Apenas unas horas antes de que Candace Bushnell hiciera suyo el escenario del London Palladium, las más de dos mil localidades estaban vendidas. Londres es la quinta parada de True Tales of Sex, Success and Sex and the City, el espectáculo unipersonal de la fuente de inspiración de la mítica serie Sexo en Nueva York, una puesta en escena que llega a Europa para emprender un intenso tour por varias ciudades del Reino Unido. Una función en cada lugar, hay que resaltar.
Hace unos tres años la columnista, periodista y autora de bestsellers armó con un equipo este show con el que tuvo un éxito rotundo desde que se estrenara en Nueva York. Desde entonces Bushnell viene llenando los teatros, y es que ¿cómo perder la oportunidad de ver en vivo a la verdadera Carrie Bradshaw?
En este espectáculo de hora y media, narra sobre los orígenes de Sex and the City, la creación de su alter ego Carrie, cómo surgieron Miranda, Samantha y Charlotte, la verdad – o media verdad— detrás de la figura de Mr. Big.
Pero Candace también habla sobre su vida. Desde su llegada a la gran ciudad en los 70 hasta sus malabares para afianzarse como escritora, la muerte de su madre, su doloroso divorcio, los efectos de la menopausia al sexo antaño y ahora, hasta cuenta de sus aventuras con hombres de todas las edades a través de las apps de citas en línea, subrayando que esto lo hace con ahínco a sus 65 años. De hecho, en el diario The Guardian contó que estuvo saliendo al unísono con un hombre de 21 y otro de 91.
Sobre el escenario, en una escenografía que recuerda a la mítica serie, con los Manolos como coprotagonistas (valga decir que cada par le pertenece) y un sofá fucsia con detalles dorados en el centro de la puesta en escena, Candace se explaya en anécdotas de todo tipo, las buenas y cómicas, como otras no tan agradables porque como decía recientemente en una entrevista "hablo de los altibajos, de los fracasos, porque es lo que te hace humana". Qué pertenece a la realidad y qué a la fantasía de la escritora, es parte del juego de su propia autoficción.
Adiós, Nueva York
Candace Bushnell ya no vive Manhattan, sino en Sag Harbor, un pintoresco y tranquilísimo lugar – parte de los Hamptons - de casi 2.400 almas y con un ingreso per cápita de muchos ceros a la derecha. No es amiga íntima de Sarah Jessica Parker, aunque tiene su número y de vez en cuando se envían mensajes. Y sí, su obsesión por los zapatos es genuina, le viene desde su infancia cuando a causa de una debilidad en los tobillos tuvo que llevar calzados ortopédicos.
Sin el ingenio y desparpajo de Candace no hubiera existido Sexo en Nueva York y por ende no se hubiera generado un sacudón al movimiento feminista en los 90. Mucho se ha discutido de la tibieza de la serie frente al feminismo, cosa que hasta la misma Bushnell ha lamentado, y más tomando en cuenta que creció en medio del sexismo y patriarcado de los 60, contra lo que se rebeló desde muy temprano.
"Siempre he intentado mostrarle a las mujeres una manera diferente de pensar", afirmaba en una entrevista con la BBC, "en todo caso contraria a lo que la sociedad y el patriarcado nos impone en cuanto a cómo deberíamos pensar, hacer y hasta sentir, de alguna manera quise cambiar el mundo para las mujeres a pesar de que no tenía ni la más mínima idea de cómo lograrlo", resumía sus intenciones de vida la autora de los multiventas Sexo en Nueva York (1996) y 4 Rubias (2002), así como de los más recientes Is There Still Sex in the City? (2019) y Rules for Being a Girl (2020).
Por muy liberal que luciera aquel canal de TV por cable que impulsó la serie, la cual hizo añicos el estigma de la sexualidad femenina, los creadores de Sex and The City fueron cautos, aunque en cada episodio a lo largo de las seis temporadas procuraron dar bombazos, bien en toda regla, bien discretamente. Luego vendrían las dos películas y la secuela – en mi opinión poca satisfactoria – And Just Like That, pero esa es otra historia.
Tenemos que situarnos en la época. No tan remota, pero eran otros tiempos. Sexo en Nueva York empezó a emitirse en 1998, cuando las comedias románticas dominaban el panorama audiovisual y a casi veinte años de que se produjera el movimiento #MeToo.
Cuando se transmitió la última temporada en 2004, definitivamente las mujeres que vimos y vivimos la serie sentimos que nuestro mundo y nosotras ya no éramos las mismas de antes. Muchas nos vimos reflejadas en los temas que planteaba la serie a través de Carrie (Sarah Jessica Parker), Charlotte (Kristin Davis), Miranda (Cynthia Nixon) y Samantha (Kim Cattrall).
Candace había encontrado la manera de romper con el sexismo y el patriarcado, y por ende de demostrarnos que era posible romper con esas estructuras.
A sus 65 años, justo la edad en la que la sociedad aún se empeña en desactivarnos, anularnos y silenciarnos, Candace Bushnell continúa intentando cambiar el mundo para las mujeres. Y lo hace con sus herramientas: publicando libros, en unos meses en un reality show sobre ligar a partir de los 50 años, y en estos días sobre el escenario con True Tales of Sex, Success and Sex and the City, donde con la gracia e ingenio que le caracteriza hace llegar lo que ha convertido en su propia filosofía de vida: "Se trata de ser tu propio Mr. Big, en lugar de emprender su búsqueda".