Es difícil no cruzarse, metafóricamente hablando, con Laura Caballero (Madrid, 1978). Ella misma se sorprende del éxito que le está llegando en la nueva época dorada de las series. En pocas palabras, ella es directora y productora ejecutiva de la serie Machos Alfa (2022) para Netflix, que pronto estrenará segunda temporada.
Ahora mismo está en proceso de montaje de una nueva serie, Muertos SL, para Movistar Plus, y continúa con La que se avecina para Mediaset y Amazon Prime. En paralelo, hay un hecho sorprendente más, la serie Aquí no hay quien viva sigue estando entre las diez series más vistas del catálogo de Netflix, con más de 60 millones de descargas mensuales.
Caballero se define como autodidacta. Aunque ella prefiere decir “he aprendido a leches”. Bromea con la idea de que cuando era pequeña jugaba “con la Barbie y el Ken” y ahora lo hace con “Kira Miró y con Raúl Tejón”. Hace veinte años se vio de repente dirigiendo una de las series más vistas de la televisión.
“Nuestro tío, mío y de mi hermano, es José Luis Moreno. Y claro, conocíamos el medio, habíamos pisado muchos platós de variedades, ¡pero platós de ficción no! Cuando nos ofrecieron hacer una serie de ficción en Antena 3 dijimos que sí, pero era una responsabilidad tremenda”, explica.
Recuerda “el primer día, la primer secuencia que rodé fue una junta de vecinos de Aquí no hay quien viva. Llegué al plató y les dije directamente. ‘Hola, nunca he hecho nada, soy sobrina del productor y tengo 24 años. Pero me apetece mucho hacerlo y esto puede salir bien’. Todos se volcaron conmigo. La serie fue un éxito enorme”. Al principio de su trabajo, reconoce, “no lo llegaba a disfrutar porque no controlaba mis herramientas; ahora disfruto mucho trabajando”.
En los rodajes, “yo intento siempre estar de buen rollo, porque al final como directora eres el motor de la tónica general”, señala. Sobre las buenas tomas, señala que “cuando alguien está enfadado en el plató, hasta en el montaje lo noto", relata.
En cambio, continúa, "si a los actores les entra la risa, a mí me encanta, porque de algún modo eso se trasmite. Cuando llevábamos muy poco rodando, mi hermano [Alberto] y yo escribíamos y estábamos en plató, los dos. Así que nos tuvimos que dividir. Yo sólo puedo participar en la escritura en la primera fase, cuando estamos en preproducción, luego las ideas son todas de Alberto. Ahora tenemos muchas series abiertas y en proceso”.
“Yo creo que la clave son los guiones”, reconoce Caballero como una de las claves de su éxito, “y por eso no dejamos que los actores y actrices los cambien, hay que tener claro hasta dónde poner el ‘pero’. La comedia tiene una cosa de partitura, así que yo no dejo cambiar ni una coma, ni meter una morcilla: el texto que va en guion es el que se dice en los capítulos, para que todo tenga una coherencia”.
De otras mujeres del audiovisual explica que “he aprendido mucho de las actrices mayores, de lo que me han contado de lo que han vivido. Brutal. Ellas sí que amaban lo que hacían. Puede ser más fácil llegar a la fama ahora, pero sigues notando la auténtica pasión de un artista. Gemma Cuervo, Emma Penella, Marivi Bilbao... tenían mucha pasión y disfrutaban de cada momento. Siempre que tengo un mal día me acuerdo de ellas. Tenerlas al lado te hace valorar mucho lo que haces”.
Nuevo paradigma
“Tal y como se consumen hoy en día las series en las diferentes plataformas”, explica a Magas, “empieza a ser normal que la ficción tú elijas cuando verla y cuántos capítulos. Y lo cierto es que la comedia se revisita, se ve una y otra vez, no es como el thriller, en el que cuando termina una película ya sabes quién era el asesino, no es igual. Pero, por ejemplo, Aquí no hay quien viva suele estar en el 'Top 10' de Netflix con un formato rodado en otra época, es increíble. La comedia tiene una cosa muy buena, hay quien la pone incluso de fondo o hasta para quedarse dormido [sonríe]".
Sobre el éxito de sus primeras series, entre las que también está Escenas de matrimonio, describe que “es brutal, nos siguen escribiendo de todas partes, y eso que gracias a Dios en Netflix la pueden en casi todo el mundo. Mucha gente nos dice ‘yo he aprendido a hablar español con esas series’, o ‘me ayudó en un momento difícil’, gente que te dice que se ha curado de una depresión…", cuenta.
Y añade: "La mamá de Sandra Palo nos llamó para ver si podía llevar a su familia al plató y nos dijeron que allí fue donde por primera vez volvieron a sonreír. Todo lo que nos ha regalado y lo que nos ha pasado con esas series, creo que los que hacemos comedias tenemos una responsabilidad casi social”.
