Elegía a Victoria Prego: su recuerdo a través de otras 11 grandes periodistas
Profesionales de la comunicación homenajean a su compañera, que deja con 75 años un legado irrepetible en la historia de la prensa española.
1 mayo, 2024 19:28Una elegía se escribe pronto. Una vida se tarda mucho más, especialmente cuando contiene una biografía esforzada, incansable y densa. "Victoria Prego es una de las más grandes de este oficio, pero, por encima de todo, para mí ha sido una compañera con la compartí, a lo largo de toda nuestra vida, amigos, tristezas, alegrías, fiestas e historias inolvidables. Descansa en paz, querida Toya", expresaba hoy Nativel Preciado sobre la periodista madrileña, que deja a los 75 años un legado imborrable.
María Rey, presidenta actual de la APM, la destacó por ser una de las profesionales con “una trayectoria más redonda en todos los ámbitos”. Redonda comparte etimología con otro adjetivo, rotunda. Así era. Victoria Prego tenía el nombre de una diosa pero, como explica en detalle la periodista María Peral, ejercía “un periodismo alejado del divismo, en el que lo que importa no es quedar bien ante los poderosos, sino servir a los ciudadanos que nos leen y confían en nosotros. Ella nunca falló a sus lectores, para los que trabajaba sin mirar el reloj, y es ya para siempre un paradigma de profesionalidad para sus colegas”.
Peral destaca algo más a la revista Magas: tenía una sonrisa curva, redonda, sostenida, generosa. “Yo me quedo con una imagen suya: la de la sonrisa de quien siempre inspiraba paz y sensatez. Ella nos ha enseñado qué es el periodismo riguroso, el que sabe escuchar y respeta las posiciones contrarias, defendiendo con elegancia las propias”.
Pilar Cernuda, su amiga, ha dicho que ella “llevaba el periodismo en la sangre”. Carmen Posadas también lo afirma: "Victoria marcó un antes y un después en el modo de hacer periodismo en España. No solo fue la voz de la Transición. Fue la voz del rigor, del buen hacer y también de la inteligencia. Todo un referente".
La voz de Victoria Prego y su presencia televisiva y radiofónica pasaron a ser inconfundibles. También su presencia física. La periodista Charo Izquierdo la recuerda “entrando en las reuniones de dirección editorial. Llenaba la estancia a pesar de su pequeño tamaño”. Y relata cómo “mi padre coincidió también con ella algunos años en TVE y contaba que leía un texto y lo memorizaba al instante. Fue una maestra”.
Para la también periodista Lucía Méndez, Prego era el icono tras las pantallas curvas del periodo más honroso de la historia reciente. “Victoria era una comunicadora excepcional ante las cámaras y una de las caras que renovó los telediarios. Su estilo riguroso, sereno y reposado le otorgó una inmensa credibilidad y admiración y respeto. Si el periodismo es el primer borrador de la Historia, ella es la única que puede presumir de ser la voz de la Transición. Su amabilidad es el gran recuerdo que me deja. Y su capacidad para aguantar la enfermedad”.
Sobre la que fuera ‘la gran cronista española’, Ana Rosa Quintana habla diciendo que, “después de ella, para las mujeres, no se ha vuelto a hacer un informativo tan de autora. Hicieron el informativo más cercano, explicando de forma más natural las noticias”. Y añade que “es una gran pena, porque Victoria era una mujer muy joven que ha estado hasta el último momento defendiendo la libertad, algo que en estos momentos nos hace falta muchísimo”.
“Victoria ha sido, es, y será un referente del mejor periodismo”, nos dice Julia Navarro. Y “qué solos nos vamos quedando”, afirma con gran tristeza Rosa Villacastín al conocer la noticia de su fallecimiento a los 75 años. Para la periodista Esther Esteban, que pertenecía a su círculo más personal, “Victoria Prego fue la gran periodista de la Transición, una mujer valiente con un discurso feminista inteligente, equilibrado, sosegado, ponderado y tranquilo, pero sobre todo una amiga muy querida con la que compartí momentos inolvidables de complicidad, risas y lágrimas”.
Añade cómo “teníamos un grupo ocho mujeres periodistas desde hace casi dos décadas y comíamos dos o tres veces al mes con políticos de todas las ideologías. Su voz era la más respetada. Se mantuvo al pie del cañón hasta el último minuto. Fue una compañera maravillosa de Elías, su gran amor, y una madre protectora y muy cariñosa con sus tres hijos: cuando la veías con sus nietos era la imagen de la ternura. Fue grande en todas las facetas de su vida profesional y personal. Para mí, una gran maestra de la palabra amistad. No hay palabras para definir la tristeza que siento”.