Han pasado 43 años desde una fecha que está marcada a fuego en la historia de España y que fue clave en la transición. El golpe de Estado fallido que perpetró el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero tuvo como protagonistas involuntarios a un nutrido grupo de diputados que quedaron secuestrados en el Congreso. Entre ellos, algunas mujeres que conformaban el nuevo panorama político de España con una prensencia aún mayoritaria de hombres.
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La actitud paternalista de los golpistas quisieron dejarlas salir del hemiciclo aquel 23 de febrero, pero ellas se negaron: no querían ningún trato de favor y permanecieron al lado de sus compañeros durante las interminables horas que duró el cautiverio. Solo una abandonó su escaño, Anna Balletbò, pero no por capricho sino por su avanzado estado de gestación, embarazada de gemelos.
El resto, permaneció: "Nos dejaban salir por ser mujeres y nos negamos; teníamos más dignidad que miedo". Esas son las palabras de una de las diputadas presentes aquel día, Elena Moreno. Ella fue una de las protagonistas, junto a otros nombres relevantes como Soledad Becerril, María Teresa Revilla o Ludivina García.