"Me tiene feliz. Este libro me tiene muy feliz". Estas son las primeras palabras que brotan, casi incontenibles, de los labios de Isabel San Sebastián (65 años) al preguntarle por su última novela. No es para menos. La Temeraria ya se ha posicionado como la segunda más vendida en La Casa del Libro, está entre las cinco mejores de El Corte Inglés, y es uno de los grandes éxitos de Amazon. "Vamos por la segunda edición en menos de una semana", celebra la escritora.
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La novela está basada en la vida de la reina Urraca I de León (1081-1126), la primera de España y de Europa en ejercer el cargo por pleno derecho. El martes, 30 de abril, tendrá lugar la presentación oficial del libro, de la que se encargará la presidenta de la Comunidad de Madrid. "Le he pedido a Isabel Díaz Ayuso que lo presente porque estoy segura de que será la primera presidenta de pleno derecho en España". Y nadie mejor que la primera presidenta para presentar a la primera reina.
La reina resiliente
Una reina que, si hubiera sido por la propia Isabel San Sebastián, no hubiera pasado a la historia bajo el calificativo de 'La Temeraria', sino como 'La Resiliente' por su fortaleza para aguantar todas las adversidades que acontecieron durante su reinado. Entre ellas, su propio marido, Alfonso I de Aragón (1073–1134), que intentó arrebatarle el trono, maltrató y abusó de Urraca, como la propia reina dejó documentado. Ella y solo ella. Porque las crónicas de la época no retrataron esa parte de la historia.
De hecho, precisamente esa ha sido la razón por la que San Sebastián ha escrito la novela, para "compensar toda la misoginia y el machismo que ha tenido que soportar Urraca en vida y por parte de la historiografía".
Este libro, que tan buen sabor de boca ha dejado a su autora, es todo una declaración de intenciones, una apuesta por las mujeres empoderadas que han desaparecido entre pergaminos y facsímiles, y una mirada humana, cariñosa y de admiración de una de las mayores referentes de la novela histórica hacia una de las grandes reinas de todos los tiempos.
De estos tiempos, de los pasados y de los futuros, hemos hablado con Isabel San Sebastián. Desde los detalles más recónditos de su nuevo libro hasta la última hora de la actualidad política. Sus respuestas son tan críticas como de costumbre. Tan apasionadas como en sus novelas.
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La historia está narrada a través de la mirada de la doncella de Urraca, que es también la tuya. ¿En qué parte del proceso de escritura decidiste que iba a ser así?
Desde el principio porque pronto me di cuenta de que a esta pobre reina le habían despedazado. Pensé en hacerlo con un poco de cariño y de complicidad, ser la mirada de una amiga. Tanto es así que escribí la nota de autor antes de empezar la propia novela para alertar al lector de que esta es una historia sobre Urraca que está basada en documentos, pero que no pretende dar cuenta exacta de lo que dicen sino de mi propia mirada. Una mirada indulgente para compensar tantos siglos de descalificación sistemática por el hecho de ser mujer.
Hablando de calificativos, has dicho que, si tuvieras que cambiar el apodo a Urraca, le llamarías 'La Resiliente'. ¿Y a su marido, apodado 'El Batallador'?
Batallador fue, de eso no cabe duda, porque conquistó grandes territorios. Pero como hombre y esposo fue un maltratador. Fíjate cómo ha sido de injusta la historia en el juicio de hombres y mujeres, que Urraca ha pasado a la historia como 'La Temeraria', como una inconsciente. En el caso de él, que cometió tan grandes errores, la historia se fijó en lo que mejor hizo, que fue batallar y reconquistar, y llegando a nuestros tiempos como 'El Batallador'. Ella, lo peor. Él, lo mejor. Una demostración muy clara del machismo y la misoginia que ha caracterizado la mirada de la historia sobre hombres y mujeres.
Las crónicas del momento no fueron justos con la reina. ¿Con qué otras mujeres silenciadas de la historia podría asemejarse la reina Urraca?
Con ninguna. A cualquier otra mujer equiparable a ella se le han dedicado películas o libros. Urraca es un caso prácticamente único. Es primera reina de España y Europa, y a la que se condenó a la damnatio memoria. Se corrió un tupido velo sobre su reinado y lo que se dijo fue prácticamente todo malo. Urraca es un caso único y de ahí mi interés por rescatarla de esta maledicencia y de este olvido, de devolverle ese cariño que se le negó sistemáticamente en vida.
En la actualidad, ¿crees que hay mujeres o colectivos silenciados?
Hoy en día sigue habiendo muchas muestras de machismo en la sociedad, pero nada que ver con el siglo XII. En Occidente no tanto, pero en el mundo islámico hay incontables ejemplos de mujeres muy valiosas absolutamente silenciadas y juzgadas por el dominio masculino.
