La popular y televisiva periodista Sonsoles Ónega, reciente Premio Planeta por su novela Las hijas de la criada (Planeta, 2023), será la conductora de la Gala de 'Las Top 100' que tendrá lugar en el Teatro Real.
[Soraya actuará en la XI edición de 'Las Top 100 Mujeres Líderes']
Desde Magas hablamos con ella, sobre el año tan redondo que acaba de atravesar.
“Sí, la verdad es que ha sido un año irrepetible. No, solamente es un calificativo ahí lanzado como si fuera confeti, es que es verdad. Todo lo que me ha pasado este año redondea muchísimo mis dos carreras profesionales, tanto en la tele como la literaria. Así que estoy que aún no me lo creo y hay veces que me pellizco por la mañana”, asegura.
Presentadora de la Gala de Las Top 100, ¿qué supone para ti conducir este evento?
Fíjate como son las casualidades de la vida, que no es la primera vez que voy a conducir este evento porque yo ya la presenté en uno de aquellos primeros años en los que Mercedes Wullich, su fundadora, estuvo al frente. Antes de esta nueva y fantástica etapa con Magas y EL ESPAÑOL. La verdad es que me hace muchísima ilusión. Creo que es un foro muy interesante y un punto de encuentro de mujeres muy valiosas.
Creo que va a ser el típico día en el que vamos a emborracharnos un poco de nosotras mismas con la intención de que seamos capaces de contagiar a los hombres que están en la sala nuestras pasiones y nuestra forma de ver, de sentir y de entender las carreras profesionales.
Desvélanos algunas de las sorpresas que ocurrirán en el escenario.
En mi caso, que soy una mera conductora del evento, pero siempre me gusta colocar alguna semilla en el discurso y le estoy dando muchas vueltas. Pero además, vamos a tener actuaciones muy interesantes. Entre ellas, vamos a contar con la voz de Soraya, que reaparece tras haber perdido a su bebé. Me hace mucha ilusión que haya elegido este escenario para hacerlo y la arroparemos con todo el cariño, porque yo creo que solo las mujeres sabemos lo que significa perder a un bebé. Y además, muy expectante ante los discursos de las que suban al escenario.
Lo mejor en estas ocasiones, es ir a escuchar. Me da rabia tener que hablar porque preferiría sentarme en las butacas del Teatro Real y disfrutarlo, pero intentaré hacerlo de todos modos.
¿Son necesarios eventos como éste para seguir poniendo el foco en el protagonismo de las mujeres y poner en valor los logros conseguidos?
Sí, porque llevamos siglos en los que los hombres se han premiado a sí mismos, si bien es verdad que ellos no han necesitado dar visibilidad a su talento, pero nosotras sí. Y en ese sentido, este tipo de de eventos lo hace y lo consigue.
Lo que no podemos hacer es provocar bostezos, cansancio y hartazgo, pero creo que sigue siendo necesario que nos mostremos, y que nos reivindiquemos. Y eso lo hace la gala de las Top 100 sin ninguna duda.
¿Nos queda aún camino por recorrer para llegar a la ansiada igualdad?
Más que igualdad, que formalmente la tenemos, creo que todavía hay dos escenarios sobre los que debemos trabajar. Uno dentro de los hogares, donde no puede entrar el legislador y es la mujer la que tiene que diagnosticar y detectar esas partículas de desigualdad que existen, siempre existen, créeme. Y el segundo escenario, en el que tenemos que trabajar es en el del poder.
El poder sigue resultando poco atractivo para la mujer y de alguna manera habrá que cambiar o modelar o esculpir de nuevo esas estructuras de poder que lo hagan atractivo para las mujeres que no van a renunciar ni a su carrera profesional, ni a su maternidad.
Por el bien de la humanidad. Es decir, que nuestro mandado en la vida no es nada pequeño, así que creo que todavía hay que trabajar en esos dos planos.
¿Eres partidaria de las políticas de cuotas?
En esto, tengo el corazón dividido, porque yo no quisiera que una mujer estuviera solo por cuota, sino por su propia valía y por su convicción de que quiere estar ahí.
Estoy segura de que hay muchas mujeres valiosas que no optan porque le resulta incompatible con la vida familiar y ésta es la disyuntiva. Me gustaría que esa no fuera la única puerta de entrada para las mujeres.
¿Tú has sentido alguna vez un techo de cristal?
