"Me cuesta considerarme un modelo a seguir; no soy un ser perfecto”, señala Magdalena Skipper (1969). Desde 2018, esta genetista y bióloga molecular británica es editora jefa mundial de la revista Nature, la más prestigiosa en el campo de los estudios científicos multidisciplinares. La revista que dirige ha sido recientemente reconocida por Ecovidrio con el premio a Personalidad Ambiental por su amplia trayectoria de la publicación en materia de divulgación científica y su defensa del papel de la investigación para impulsar el desarrollo sostenible y hacer frente a los efectos del cambio climático. 

Se doctoró en genética del desarrollo por la Universidad de Cambridge y al poco tiempo empezó a trabajar en Nature Reviews Genetics en 2001. A lo largo de su prolífica carrera científica ha desempeñado varios puestos de responsabilidad en Nature Partner Journals y Nature Communications. Y en 2018, se convirtió en la primera editora jefa de la cabecera en sus más de 150 años de historia, sucediendo a Philip Campbell.

Skipper pasó por Madrid para recoger el galardón en nombre de la prestigiosa cabecera. Durante el acto de entrega de los premios, Ecovidrio reconoció la firme convicción de esta científica y su trabajo en pos de la diversidad, la equidad y la inclusión en la investigación. Y en esa ocasión, puso sentarse con Magas para compartir su visión sobre el papel de las mujeres en la ciencia, los retos a los que se enfrenta y cómo inspirar a las niñas y jóvenes a que perseveren en carreras STEM. 

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Lejos de caer en tópicos desmedidos, lo primero que comenta Skipper es que durante su tiempo como editora se ha dado cuenta de que el mundo editorial "es en realidad bastante amigable para las mujeres; de hecho, hay más mujeres que hombres". Esta es una realidad que se extiende a todo el grupo editorial Springer Nature, que agrupa a Springer Science+Business Media, Nature Publishing Group de Holtzbrinck Publishing Group, Palgrave Macmillan y Macmillan Education. 

Retrato de Magdalena Skipper, editora jefa de la revista científica 'Nature'. Esteban Palazuelos Espacio Rastro Madrid

La alta tasa de representación femenina se explicaría, según Skipper, por el elevado número de mujeres que ocupan los escalafones más bajos de la jerarquía. "En las funciones editoriales de nivel básico hay bastantes mujeres", reitera.

Recuerda que cuando se incorporó a la redacción en 2001, estaba rodeada de mujeres: "Entré en un equipo en el que el 80% eran mujeres; y tras convertirme en editora jefa de Nature Reviews Genetics todo mi equipo eran mujeres". El problema más notable en relación con la representación femenina en la ciencia es que "a medida que se avanza en la jerarquía de responsabilidad se ve menos presencia femenina en esos puestos". 

¿Considera que en el mundo de la ciencia hay falta de oportunidades para las mujeres?

Es importante entender lo que entendemos por falta de oportunidades. Creo que es un concepto bastante complejo. Por un lado, las oportunidades existen porque los puestos quedan vacantes y las mujeres pueden progresar y, al menos teóricamente, acceder a ellos. La cuestión es si esas oportunidades son percibidas por esas mujeres como verdaderas oportunidades para ellas. 

Entonces el problema está en el acceso a los puestos...

Hay que preguntarse si las mujeres se sienten incluidas en esa oportunidad o vacante. Y eso depende de muchas cosas. De cosas tan simples como la forma en que se anuncian los puestos hasta el vocabulario utilizado para anunciarlo. ¿Son palabras y conceptos con las cuales las mujeres —u otros grupos infrarrepresentados— se sienten identificados?

Magdalena Skipper, durante la entrevista. Esteban Palazuelos Espacio Rastro Madrid

¿Y cuándo llegan a ellos?

Ahí surge otro problema: Celebramos a las mujeres que ocupan puestos de influencia o poder, si se quiere. Pero ¿cuántas veces nos preguntamos si realmente estamos apoyando a esas mujeres una vez que ocupan esos puestos?; ¿les estamos permitiendo prosperar y aportar lo mejor que pueden?; ¿estamos sacando esto a relucir en ellos o estamos intentando suprimirlo?

Es de suponer que para eso les hemos nombrado en ese puesto, o les hemos dado una responsabilidad determinada. 

¿Qué entiende por oportunidades de trabajo para las mujeres?

Hay que plantearse si estamos creando realmente oportunidades para que las mujeres prosperen en esas situaciones y para que sean ellas mismas o si solo queremos ver el mismo cartón recortado, pero con dos cromosomas X.

Cuando llegó a su puesto como editora, ¿qué se esperaba de usted?

Por lo general, tendemos a esperar lo mismo que hemos visto antes en un papel. Es cierto que soy la primera mujer en mi puesto, y mis predecesores eran hombres. Así que lo que se espera de alguien en este puesto se parece un poco a lo que hubo antes de mí. Comparto muchas cualidades con mis predecesores.

Por ejemplo, mi predecesor inmediato, Phillip Campbell, puso en marcha una serie de proyectos en Nature con los que estoy totalmente de acuerdo y que continúo porque creo que son absolutamente correctos. En ese sentido, sigo sus pasos. Pero hay otras cosas que hago de forma diferente. ¿Ha sido apreciado por todos? Seguro que no. Pero creo que eso es probablemente una experiencia relativamente común en este puesto. 

