo, pero durante mi adolescencia dejé de leer, solo lo retomaba en momentos muy puntuales en los que estaba en calma y una novela me llamaba mucho la atención. Pues una de esas veces, hace exactamente ocho años, leí Leal de Veronica Roth y me grabé a fuego una frase que decía: “Me siento yo misma, fuerte y frágil a la vez, y me permito serlo, al menos por un momento”.
Como un destello de luz recordé esa frase que, en su momento, después de tantos años luchando me dio el permiso para dejar de fingir que era fuerte, así que lo converti en el titulo de mi primer libro, que además, de casualidad, seguía la misma construcción que el nombre del proyecto que me ha traído hasta aquí @blancoymiedo, así que encajaba perfectamente a la vez que cerraba un círculo.
Y, aun así, a pesar de todo lo que os he contado sobre mí hasta ahora, la magia más potente e importante de Fuerte y frágil reside en que no se limita a contar mi historia, cuenta la historia vital de muchísimas personas. Los años detrás del proyecto @blancoymiedo en Instagram, me han permitido compartir cientos de experiencias mientras cientos de personas me explicaban las suyas y yo las recogía con mucha atención y cariño.
Todo esto es lo que me ha llevado a escribir e ilustrar un libro que abraza a todas aquellas personas que lo leen, que se sienten solas, que la precariedad social o sencillamente sus propias emociones, le han arrebatado su luz y que ahora, o en algún momento de sus vidas, han olvidado quién eran y qué les hacía felices.
Es un libro que habla de ti, de mí y de lo que ocurre a nuestro alrededor, y lo hace con humor y esperanza, para asegurarnos de que, por mucho que puedan tambalearse nuestras emociones durante la lectura, cuando lleguemos a la última página nos sintamos en calma.