Melania Marcos trabaja la voz propia y la ajena, desde hace casi treinta años. Por sus clases y talleres han pasado centenares de alumnos en todo este tiempo, suficiente para comprobar que la voz es nuestra medicina natural. Y eso es lo que consigue con su método inédito llamado La Voz Medicina, creado para sanar a través de la voz.
Como ella misma dice, es un híbrido un poco raro. Se define como artesana de la voz, coach y terapeuta emocional. Y es la creadora del método La Voz Medicina. Melania Marcos (Zaragoza, 1968) estudió tres años de psicología, también historia del arte y, aunque no pudo acceder a periodismo, con solo 17 años comenzó a trabajar en la radio. Un medio en el que hizo de todo durante varios años, hasta que se vino a Madrid atendiendo la llamada de Antena 3.
En esta cadena coincidió con grandes de la televisión como Jesús Hermida, Nieves Herrero, Pepe Navarro, Xavier Nart, “que me contrató estando a punto de dar a luz a mi hijo, algo que hoy, por desgracia, nadie haría”, o Mercedes Milá, “una mujer maravillosa y con quien aprender periodismo fue un absoluto privilegio”, reconoce.
Pero Melania Marcos, con una intensa vida exprimida entre Barcelona, a donde llegó recién nacida, y Madrid, es una comunicadora nata cuya voz vibra amable y acogedora hasta para comprar el pan. Y decidió dejarlo todo cuando fue madre para dedicarse a su bebé y, por supuesto, a ella: su voz.
Como dobladora de publicidad, un medio en el que destaca como una de las mejores profesionales de nuestro país y donde ha hecho campañas solidarias, de juguetes infantiles, con acento francés, en catalán y hasta ha sido la voz de Penélope Cruz, Claudia Schiffer y Beyoncé en los spots de una conocida marca cosmética.
Actualmente es profesora de doblaje en la Escuela de Doblaje de Madrid y en AISGE -la entidad que gestiona en España los derechos de propiedad intelectual de los actores, actores de doblaje, bailarines y directores de escena- donde imparte “LA VOZ DORMIDA”. Y entre micros, doblajes y talleres, esta apasionada de la mente humana, con máster en Coaching en el prestigioso centro EFIC y estudios de Terapia Emocional con Paco Vinagre, ha creado un método terapéutico único: La Voz Medicina. Un proyecto (terapia.melaniamarcos.com) registrado y que utiliza la voz hablada y el oído para provocar cambios en nuestro estilo cognitivo y emocional. Un método sanador y holístico que trabaja desde la biología, la emoción y la energía.
¿Cómo llegas a crear un método único y propio para sanar a través de la voz?
Con tantos años de experiencia con personas delante de un micrófono todos los días he llegado a descubrir que la voz es un potente agente de cambio. Desnuda quiénes somos, es una huella sonora personal que dice mucho de nuestros estados anímicos y de nuestro diálogo interno.
Hay estudios sobre la relación que existe entre la salud mental y la voz. Por ejemplo, en una persona que sufre una depresión, su parlamento tenderá a tener una melodía descendente. En las personas con esquizofrenia, hay una prevalencia del ritmo del habla sobre la melodía.
¿En qué consiste tu método La voz medicina?
Trabajamos la voz a tres niveles: la parte emocional, la parte psíquica y la parte energética, quizás la más denostada. Es lo que hace que haya gente a la que se le de mejor cuidar plantas o a las que se le acercan siempre los animales. Somos energías y nos relacionamos con el entorno desde nuestra energía.
Y trabajamos también en dos direcciones: de dentro hacia fuera, referido a cuál es mi diálogo interno, qué me digo a mí misma. Tenemos un mínimo de 70.000 pensamientos al día, ¿que pasa si la mitad, por ejemplo, son negativos? Todo eso genera un poso emocional y una manera de actuar. Si consigo soltar la mitad de ese diálogo interno, modificaré también mi forma de sentir y actuar.
En cuanto al trabajo de fuera hacia dentro, tiene que ver con la enorme capacidad que poseen las palabras y el pensamiento positivo para hacer cambios cognitivos.
"El uso del lenguaje positivo puede inducir a cambios plásticos en el cerebro"
¿Utilizar expresiones en positivo nos puede hacer entonces la vida mejor?
Sí, porque se ha demostrado que un entrenamiento en el uso del lenguaje positivo en una personas puede inducir a cambios plásticos en el cerebro. Puede transformar nuestro estilo cognitivo, emocional y también social.
Se pueden producir incluso cambios en la expresión de los genes. Sabemos por TACS cerebrales realizados que, ante una situación como una pregunta tipo “¿me vas a dar trabajo”?”, si yo contesto que sí, el cerebro de mi interlocutor segrega dopamina, la hormona de la recompensa y del bienestar. Si yo te respondo que no, segrega cortisol, que es la hormona del estrés. La voz es una medicina natural que viene con nosotros desde el principio de los tiempos.
¿Falta conciencia sobre la importancia de nuestra voz?
La voz es medicina, pero no todo el mundo lo sabe. Cuando nos contamos cosas en pequeños grupos, sobre todo las mujeres, sentimos que nos quedamos a gusto. Esa es la prueba de que de alguna manera tenemos que dejar que salga la queja, el enfado.
Pero esta sociedad no nos permite comunicarnos con autenticidad y de verdad. Puedes sanar traumas, bloqueos o creencias limitantes con métodos maravillosos y sutiles como éste, es un camino precioso. Funcionan y pasan cosas, sin que aparentemente hayas hecho nada. Pero lo has hecho y tu actitud cambia de verdad.