Su tándem de trabajo lo completa su hermano Alberto [“otro cerebro trastornado”, dice con ironía], que se ocupa más del script. “Alberto está más en guion, primero porque es brillante y luego porque tiene menos paciencia en la parte más social y yo manejo un volumen muy grande de interacciones con el equipo técnico y artístico. Tengo una forma de producir y rodar muy colaborativa. Con muchos del equipo llevamos muchísimo tiempo y al final el ‘sí’ o el ‘no’ lo ponemos entre los dos porque lo tenemos muy claro”.
Ahora, Muertos SL [y no Muertos SA, como aparece en algunas fuentes] será la primera comedia ambientada sólo en un entorno laboral español, que casualmente es una funeraria”: para ello, han creado una serie de decorados de gran realismo “en una nave en Navalcarnero. Imagínate que cuando llegaban paquetes a la productora nos llamaban los transportistas diciendo ‘estoy en la puerta y no es una productora, es una funeraria’".
"En esta serie tratamos los problemas que tenemos todos en el trabajo, con el jefe, con los compañeros… lo único que se trata de una empresa que se dedica a algo peculiar. Espero que tenga mucho éxito, porque es una maravilla, dentro de cada producción se montan minifamilias”, explica Caballero.
Y añade que “como desde el principio hemos hecho el decorado entero, ahora mismo podríamos casi hasta cremar gente, al principio había gente del equipo técnico que les daba mal rollo, se persignaban antes de rodar, pero a todo te acostumbras. Está muy gracioso y está quedando muy bien. Y se pasa volando, lo cual es buena señal”.
Vuelve Machos Alfa
Sobre Machos Alfa explica que “ha sido un superéxito increíble. Es una serie muy gustosa, está siendo un viaje increíble desde el minuto uno, lo fácil que salió todo, las primeras conversaciones con Netflix, el casting, el rodaje, todo ha sido mágico. Y la locura que se ha creado de los fans, no solo aquí, está abriendo muchas fronteras, nos están comentando sitios que se interesan por el proyecto, con culturas y situaciones de la masculinidad y el feminismo muy diferentes”.
“Lo mejor de Machos es que abre debate”, explica Laura Caballero. Para ella, “el tema de las nuevas masculinidades en nuestro siglo era necesario verlo con nuevos enfoques, con la perplejidad de los que nos quedamos atrás, es actualidad pura. Conocemos a muchas parejas que a raíz de ver la serie han decidido abrir la pareja. ¡Y el 90% ya han roto!”, exclama.
Ha tenido muchos fans, incluso celebridades que han compartido su afición por esta serie, “gente que respeto mucho, como José María Cano, que no ve series pero que me dijo que se había enganchado. A veces cuando estás de viaje conectas con una ficción que te acompaña y eso es muy agradable. Además, creo que la comedia en capítulos de media hora es perfecta”.
Cuando rodaron Machos Alfa, confiesa, “teníamos miedo de si iba a gustar o no, porque no sabíamos si seguíamos en la vida o estábamos anclados en otra forma de series. De repente nos vimos con todos los medios técnicos, el casting que quisiéramos, con todo, casi con una alfombra roja, y era nuestra responsabilidad. Finalmente fue el casting que queríamos. En diciembre, cuando firmamos el contrato y en marzo, cuando empezamos a grabar, a todos les encajaba”.
Del rodaje de esta serie, recuerda una anécdota. “Hay una escena en la que todos se van a Denia para coger un barco y van en un coche antiguo verde gigante. Lo tuvimos que improvisar porque el coche que tenía ese personaje, que estaba previsto, tenía tantos extras de alta gama, que si le subías en el sistema de arrastre de rodaje, el sistema electrónico se volvía loco, y acabamos jodiendo el coche. Así que me dije ‘si me tengo que saltar el racord, que sea una cosa muy loca’, de ahí salió la idea del coche antiguo y funcionó increíblemente. De un problema hay que buscar algo que te aporte más que la solución”.
“Teníamos muchas ganas”, continúa, “de que los personajes femeninos fueran graciosos, porque parece que los femeninos en la comedia están para servir los chistes, y no. Queríamos que ellas se divirtieran mucho y divirtieran mucho”. Dice que “es la serie más autobiográfica que hemos hecho nunca. Cada uno de los personajes tiene que ver con alguno de nosotros. Pedro está inspirado en Alberto, que ha tenido parejas muy blogueras. Araceli fue una guionista que colaboró y se encargó de la parte de la pareja abierta. Yo me encargué de Luis y Esther porque también viví una ruptura previa. Le hemos puesto un poco de cada uno de nosotros y eso se nota”.
En su caso, “es lamentable, ¡veo menos ficción que en toda mi vida! Con el trabajo y el poco rato que me queda con dos hijos que tengo, pero soy muy disfrutona de la comedia, estoy harta de los thrillers y los hechos reales de dramas. La vida es dura, y la comedia tiene algo único que nos ayuda a vivir”, concluye.