Yo creo que las mujeres políticas son juzgadas con mucha más severidad que los hombres. Una mujer con poder sufre un nivel de escrutinio mucho más severo que un hombre. Urraca en eso fue una pionera y lo pagó carísimo. Mucho más caro de lo que lo paga hoy una mujer en nuestro mundo. En el mundo islámico están en una situación parecida o peor que España en el siglo XII.
Sin embargo, a pesar de ese escrutinio, Urraca dijo que quería tener amantes como hacían los reyes varones, y los tuvo...
Fue de una valentía extraordinaria. De hecho, falleció durante el parto de un hijo que tuvo con uno de esos amantes. Concretamente un 8 de marzo del año 1126. ¿Tú te crees que el feminismo actual ha reivindicado alguna vez a esa pionera? Es que está olvidada. Ni la conocemos.
Yo, según me iba adentrando en su vida, me di cuenta de que su reinado fue un verdadero infierno y aún así lo defendió. Y no se fue a pensar si merecía la pena seguir o no.
Hablemos de actualidad. En las próximas décadas veremos una nueva generación de princesas en Europa porque, a excepción de Christian de Dinamarca, todas las herederas son mujeres. ¿Qué cabría esperar de esta situación nunca dada hasta ahora?
Yo quiero ser optimista y pensar que la llegada de esta generación de mujeres a los tronos europeos va a traer otra mirada. Más emotiva, más humana, menos ambiciosa y más generosa. Pero no creo que haya grandes diferencias.
Vivimos en un mundo democrático en el que se van recortando las diferencias aunque siga habiendo matices. A mí me parece que una de las cosas que más humaniza a las personas es la maternidad. Creo que eso puede aportar más sensibilidad y capacidad de empatía. La educación y la visión cada vez son más homogéneas.
¿Qué futuro le auguras a Leonor como futura reina de España?
Un futuro largo y venturoso porque me parece una princesa absolutamente prometedora, muy bien educada y formada, y con una actitud ejemplar en todo lo que ha hecho hasta ahora. Incluso es guapa, lo cual en la vida ayuda aunque esté mal decirlo.
Es una chica normal, sencilla, que representa perfectamente bien a la gente de su generación. Va a ser la primera reina constitucional que tengamos en España. Estoy segura, creo y deseo que va a ser buena reina. Suponiendo que le dejen claro, que quienes quieren cargarse la monarquía no consigan ese propósito, que también lo espero y lo deseo.
Si Pedro Sánchez decide no seguir en el cargo de presidente del Gobierno, podríamos estar a las puertas del mandato de la primera presidenta del Gobierno. ¿Estamos preparados para ello?
Sí. Claramente España estaría preparada. Sería una presidenta interina, no avalada por las urnas sino por un acontecimiento un poco insólito que yo creo que no se va a producir. Pero yo creo que España está sobradamente preparada para tener una presidenta del Gobierno. Es más, creo que la va a tener muy pronto. A mí me va a presentar la novela el martes 30 de abril Isabel Díaz Ayuso, a quien le he pedido que lo haga, porque estoy segura de que va a ser la presidenta de pleno derecho del Gobierno de España. Y nadie mejor que la primera presidenta para presentar a la primera reina.
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¿Crees que el hecho de que gobierne una mujer será determinante para que el país tome un rumbo u otro?
No creo que sea derminante. Probablemente cambie algo: los horarios absolutamente demenciales de trabajo y de vida que tenemos en España, que van al contrario de lo que impera en el resto de Europa y son incompatibles con la conciliación. Ojalá se demuestre un poquito de sensibilidad en ese tema.
Hay una cosa que es de lamentar: para superar siglos de prejuicios y de discriminación en este mundo de hombres, hemos tenido que adaptarnos a las costumbres masculinas. Nos hemos masculinizado mucho más de lo que ellos se han feminizado. Lo cual significa que no creo que vaya a haber grandes cambios. Serán sutiles, pequeños matices. Ojalá ese proceso se vaya revirtiendo. Espero que algo se note y para bien.
Volvamos a tu libro. Empieza diciendo "¡Malditas mujeres, hijas de Satanás!". ¿Qué hubiera sido de la historia si hubiera habido una ley de violencia de género como la actual?
Yo no estoy de acuerdo con la Ley de Violencia de Género de ahora. Me parece que la presunción de inocencia es una conquista democrática fundamental a la que no podemos renunciar. Hay que combatir la violencia de género sin duda, pero no culpando de antemano a cualquier hombre que sea objeto de una denuncia.
La violencia contra las mujeres empezó a ser objeto de censura social hace poco, diez o veinte años. Si esa censura pública se hubiera ejercido desde el principio de los tiempos, evidentemente, no habría ninguna mujer maltratada a día de hoy. Las leyes contra la violencia deberían cambiar, no para hacerse menos duras contra el maltratador, sino para asegurarse de que le castigan a él y no a ningún inocente. Hay que insistir por tierra, mar y aire en que la violencia es injustificable siempre, y más en el ámbito del hogar.