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Es una de las científicas más influyentes del mundo y probablemente haya más de una niña o joven científica que aspire a seguir sus pasos...

Me cuesta considerarme un modelo a seguir. Mi idea de un modelo a seguir es una especie de perfección distante de algún tipo, y ciertamente no pienso en mí misma como tal. Para cualquier persona es importante tener varios referentes, y no uno solo. Lo que sí imagino es que pueda ser una inspiración, por las responsabilidades que tengo o mis acciones.

Estoy muy contenta y dispuesta a compartir mi historia, mis anécdotas, a apoyar a los jóvenes en general, ya sean mujeres u hombres, pero en particular a las mujeres. También a dar consejos, en la medida en que pueda, siendo consciente de que los consejos se pueden tomar o dejar. 

Magdalena Skipper comparte su experiencia al frente de la revista 'Nature'. Esteban Palazuelos Espacio Rastro Madrid

¿Qué queda por hacer para integrar adecuadamente a las mujeres en la ciencia?

Por desgracia, mucho. Estamos asistiendo a un gran aumento del interés de las niñas y las jóvenes por las ciencias. Sabemos que muchas más mujeres de todo el mundo se interesan por las ciencias en el instituto y la universidad. Sin embargo, se pierden por el camino.

Creo que la clave está en el apoyo apoyo y la creación de un entorno adecuado en el que una diversidad de individuos se sientan cómodos. Nunca hay una sola manera de hacer algo; siempre hay muchas maneras. Y así, a medida que los individuos que están infrarrepresentados en una profesión como la ciencia, terminan entrando en ella.

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¿Quién se debe encargar de ello?

Nosotros, colectivamente, debemos crear el espacio para que encuentren el camino. La comunidad científica es bastante conservadora en el sentido de la forma en que se establece.

Si se piensa en la progresión profesional en la ciencia, al menos en la ciencia académica, no ha cambiado desde hace décadas. Haces el doctorado, y lo bien que te va, en general, depende del contexto del laboratorio en el que estás y de tu supervisor; luego pasas a hacer un posdoctorado.

No deja de ser una progresión profesional piramidal en la que se depende mucho de las personas con las que se trabaja. Ahora que la ciencia es cada vez más colaborativa, depende del compañerismo de aquellos con los que se colabora.

¿Cómo se consigue ser un científico exitoso?

Cuando yo estaba en el laboratorio, hace ya mucho tiempo, había una definición muy clara del éxito en la ciencia, y era establecer tu propio laboratorio en un entorno académico. Todo lo demás era un fracaso. Según esa definición, fracasé.

No obstante, según mi propia definición (formada a lo largo de mi trayectoria) en realidad he tenido éxito. Siento que la contribución que hago hoy a la investigación es mayor de lo que habría sido si hubiera seguido en la investigación activa. No es una afirmación categórica, es simplemente mi punto de vista.

Plano de las manos de Magdalena Skipper. Esteban Palazuelos Espacio Rastro Madrid

¿Cómo se supera este dictado?

Tenemos que ser más imaginativos e inclusivos de lo que significa el éxito y cómo definimos el fracaso. Las mujeres, por ejemplo, pueden estar menos interesadas en dirigir un laboratorio como individuo.

Es más, puede que estén más interesados en una forma de trabajar más colaborativa (o puede que no). Sea como sea, tenemos que estar abiertos a ello. Los hombres pueden estar más interesados en una forma de trabajo más colaborativa. 

Además de los cambios en relación con la representación femenina y la definición del éxito, ¿qué otras dinámicas diferencian a la ciencia de hoy con respecto a la de hace unos años?

La ciencia es cada vez más compleja y se basa cada vez más en los datos. Y a medida que se analiza más información, estamos viendo la necesidad de mayores esfuerzos de colaboración.

Si nos fijamos en los artículos científicos, tienen muchos más autores. Hace 30 o 40 años, teníamos muchos más artículos de un solo autor o quizá de un par de autores. Ahora, es más raro ver eso; quizá tengamos uno al año o algo así.

Es una oportunidad para una mayor inclusión y colaboración. El problema está en que a veces no sabemos muy bien cómo estar de acuerdo y cómo dar crédito a todos los individuos que han contribuido a un documento.

Magdalena Skipper, editora jefa de 'Nature'. Esteban Palazuelos Espacio Rastro Madrid

Entonces ve la colaboración como una oportunidad, a pesar de todo...

Es una oportunidad para que los investigadores individuales se nutran de otros enfoques. Si colaboras con quienes tienen una perspectiva diferente, quizá plantees las preguntas de otra manera.

En realidad puedes ganar mucho más que si trabajas con alguien que siempre está alineado contigo y piensa igual que tú. Así que hay mucho que hacer en la comunidad en la forma en que la comunidad está estructurada y la progresión de la carrera. 

¿Qué balance realiza de la situación de las mujeres en la ciencia?

Queda mucho camino por recorrer. Se están produciendo cambios interesantes en la comunidad. Y si prestamos atención a esos cambios y los apreciamos, quizá encontremos la forma de hacer que la investigación sea más integradora y, por tanto, más interesante y abierta a las mujeres y a otras personas que tienen una perspectiva diferente.