Cuando Rumeysa Gelgi (Karabük, 1997) cumplió los 18 años no solo obtuvo regalos. Durante la celebración obtuvo también una placa que reconocía un hito que ella ni alcanzaba a imaginar: por su gran estatura consiguió batir el récord Guinness de la mujer viva más alta del mundo con 1,15 metros de altura (y 102 kg). Ahora, con 27 años cumplidos este mismo mes, ya acumula cinco reconocimientos en su palmarés.
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"En 2021 me nombraron la mujer viva más alta, y el año pasado recibí también los títulos de las manos más grandes, los dedos más largos y la espalda más larga", señaló en una tribuna para The Guardian. Para Gelgi, estos títulos sirven como trampolín para su activismo en favor de la condición que sufre y que explica su extraordinaria estatura.
Gelgi estrenó el pasado 21 de diciembre el documental sobre su historia Rumeysa: Walking Tall, emitido en la plataforma Rakuten TV en algunos países (todavía no está disponible en España). En él se hace un repaso de su vida desde que era una recién nacida.
Con solo cuatro meses de vida fue diagnosticada con el síndrome de Weaver, una rara mutación genética que provoca un crecimiento acelerado y una edad ósea avanzada. Es decir, sus huesos crecen más rápido de lo normal. También padeció una hernia umbilical y una deformidad de la columna vertebral (escoliosis), dos problemas médicos por los que tuvo que pasar por quirófano a una temprana edad. A nivel mundial, Gelgi es el 27º caso global de la historia y el primero en Turquía.
Esta amalgama de problemas de salud han restringido la vida de Gelgi: utiliza a menudo una silla de ruedas y a veces se ayuda de un andador para desplazarse. La movilidad limitada (y la situación de pandemia) no permitió a esta joven de espíritu aventurero viajar en avión hasta septiembre de 2022.
Un viaje complicado, pero agradable
Su viaje requirió algunas adecuaciones logísticas. La aerolínea con la cual viajó, Turkish Airlines, ante la petición de Gelgi, decidió prescindir de 6 asientos de clase turista y colocar una camilla en su lugar en un avión abarrotado para cumplir el anhelo de la joven turca.
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"Esta opción solo está disponible para viajeros con urgencias médicas; yo fui la primera persona que la utilizó como pasajero regular", relata en su columna para The Guardian. Y añade: "Había muchos curiosos a bordo, pero me lo pasé increíblemente bien".
Ahora, esta abogada de formación vive en California cumpliendo su sueño: desarrollar una carrera en Silicon Valley como programadora web. Para preparar el salto, durante la cuarentena de la Covid-19 empezó a estudiar desarrollo web. Tal como contó en su cuenta personal de Instagram, ya cuenta con dos cursos de la Universidad de Harvard: "@cs50's Introduction to Computer Science" y "@cs50's Web Programming with Python and JavaScript".
"Atrapada en el cuerpo de un adulto"
Gelgi ha relatado a varios medios de comunicación que su infancia —repleta de cirugías, fisioterapia y un historial médico complicado— "no fue fácil". "Tras 9 meses de fisioterapia a los 5 años, pude caminar por primera vez con un andador", declaró a Guinness World Records.
Debido a su complicada situación física, fue educada en casa. "Desde que tengo uso de razón, sabía que mi aspecto era diferente al de los demás. Me sentía como un niño atrapado en el cuerpo de un adulto", recuerda en su columna para The Guardian.
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"Desde que tengo uso de razón, sabía que mi aspecto era diferente al de los demás. Me sentía como un niño atrapado en el cuerpo de un adulto. Cuando tenía seis años, ya medía 1,70 m", escribió Gelgi. Durante su infancia sufrió bullying debido a su peculiar condición.
sufrió acoso escolar durante su infancia debido a su estatura, pero no les prestaba mucha atención porque comprendió que provenían de gente ignorante. "Solía sufrir acoso, y aún lo sufro a veces. La gente hace comentarios negativos en Internet. Ganar algunos récords Guinness significa que ya no me siento tan mal como antes. Me siento orgulloso de haberlos ganado", escribió para The Guardian.
Una historia inspiradora
Con su historia, y su participación en charlas y seminarios, espera inspirar y animar a otras personas con afecciones similares para que sepan que no están solas y que todo es posible para ellas.
"Nací con unas singularidades físicas extremas", escribe Gelgi en su Instagram, "y quería que se reconocieran y celebraran tanto como fuera posible, con la esperanza de inspirar y animar a otros con diferencias visibles a hacer lo mismo y ser ellos mismos".
Gelgi es una campeona de la autoaceptación y la positividad. Quiere que la gente no solamente conozcan su enfermedad, "sino que también recuerden ser amables con las personas que son diferentes. Nuestras diferencias son las que nos hacen bellos por dentro y por fuera.", concluye en su columna para The Guardian.