Nunca. Y fíjate que me reúno con muchísimas mujeres, pero me cuesta entender qué es un techo de cristal, porque yo no lo he tenido nunca. Y todas las oportunidades profesionales me las han dado jefes hombres con poder, y lo he podido cumplir porque he tenido parejas intermedias, mujeres que han entendido todo, claro. No pensé, ni pedí permiso para ver si podía ser madre. Simplemente lo fui. Y tampoco si podía llegar a mi casa a las diez de la noche cuando estaba en el Congreso de los Diputados. Lo hice.
He tenido la inmensa suerte y creo que ha sido aleatoria totalmente, porque tampoco era tan consciente, de poder hacerlo todo. No he padecido esos techos de cristal. Ahora bien, sé que existen y hay que romperlos. Y ¿cómo lo hacemos? Y esta es otra de las claves.
Tu novela Las hijas de la criada incide en el problema de la invisibilización de las mujeres en la industria, concretamente en las conserveras de Galicia. Dices que de algún modo con tu novela se hace un poco de justicia con todas ellas.
La situación que yo retrato en la novela iba en consonancia o en paralelo al momento histórico. En mi novela, crecen y se desarrollan en los 20, 30, 40 y en la oscura dictadura.
Indudablemente, cualquier homenaje a estas mujeres siempre será póstumo, porque entonces no se podían hacer, no se las reconocía. Pero lo importante es que se haga. No fue la intención. Pero es verdad que cuando buceas en nuestro pasado te vas irritando tu sola delante del teclado, y dices que cómo es posible.
Sin esa legión de mujeres que poblaban las fábricas, los hombres que han dado nombre a las conserveras o a la industria del mar, no habrían podido hacerlo.
¿Qué le has pedido Sonsoles a este 2024 después del año redondo?
Pues, ¡Virgencita, que me quede como estoy! Sabiendo que hay cosas que no se repetirán como el Premio Planeta. Eso que se gana una vez y se cuida toda la vida. Así que este año seguiré con la gira del libro, porque se prolonga durante todo el año y trabajando con la misma intensidad en la tele para mantener los resultados diarios, que son los que los que alimentan a todo el equipo, no solo a mí. Detrás de mi hay 80 personas trabajando.
Ahora conduces el programa 'Y ahora Sonsoles', que ha sido muy bien recibido por crítica y público, ¿es difícil hacer todos los días un programa en directo?
Pues no es fácil. Hay una diferencia sustancial con los informativos, que es mi tradición periodística. Los informativos cuentan lo que hay. En la actualidad nosotros tenemos casi la obligación de inventar cada día un programa y un programa de tarde, además, que tiene el inconveniente de que muchas de las historias ya han sido contadas.
Te obliga ha hacer el ejercicio de contarlo de otra manera, de hacerlo en la pantalla de otra manera. No es fácil, pero te mantiene alerta 24 horas al día.
¿Qué personaje te encantaría que se sentara en el programa para entrevistarlo?
La verdad es que hay muchos que me gustaría sentar a la mesa. Pero te voy a decir una cosa: Estoy disfrutando muchísimo con los testimonios de personas anónimas que tienen una historia que contar. Por ejemplo, ayer tuve una madre que tenía tres hijos con una enfermedad rara, degenerativa, sin cura. Y me impresionó. Esos relatos me enriquecen más que los de personajes con nombre y apellido.
La verdad es que te ayudan a relativizar todo lo tuyo. Dices yo me quejo porque no me ha salido bien cualquier chorrada y es que la vida es mucho más compleja.
Hablemos de tu flequillo que ha dado para mucho en el pódcast 'Arréglate que nos vamos' de Magas y EL ESPAÑOL. Esta semana la experta en imagen aseguraba a Cruz y a Charo que tu flequillo decía y escondía mucho. ¿Cuánto esconde tu flequillo?
¡Todo! Porque fíjate que es como una persiana. A mí me ayudó a combatir mi timidez en la tele. Tengo flequillo desde hace mil años.
Antes de estar en todo este tinglado de los programas, me encontré muy cómoda al descubrirme protegida de alguna manera. Así que supongo que eso es lo que esconde mi profunda tímidez aunque no lo parezca.
¿Cómo es Sonsoles cuando llega a casa y se quita los zapatos?
Hay dos Sonsoles cuando llega a casa. Una existe cuando está con sus hijos, que se produce una semana y otra no. En ese caso, es una mujer que empieza de cero porque se produce el primer encuentro con los niños a eso de las ocho y media de la tarde. Reconozco que me visto de madre, pero de madre cansada y chillo más de lo que debería.
Y luego está la Sonsoles del resto de las semanas que es muy silenciosa. Llega a casa y se destacona, se deslentilla, se pone las gafas, se retira el flequillo y trata de encontrar algo de soledad y silencio.