Mujer apasionada de la zarzuela y de su amada Tafalla, donde se crió. Segura de sí misma, rompedora pero sosegada y muy cercana. Así es como se podría describir en un par de líneas a Sabrina Puértolas, una de las sopranos españolas más internacionales del panorama actual.
Puértolas, tras actuar en teatros como la Royal Opera House de Londres, el Carnegie Hall de Nueva York o el Teatro Municipal de Santiago de Chile, ha regresado a Madrid para interpretar Doña Francisquita. De hecho, esta célebre comedia lírica, que se ha representado en el Teatro de la Zarzuela desde el 19 de junio hasta el pasado domingo, cuenta con la soprano como cabeza del elenco.
"Teníamos muchas ganas de representarla. Ya lo hicimos en 2019 y ahora nos hemos vuelto a juntar. Las funciones han ido muy bien y el teatro ha estado lleno todos los días", decía la soprano, que se ha mojado también sobre otros temas como la edad y las cantantes de ópera, la maternidad en esta profesión o la necesidad de reivindicar una mayor igualdad.
De las jotas a la lírica
Una cosa está clara: si Puértolas no fuera de Tafalla (Navarra), quizá la música no hubiera jugado un papel tan importante en su vida. Como ella misma explica: "Allí la música es muy nuestra, forma parte del folclore y se canta todo el tiempo. Yo, por ejemplo, empecé a cantar jotas con cinco años".
Cree recordar que su primera ópera escenificada fue La serva padrona, aunque reconoce que era muy joven y no fue del todo profesional. Sin embargo, ya había echado el ojo a algunas de las grandes de la ópera, que le sirvieron como referentes a lo largo de su carrera.
"La gran Victoria de los Ángeles fue la que me dijo que dejara las jotas y me dedicara a la lírica. También admiro a María Bayo, ya que es de una generación anterior a la mía, y a Pilar Lorengar por su humildad y luminosidad. Por supuesto, tampoco puede faltar Monserrat Caballé".
Poco a poco, y tomando lo mejor de cada una de sus musas, Sabina Puértolas se fue haciendo hueco en el mundo de la lírica. Con muchas horas de estudio y escenario a sus espaldas, ahora es ella una de las grandes referentes en este campo.
Doña Francisquita, en la Zarzuela
Sabina Puértolas termina su ciclo de representaciones de Doña Francisquita en el Teatro de la Zarzuela. La soprano acabó sus actuaciones el pasado domingo con lleno absoluto de público. Esta es una comedia lírica en tres actos con música de Amadeo Vives y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw.
"Musicalmente, es una delicia. Primero, porque me siento española y en el deber de defender la zarzuela allí donde voy. Forma parte de nuestras raíces y ADN. De hecho, en todos mis conciertos termino con zarzuela. Es un repertorio que, aunque aparentemente resulta fácil, es quizá más difícil que la ópera porque que hay que hablarlo. Y, técnicamente, también es complicada porque tengo que jugar con la tesitura", explica Sabina Puértolas.
Doña Francisquita es una de las obras maestras del repertorio zarzuelístico, caracterizado por la fuerza y encanto de su protagonista, interpretada por Sabina Puértolas, y un argumento lleno de humor y romance.
En esta representación, Doña Francisquita está enamorada de Fernando, un apuesto y voluble estudiante. A lo largo de la trama, Francisquita debe enfrentar diversas complicaciones para conseguir el corazón de Fernando, mientras compite con Aurora, la Beltrana. Para ello, los artistas han trabajado durante meses: "Somos como los deportistas de élite, nuestra preparación es muy intensa en todos los sentidos, no solamente vocal, también mental", afirma.
La ópera es muy sacrificada y, las funciones, prácticamente inamovibles. Sabina, ¿qué papel juega la salud mental en tu trabajo?
Mi estado de ánimo juega un papel fundamental en la interpretación, pero también hay que contar con el factor de la profesionalidad. Como cualquier otro trabajo, somos porosos a lo que nos pasa en nuestra vida personal, y a veces nos llevamos una mochila de piedras al trabajo.
Tenemos que tener la entereza de subir al escenario aun con esa mochila y defender el papel sabiendo que tienes un problema de salud, uno familiar, que te estás separando o que te acabas de retorcer el pie... Pero la función tiene que seguir y ya te encargarás de ello después de la obra. ¡Show must go on!
La mente es nuestro peor enemigo, sobre todo en el trabajo. Nos juega muy malas pasadas. Al final eres tú el que tienes que creer en ti mismo y cambiar rápido de estrategia si ves que no funcionas para que no te coarte o te hunda, porque volver a flote es un trabajo extra. Nos enfrentamos al personaje con la dificultad de que tenemos que estar bien vocal y físicamente.
"La edad es un hándicap. Se me presentan papeles que podría cantar pero a lo mejor no me contratan por la edad o la menopausia"
Tienes 51 años. ¿Es la edad una barrera para trabajar en la lírica?
La edad es un hándicap, ya que se me presentan papeles que podría cantar, pero por edad a lo mejor no me contratan o por la menopausia, que ya aparece en mi vida. Todos esos hándicaps son temas tabú en la ópera y en el mundo de la mujer en general. Necesitamos que las mujeres que lo padecemos podamos hablarlo sin tabús y allanar el camino a las que vienen detrás.
