Proyectada en la Sección Oficial fuera de concurso, La mujer dormida, de Laura Alvea, fue una de las sorpresas del reciente Festival de Málaga. Se trata de una sorprendente película de factura clásica pero que esconde varias giros de guion, de mucha actualidad, que te van pegando a la pantalla.
En la terraza del hotel AC, tomada por gentes de medios y agencias de comunicación en un caos aparentemente controlado, las dos protagonistas de la película, Almudena Amor y Amanda Goldsmith, se unen a la directora del filme en una entrevista a tres en la que lo primero que piden es, sin dudarlo, que no se destripe la trama. Y es que esta es una de esas películas que recomendarías a cualquier amigo. Pero, si tienes buen corazón, no le contarías absolutamente nada.
"Es complicado hablar de ella, lo reconozco", afirma Laura Alvea entre risas. La mujer dormida cuenta la historia de un trío formado por Agustín (Javier Rey), escultor y marido de Sara (Amanda Goldsmith), una pintora en estado vegetativo tras un intento de suicidio.
A ellos se une Ana (Almudena Amor), una auxiliar de enfermería contratada para cuidarla, que no tarda en sentirse atraída por su jefe; y él por ella. Sin embargo, la joven pronto comienza a vivir inexplicables fenómenos paranormales que parecen creados por la misma casa en la que viven. Pese al miedo que siente, decide luchar por su amor.
Una directora versátil
Ganadora del premio Asecan-Josefina Molina 2022, Alvea es una interesante cineasta que comenzó como guionista; algo de lo que no se ve capaz de desprenderse. Por eso, cuando le llegó el guion de La mujer dormida, un thriller de suspense que le recordaba a algunas de las películas que le habían hecho amar el cine como Rebeca o Vértigo, no lo dudó. "Supe que quería rodarla", asegura. Además, tenía un toque sobrenatural que le fascinó. "Soy amante del cine, del cine en general y del cine de terror y del cine de género en particular", confiesa.
Prolífica directora, Laura en su haber cuenta con títulos de cintas como Ánimas o The extraordinary tale, el documental Fernando Torres: El último símbolo, o la serie La chica de nieve. Sus colaboraciones con plataformas como Netflix o Amazon Prime son habituales. "Le están dando muchísima vida al audiovisual, pero también en concreto en cuanto a la diversidad. Estamos viviendo una época maravillosa", indica.
Más mujeres al mando
Los primeros referentes que cita Laura Alvea eran directores como Alfred Hitchcock, Brian de Palma o Stanley Kubrick. "Veía sus películas de niña y me fascinabas. Ellos me hicieron enamorarme del cine", recuerda. Pero, en la nueva ola de cine de terror, cita además nombres de directoras como Jennifer Kent, que firma The Babadook, o Julia Ducournau, autora de Titane.
"Cuando comencé es cierto que la mayoría de nombres de directores eran masculinos. Por eso, siempre te da un subidón ver que cada vez somos más mujeres las que hacemos películas y creo que sigue siendo muy necesario", asegura. Pero también recalca que "me gustaría que hubiera un momento en el que lo de menos fuese el género y que lo interesante fuera siempre el tema que desarrollamos en nuestra película".
El mayor horror es la realidad
Aunque la directora sevillana asegura que su nueva obra es más un thriller psicológico, de suspense e intriga, también esconde su parte paranormal. Para crear el mayor terror posible, Laura Alvea suele mirar hacia la realidad. "Para mí siempre es lo que da más miedo, lo real", confiesa esta enamorada del género. Por eso, para encontrar lo más escalofriante en La mujer dormida ha puesto el foco en las relaciones tóxicas y en las manipulaciones psicológicas. Mucho de eso, de amores enfermos, hay en su película. Pero también de amor del bueno y de esperanza.
Sin embargo, poco se puede contar sin destripar uno de los finales más hermosos y luminosos de una película de suspense con toques sobrenaturales que se han visto. Eso sí, toca permanecer pendiente de la pantalla todo el tiempo, y evitar spoilers. Porque la trama del filme gira, se retuerce y sorprende a cada rato, hasta llegar a su potente desenlace. "En esta película, la conversación más interesante se produce después de verla", señala Alvea, "en cuando se genera el debate".
Las actrices y la directora sonríen cuando les comentas las sorpresas que da la historia. "A mí me ocurrió igual con la primera lectura de guion. Pensaba que me estaban contando una cosa y a las pocas páginas descubría que era otra, para luego ser una distinta", reconoce.
Para crear su personaje, Almudena Amor, la ganadora de un Goya como actriz revelación por El buen patrón, aprendió de una auxiliar de enfermería que también dio clases a Javier Rey. "Queríamos cuidar cada detalle", explica Alvea, que reconoce que ensayaron muchísimo. Eso ayudó a generar la profunda conexión que se percibe entre los protagonistas.
Algo parecido le ocurrió a Amanda Goldsmith, la actriz que interpreta a la mujer del protagonista, que descansa en estado vegetativo… o quizá no tanto. Ella también se ha preocupado mucho de cuidar los detalles. Solo que en su caso lo hacía desde la falta absoluta de movimiento. "Crear un personaje que no se mueve es complicado, un reto", admite, "sobre todo cuando a tu alrededor no paran de ocurrir cosas".
Por eso, Goldsmith apostó por meditar para darle vida a su personaje. "La meditación me ayudó a mantener la calma y la relajación, aunque estuvieran gritando a mi alrededor", indica.
Por su parte, Amor confiesa que se enamoró del guion nada más leerlo. "Me gustaba mucho la historia, conectaba con ella. También me encantó el final. Y sentí que tenía algo como persona y como actriz que aportar. Además, el arco de mi personaje es increíble", cuenta.
Y añade: "Me ayudó a la hora de decidirme que fuera un proyecto con mujeres tan potentes. Me dije, quiero ser parte de eso". De hecho, señala que notó una cierta mirada femenina en el proyecto. "Creo que por eso conecté con la historia y, como mujer, me despertó el sentimiento de querer participar. Me tocó la historia, sí", confiesa. Una película que habrá que esperar hasta el 31 de mayo para ver en cines.