Autoras de palabra con Rosa tiene una cita con Carme Riera, escritora, Premio Nacional de las Letras Españolas en 2015, y miembro de La Real Academia Española, lugar donde me ha citado para hablar de su última novela publicada, Una sombra blanca, (Alfaguara, 2024).
El gusto por la ópera de la autora, queda reflejado en la protagonista, Barbara Simpson, una soprano norteamericana negra, que sufre un infarto en plena actuación de Tosca en el Metropolitan de Nueva York.
Tras haber estado más en la muerte que en la vida, así como haber sufrido una ECM, necesita lo que ella llama un año 'sanático' para poder recuperar toda una serie de aspectos de su infancia perdida, llegar a ese lugar lejano y tal vez, resolver un enigma.
Tras la muerte
Carme reconoce que siempre le ha preocupado qué ocurre cuando morimos, y a dónde vamos. Y, como en el caso de la protagonista, si volvemos, quizás sea para cerrar algo que haya podido quedar inconcluso.
"Los que han tenido una experiencia cercana a la muerte, cuentan que es un lugar absolutamente maravilloso de tranquilidad, de paz y de luz del que quizá no desean volver y seguramente se quedan allí. Por tanto, eso nos hace pensar que tal vez no se acaba todo en esta vida", afirma la autora.
Además, cree que la muerte bien puede parecerse a cuando soñamos que no nos enteramos de nada. Pero, "tengo esperanza en la ciencia, en parte porque algunos científicos consideran que sí, que hay algo después, incluso sin tener en cuenta los aspectos religiosos, que siempre no han dicho que hay un cielo para los buenos, y un infierno para los malos".
Discriminación racial
La autora sitúa a la protagonista en el sur de Estados Unidos, época del 68, y en un seno familiar de músicos ambulantes donde la discriminación racial era muy intensa.
Carme señala que a día de hoy sigue siéndolo. "Hay muchos negros discriminados al igual que muchos hispanos, desgraciadamente". Señala con conocimiento total porque ha vivido allí.
Ha trabajado también el tema de la esclavitud porque en su novela anterior transcurre en Cuba, y estuvo en los Ingenios, donde salía capital en grandes cantidades que hicieron posible después en cierto modo, la industrialización del País Vasco y la administración de Cataluña, "capital negrero", asegura Riera.
Mallorca y lo femenino
La última parte de la novela, la autora la sitúa en Mallorca, su lugar de nacimiento.Y hace alusión a la montaña en donde habita la diosa blanca. Haciendo referencia a lo femenino.
Los abusos también están presentes en esta novela, así como el sentimiento de culpa y la redención en un tiempo en el que no se verbalizan. "Quizás no eras tan consciente de lo que estaba ocurriendo. Las relaciones que se podían establecer con un adulto, muchas veces pasaban por pensar que podía tomar cualquier decisión sobre un niño. Y el niño, o la niña no se daba cuenta de que había aspectos que eran realmente prohibidos y terribles", asegura.
"Al morir no regresamos a la nada de donde se supone que venimos antes de que un desigual, con millones de congéneres rivales, fecunde un óvulo", confirma Riera mientras piensa en esa lucha de millones de espermatozoides donde solo uno fecunda un óvulo y lo importante que es. Somos únicos.
Añade que: "Cuando descubrí esta lucha desigual, pensé en la competitividad, cómo se nos puede decir que no hay que ser competitivos si ya lo llevamos dentro".
"Tal vez nuestra esencia, nuestro espíritu, habite en algún lugar ya antes de nacer y estemos predestinados a vivir lo que ya hemos vivido", dice la escritora. "El eterno retorno que ahora parece estar de nuevo de moda escribir sobre esto", reflexiona Riera.
Carme afirma que "los escritores no somos gente 'Vip', pobre del que así lo crea porque somos gente normalísima, con una especie de antenas abiertas, que otros no tienen. Y no porque carezcan de ellas, sino porque no las han abierto", concluye.
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