Me siento, quizá por esa seguridad en mí misma, capacitada para hablar de este tema, para que la gente joven que lo ve tan lejos se sienta identificada. Todos vamos a pasar por estos momentos y yo creo que es necesario hablarlo sin miedos. Yo lo miro desde el punto de vista de la adaptación. Me adapto. Soy una persona muy positiva, tanto en las buenas experiencias como en las malas, aprendo y me muevo en consecuencia.
En cuanto a las barreras, no me las tomo como si fueran muros que tenga que saltar, sino que simplemente me adapto e intento solucionar los problemas conforme vienen. Todos tenemos problemas, pero no hay nada que pueda acabar con una carrera profesional, salvo un problema de salud. Teniendo salud tienes la fuerza mental, personal y profesional de saltar todo y salir indemne.
Hablemos de la maternidad en la ópera. ¿Cómo se compagina ser madre y soprano de tan alto nivel?
La maternidad se puede compaginar con la ópera perfectamente. Hay miles de mujeres con familia que hacen su trabajo a las mil maravillas. Pero ¿es difícil? Sí. Al ser madre, pierdes el personalismo. Yo, por ejemplo, soy Sabina Puértolas, cantante de ópera, madre de familia, esposa de mi marido, a quien le gusta cocinar, pintar, plantar flores... Y todo eso enriquece a la Sabina Puértolas cantante, porque así soy yo.
Mi hijo ahora tiene 19 años, pero he vivido con él muchos constipados de bebé y otras anécdotas... Recuerdo que le estaban saliendo los dientes cuando yo tuve mi primer ensayo musical con el gran maestro López Cobos. Había pasado toda la noche despierta porque mi hijo no paraba de llorar. No hice muy bien en el ensayo, pero la gente es comprensiva porque todos hemos tenido hijos pequeños. El tema es poder solucionarlo a tiempo o tener la entereza de ser humilde y explicar tu circunstancia porque somos profesionales.
"Hay muy pocas mujeres compositoras, directoras de orquesta y de escena. Hay que seguir reivindicando la forma de hacer las cosas"
Hace un par de semanas se estrenó en España La liberazione di Ruggiero dall'isola d'Alcina, considerada la primera ópera compuesta por una mujer, que se escribió hace 400 años, pero no se había representado nunca. ¿Estamos cambiando la mentalidad y la forma de actuar también en este terreno?
Yo creo que las mujeres todavía tenemos que seguir luchando en todos los ámbitos, también desde la lírica y desde la composición. Evidentemente, hay muy pocas mujeres compositoras, directoras de orquesta o de escena, así que hay que seguir reivindicando nuestra forma de hacer las cosas.
¿Y cómo crees que podríamos llegar a conseguir una situación más igualitaria?
Pues como lo estamos haciendo ahora. Hablando del tema, haciendo hincapié y diciéndolo en altavoz. Vamos a darle espacio. Vamos a hablar de ello. Es una cosa bien simple. También es necesario que haya lugares para que ellas puedan dirigir ópera, dirigir escena y componer, y dar a las mujeres la oportunidad de expresarse públicamente y de escenificar la obra.
La UNESCO ha declarado la ópera italiana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. ¿Crees que está en un buen momento? ¿Y en España? ¿Hay cantera?
Sí. La ópera está en un momento muy dulce en España. Hay muchos cantantes jóvenes que están pisando muy fuerte, que vienen muy bien preparados y que realmente son grandes trabajadores, grandes profesionales y grandes compañeros. Yo he podido compartir con muchos de ellos escenario y están realmente bien preparados.
"Es necesario que la sociedad entienda que las personas que hacemos ópera no somos alejadas, viejas o retrógradas. Estamos muy cerca de ellos".
En un momento en el que parece que la música urbana y los nuevos estilos tienen tanta popularidad e influencia entre los jóvenes. ¿Cómo podría acercarse la lírica y la zarzuela a las nuevas generaciones?
Ayudaría mucho que se hablara de ópera en aquellos ámbitos que son más cercanos a la gente joven. En ese sentido, el Teatro de la Zarzuela y el Teatro Real lo están haciendo bien porque dedican una noche a la gente joven, de menos de 30 años, abaratando las entradas. También hace falta que la sociedad vea que las personas que nos subimos al escenario no somos alejadas, viejas o retrógradas, que estamos mucho más cerca de ellos. Esta es una música con la que se puede soñar y vivir, es una música en directo que te hace sentir cosas y que vas a poder criticar o alagar después.
¿Crees que la ópera se sigue viendo como un espectáculo lejano o que cada vez se acerca más a todo tipo de gente?
Creo que hemos hecho un buen trabajo los últimos 15 años y que cada vez hay más gente que se está acercando a la ópera. Llevo mucha gente a las funciones porque, quizá sin haberme conocido a mí antes, pensaban que la ópera que era un poco elitista. Al conocerme a mí y ver que soy una mujer normal y corriente que se dedica a esto, han salido enamorados de esta música, de la ópera, de la lírica. Ese es mi granito de arena, y creo que entre todos estamos haciendo un montón de arena.
¿Qué futuro le auguras a la ópera?
Uno muy bueno. Aun así, deberíamos de apoyar también a estas pequeñas empresas para llevar la ópera a ciudades y pueblos pequeños para que esa gente no tengan que venir a la capital. Hay que ayudar a las pequeñas empresas que llevan ópera de aquí para allá. Eso sería interesante para que la gente pudiera disfrutar en su pueblo.