Beatriz Domínguez (53 años) empezó a pintar a una edad tan temprana que ya no recuerda su primer dibujo, aunque si echa la vista atrás, su memoria todavía vislumbra vagamente algunos diseños que hizo de pequeña. "Pero porque mi padre tenía fotografías de ellos, si no, a lo mejor no me acordaría", confiesa.
Esta artista ha mamado desde niña el oficio de la pintura, ya que su padre era acuarelista y su madre retratista, "aunque también hacía mucho bodegón y óleo", explica Beatriz Domínguez. Sin embargo, decidió gestionar la fábrica de velas de su padre hasta la pandemia de la COVID-19, cuando se dio cuenta de que quería dedicarse a su verdadera pasión: el dibujo.
Desde entonces, se ha convertido en toda una artista y sus diseños van más allá de los lienzos: tazas, dibujos, telas, ropa y hasta artesonado se ha atrevido a realizar Beatriz tanto por encargo, como por afición propia
Pintura desde la cuna
"En mi casa siempre había mucha pintura, mis padres, mi tío y mi hermana le dedicaban muchas horas. Yo era la típica niña que siempre jugaba a pintar", explica la artista.
Sin embargo, ella no tomó el mismo camino que sus antecesores. En cambio, estudió marketing y asumió el relevo de la empresa familiar. "Hasta la pandemia, que fue cuando caí en la cuenta que prefería ganar dinero vendiendo cuadros que con la fábrica. Allí era todo el rato gestión y administración", comenta Beatriz.
"Para mí es innato. Me da la sensación de que todo el mundo tiene que pintar un ratito al día. A mí me sirve de meditación y relajación".
A pesar de todo, los dibujos de Beatriz no tienen nada que ver con los de sus familiares. "Yo soy muy detallista. Mi padre era más impresionista", comenta. Ella cree que estas diferencias son debido a la voluntad por perfeccionar cada vez más los diseños.
"Como todos pintamos somos muy críticos. Lo ven y me dicen fallos y cosas que mejorar. Empecé a ajustar mis dibujos a la realidad, aunque luego les quiera dar otro aire. Me siento más segura cuando lo hago real, soy muy perfeccionista", explica la artista.
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La pasión de Beatriz
Beatriz ha ido cogiendo cada vez más confianza, tanto con la diversidad de sus creaciones como con la variedad de las técnicas. Al principio solo pintaba a lápiz, luego probó las ceras y el carboncillo, y finalmente fusionó todo ello. "Mezclo todas las técnicas porque todas tienen que ver, aunque son muy diferentes. Quiero que mis diseños sean limpios y bonitos, así que me esmero en ello", dice la pintora.
Si tuviera que escoger uno de sus diseños, confiesa que sería imposible pero admite que sus favoritos son los que tienen un significado emocional, como cuando trabajó con Paco Arango para la fundación Aladina. "Cuando te lo encargan, te llevas un pedacito de sus vidas. Y cuando son retratos mucho más porque te aprendes el gesto que tenían en ese momento. Es muy íntimo y muy personal", explica Beatriz Domínguez.
Todo esto, no hubiera sido posible sin su fuerza de voluntad, su constancia, y su esfuerzo por reinventarse. "Fue una decisión muy dura y arriesgada que significaba dar un cambio muy grande en mi vida pero estoy satisfecha y feliz de haberme arriesgado", confiesa la artista. Además, añade que nunca llegó a encontrar en el mundo empresarial las satisfacciones que le ofrece el mundo de la moda, "aunque al principio pasara momentos de duda".
Sus diseños en tela
Esta artista pronto pasó de pintar sobre el lienzo a hacerlo en diferentes telas y prendas de ropa. De hecho, fueron sus seguidores los que comenzaron a pedirle encargos para elevar sus looks. "Hice unas exposiciones en Estados Unidos con mi mánager, allí me encargaron pintar el retrato para John Legend y Chrissy Teigen. Empecé a venderlos a la gente y a través de esos cuadros me propusieron pintar camisas o cazadoras", comenta la artista.
"Mientras realizas la pieza piensas en esa persona que te lo encarga, en qué va a hacer con ella, si se la va a poner, cómo es su carácter...".
En España, Beatriz Domínguez ha vestido a personalidades como Elvira Morales o Paz Padilla, que lució uno de sus diseños durante el programa Tardear de Ana Rosa Quintana: "Me llamó y me lo encargó, porque ya le había hecho unos pañuelos a su hija Anna". También pinta para una tienda y una productora le encarga dibujos para series de la televisión como Un asunto privado.
Un hueco en el sector
"Yo creo que siempre ha sido difícil hacerse un hueco en este sector siendo mujer, pero cada vez van mejor las cosas porque nos ayudamos unas a otras" comenta Beatriz Domínguez. Aunque confiesa que ella nunca ha tenido dificultades. "Y si las he tenido a lo mejor no me he dado cuenta porque hay veces que damos las cosas por sentado", añade.
"Ojalá hubiese más dibujos en las portadas de las revistas. Hubo un tiempo en el que eso se hacía y me gustaría que volviese".
Por último, añade que le gustaría que los dibujos tuvieran más protagonismo, y que el trabajo de las pintoras se valorase de manera justa: "Si se piensa en alguien que se dedica a la pintura, vas a pensar directamente en un hombre, aunque a lo mejor en las prendas de ropa no pasa lo mismo. Quizá una mujer se imagina a otra mujer".