¿Cómo trabajas tu método?
Con micrófono y cascos. Son varias sesiones y la dinámica es escucharte mucho, observar qué sensaciones te produce tu propia voz, si son de aceptación o no. Trabajo mucho el componente energético, y hago una meditación para descubrir qué voces les habitan.
Yo les voy guiando, hago preguntas con mucho trasfondo y conectadas con los vórtices energéticos del cuerpo y que tocan tu poder personal, tu capacidad de comunicar, la autovaloración, cómo te vinculas con lo material, el dinero o los afectos. Los alumnos van sintiendo respuestas físicas, les pido que rescaten sus emociones, si han sentido bloqueos, y en micrófono se trabaja todo eso que sale de forma espontánea y que a veces, por traumas y creencias limitantes, no somos capaces de verbalizar.
Es sorprendente porque siempre funciona. Y lo que sale, lo escriben y verbalizan ante el micrófono. Yo les guío en ese trabajo de autoconocimiento y sanación. Es muy potente.
¿Este método consigue lo mismo que una terapia con un psicoanalista?
Yo no diría jamás eso. El trabajo de un psicoanalista o de un psiquiatra o psicólogo tiene todo mi respeto. Yo trabajo el subconsciente, me dedico a trabajar con los recuerdos de los pacientes, y a partir de ahí vamos tirando del hilo. Y de repente se producen cambios importantes.
Es una metodología que no entra en conflicto con otras maneras de descubrir herramientas y caminos como la psicología. Este bucea en “el limo del rio”, lo extrae desde la biología y el trabajo desde cuerpo y mente, y ofrece grandes resultados en poco tiempo. Tanto como para que una persona con miedo escénico sea capaz de disfrutar unas obra entera al abrirse el telón. O que alguien con ansiedad, descubra el origen de esa respuesta anticipatoria y la resuelva.
¿Qué tipo de situaciones se pueden llegar a vivir en este taller?
Siempre salen cosas: desequilibrios, traumas, creencias limitantes… Y lo trabajamos a través de la voz dejando asomar esas emociones delante del micrófono, dejando que se expresen a través del cuerpo y la voz, escuchándote a ti mismo delante del micrófono.
Porque el trabajo lo realizas a través de la cóclea, que es el órgano que nos permite transformar la vibración del sonido en impulsos eléctricos hacia el cerebro. ¿Y qué ocurre? Que cuando te estás diciendo según qué cosas, hay gente que no es capaz de verbalizarlas, que se bloquea.
¿Cuál es el perfil tipo de quien se apunta a este método?
Suelen ser individuos que saben que tienen miedos o limitaciones, pero también con patologías en la voz que no logran curar y son recurrentes. Cuando una afonía tiene que ver con que has estado esquiando con la boca abierta y mucho frío, o has estado chillando en una boda, se acaba curando. Pero cuando es algo recurrente y patológico significa que hay algo más que hay que tratar de otra manera. Nuestro cuerpo nos está dando información permanentemente.
"Cuando trabajamos con la voz, afloran las vulnerabilidades de la otra persona"
¿Observas cambios físicos después de las sesiones?
Totalmente. Cuando empiezan, veo muy fácilmente delante de un micrófono cómo están y cómo se sienten. Y es maravilloso comprobar, después de un año trabajando la voz con alguien, cómo les cambia el cuerpo y el humor. Y evidentemente la voz. Porque una vez que una persona ha sanado ciertas cosas, su voz sale cristalina como el agua. Se podría decir que no has revuelto el limo, sino que has quitado todo lo que había en el fondo. Es un trabajo precioso porque lo ves claramente.
Afloran entonces las vulnerabilidades de una persona… Mi gran esfuerzo con mi método es hacer que la gente se sienta en un refugio donde todos puedan mostrar con tranquilidad sus vulnerabilidades. Para mí, la vulnerabilidad va unida indefectiblemente a valentía. Nadie que muestre su vulnerabilidad es una persona débil. Jamás. Nos han contado muchas milongas sobre la vulnerabilidad. Pero lo que hace, sobre todo si la mostramos en grupo, es acercarnos a la humanidad compartida.
¿Y qué se consigue al final delante del micrófono?
No es lo que se consigue delante del micrófono, es lo que consiguen ellos mismos superando esas vulnerabilidades. Yo he hecho ejercicios con alumnos que a la semana me han llamado para decirme cosas como alguien que llevaba año y medio sin hablarse con su madre y acababan de tener una charla productiva y de acercamiento. Al final tú haces un trabajo interno que repercute en lo externo. Y no de una forma mágica, sino que cambias tu actitud. Y eso hace que transformes también la expresión de tu estilo cognitivo, emocional y social.
"El cuerpo, y la voz, siempre tiene la razón. La mente tiende a engañarnos, se inventa trampas por las que escapar"
¿Cuánto duran los talleres?
Suelen durar siete sesiones de cuatro o cinco horas cada una. Me gusta trabajar a cada persona, aunque sea en grupo. Algunas vienen con problemas evidentes, nudos en la garganta, malestares intestinales que se desatan cuando haces una pregunta determinada. Y hay algo porque el cuerpo siempre dice la verdad. La mente, al contrario, tiende a enmascarar, a engañarnos, se justifica, se inventa trampas por las que escapar. Pero el cuerpo y la voz jamás engañan. Se quiebra, no sale limpia. Pero esa misma voz es nuestra mejor medicina natural.