“Si no lo puedes ver, no lo puedes ser”, es el lema que nos mueve a las 10 mujeres que, sin ser escritoras, quisimos participar en un concurso literario con el objetivo común de impulsar a las niñas para que sumen su talento para adquirir el conocimiento científico y tecnológico que necesitamos para seguir mejorando y progresando como sociedad a pasos de gigante.
Porque la ciencia nos invade en nuestro día a día y abrazarla nos ayuda a entender mejor el mundo. Además, sobre ese conocimiento podemos construir un futuro apasionante, pero para conseguirlo es necesario que las nuevas generaciones estén dispuestas a ver lo divertido y apasionante que puede ser el mundo de la ciencia.
La coordinación entre 10 mujeres con diferentes perfiles y trayectorias distintas en el ámbito profesional puede sonar complicada. Sin embargo, nos unía el hecho de ser madres y de trabajar por un propósito mayor. Los perfiles de ingenieras, responsables de operaciones, creativas, salieron a relucir en la construcción del libro como si de un proyecto empresarial se tratara.
El proceso
Si hay algo a destacar del proceso de creación de este cuento, Las aventuras en el árbol de la ciencia (Sargantana, 2023), donde cada capítulo está escrito por una mujer diferente y dedicado a una científica o tecnóloga distinta, es que no han existido egos y los papeles de cada una de nosotras han ido variando en función de la disponibilidad horaria, los asuntos personales, profesionales e incluso motivacionales.
Y, dado que contamos con muchas runners en el equipo, ha habido varias 'liebres' que se han intercambiado los papeles para que, al ritmo marcado, llegáramos todas a la meta y consiguiéramos la 'medalla' de tener un libro físico en nuestras manos.
Lo primero, para enfrentarnos al miedo del papel en blanco que dicen sentir todos los escritores, decidimos hacer una videollamada grupal en la que, en un continuo brainstorming, las ideas fueron apareciendo una tras otra para, poco a poco, ir dándole forma al eje central del cuento. En él, el lector más joven puede aventurarse junto a los protagonistas, Ana y su hermano Héctor, en las raíces de una secuoya centenaria del Sequoia National Park (EEUU).
Allí emprenderán un viaje apasionante, que los llevará a conocer las diferentes áreas que conforman la ciencia y la tecnología y les hará vivir experiencias desafiantes relacionadas con la Química, la Física, las Matemáticas o, incluso, el Metaverso, ayudados siempre por referentes femeninos en cada uno de estos campos.
Así, cada una de nosotras escribió aquella historia que nos hubiera gustado leer de pequeñas, inspiradas en cada capítulo por una mujer influyente dedicada a la ciencia, que acompañaba a los dos hermanos protagonistas de la historia a superar diferentes retos.
En mi caso, me acompañó Joan Clarke, una criptóloga que ayudó a descifrar el código Enigma de los nazis, lo que salvó muchas vidas, pues se estima que redujo la duración de la Segunda Guerra Mundial en varios años.
Y es que la criptografía es una de las bases sobre la que se ha construido la tecnología blockchain, un mundo que me apasiona y que forma parte de mi día a día, pues tengo la suerte de trabajar como responsable de operaciones en una empresa líder en el sector de la tokenización inmobiliaria: Reental.
Durante el capítulo, los protagonistas se adentran en una sala repleta de ordenadores y una explosión hace que tengan que correr hasta lo que parece un centro de operaciones, donde se encuentran con Jana, una sobrina nieta de Joan. Y, mientras ella les cuenta la apasionante vida de su tía, se adentran en el Metaverso.
Allí, cada uno elige su propio avatar y, como si de un videojuego se tratara, se enfrentan al reto de tener que descifrar un código secreto para poder salir de las raíces de la secuoya. Para conseguirlo, deberán trabajar la lógica, la creatividad y hacer equipo, cualidades esenciales para cualquiera que quiera sobrevivir con éxito en la sociedad actual.
La elección de una secuoya no se hizo al azar, ya que este árbol simboliza fuerza, longevidad, y conexión en equilibrio con nuestro pasado, presente y futuro. Las secuoyas consiguen esa majestuosidad gracias a que unen sus raíces hasta el punto de fusionarse y entrelazarse en forma de red. Una red que sustenta a familias, empresas y sociedad.
Del mismo modo, la diversidad de género entre los protagonistas enriquece la trama y refleja la sociedad que las autoras aspiramos a construir: una donde cada persona tiene el poder de contribuir al progreso.
Además, gracias a esta mágica aventura, Ana y Héctor, los dos protagonistas, encontrarán la inspiración necesaria para elegir su futuro en aquello que realmente les apasiona. Algo que esperamos también ocurra con nuestros hijos y con todos aquellos niños que quieran leer nuestro libro-cuento.
Nosotras no fuimos las ganadoras del concurso al que nos presentamos, pero estábamos tan convencidas de que habíamos conseguido crear una bonita historia que queríamos compartir con muchísima más gente, que no desistimos en nuestro empeño de que ésta viera la luz.
Esperamos que, si tienes la suerte de tener niños a tu alrededor, puedas leerla y apreciar que las pequeñas cosas de la vida son las que realmente importan y puedas darte cuenta de que ellos no tienen techos de cristal, sino una preciosas alas que se están formando, que debemos ayudar a que sepan manejar, para que les permitan volar tan alto como su imaginación, coraje y esfuerzo les dejen.