Cinco muertes, una violación, dos intentos de asesinato y más de 30 años de cárcel. Sin embargo, Joaquín Ferrándiz, o como Cruz Morcillo ha querido apodarle: 'El matamujeres', ya disfruta de su plena libertad tras haber cumplido con su condena por los delitos cometidos.

Lo que acabas de leer no es el argumento ficticio de una novela negra, sino un pequeño aperitivo del nuevo true crime de Cruz Morcillo (Castellar, 1973). Aunque, como ella misma afirma, "las verdaderas protagonistas son las víctimas, no su asesino y violador".

Cruz Morcillo, sobre las víctimas: "Eran mujeres a las que la sociedad trató como despojos, no tuvieron suerte ni vivas ni muertas".

'Ferrándiz, el matamujeres' cuenta la historia de Joaquín Ferrándiz, un asesino en serie de mujeres que, tras violar y cumplir cinco años en prisión, y lejos de reinsertarse en la sociedad, comenzó a matar. Esta vez hasta cinco mujeres prostitutas y heroinómanas, y luego tiraba sus cadáveres en descampados o charcas. 25 años de cárcel después, Ferrándiz ya disfruta de su libertad.

Un relato descarnado y sin adornos

Tras llevar toda una vida escribiendo como periodista, Cruz Morcillo es una artesana de la pluma. Esto, unido a su trayectoria como encargada de cubrir los sucesos de violencia de género desde hace más de 20 años, ha dado como resultado el último de sus libros: 'Ferrándiz, el matamujeres'.

En este true crime, Morcillo pone en valor la vida de las víctimas y reabre el debate de si los violadores pueden llegar a reintegrarse tras su salida de prisión. Además, hace una crítica feroz pero constructiva al fallido proceso judicial del caso. "Todo lo que hay en 'Ferrándiz, el matamujeres' es real, ahora que el lector juzgue", afirma la autora.

'Ferrándiz, el matamujeres' es el nuevo libro de Cruz Morcillo, tras publicar 'El crimen de Asunta' Cedida

De hecho, es tan real que todo está rigurosamente documentado, como explica la propia Morcillo: "Lo más tedioso del libro ha sido el proceso de búsqueda de fuentes porque antes los informes no estaban digitalizados o incluso los abogados se deshicieron del sumario", explica la escritora.

En total, Cruz Morcillo calcula que ha tardado un año en escribir todas y cada una de sus palabras. Sin embargo, este true crime se llevaba gestando más de 25 años en su cabeza. "Quería que fuera un relato descarnado y sin adornos", expresa. Esperemos, pues, que sea exitoso al menos unos 25 años más.

¿Por qué este asesino y no otro? ¿Qué ingredientes tiene esta historia que no tengan otras crónicas negras?

Creo que los tenía todos. Mi interés por este tema vino en el año 1998, que es cuando le detuvieron. Él era un chico bueno, trabajador, amigo de todo el mundo... pero nadie se imaginaba que, mientras tanto, estaba asesinando mujeres.

Llevaba una doble vida y eso me fascinó, al igual que el hecho de que solo matase a mujeres. Era un psicópata totalmente integrado en la sociedad y tenía sus novias con unas relaciones normales mientras estaba matando.

El culmen fue cuando me enteré de que iba a salir de prisión tras 25 años porque, afortunadamente, tenemos muy pocos asesinos en España que hayan salido: o han muerto entre rejas, o los han matado en la cárcel. También quería poner de manifiesto cómo ha cambiado el tratamiento de la violencia contra las mujeres, sobre todo la violencia sexual.

Entonces, ¿este libro se lleva gestando desde el 1998?

En mi cabeza y de manera subconsciente sí, pero por aquellos años no me imaginaba escribiendo true crime. Esa historia se me quedó grabada y ha estado en mí de manera latente.

En un principio, pensé novelarlo porque tiene todos los ingredientes para ser una novela. De hecho, hay algunos detalles en esta historia que ni siquiera un novelista hubiera podido imaginar.

Por ejemplo, el hecho de que empezara a matar meses después de concederle la libertad condicional. Y, mientras asesinaba a mujeres, comparecía ante el tribunal de seguimiento de la condicional como si no pasara nada. Es decir, en sus informes se contaba lo integrado que estaba y lo bien que le iba todo, pero realmente estaba matando. Por eso hay un capítulo que se llama 'El Estado estuvo en la inopia'.

"El libro está lleno de críticas, pero he intentado que sean constructivas para poner el foco en lo que se puede mejorar".

¿Es una crítica hacia todo este proceso fallido?

Ya ha habido otros violadores que han salido en libertad y han vuelto a delinquir. Este era el caso de Ferrándiz, aunque no sabemos si él violó porque los cuerpos estaban ya muy mal cuando se encontraron, pero esa parecía ser la finalidad, hasta que acabó asesinando. 

El libro está lleno de críticas y he intentado que sean constructivas porque es muy fácil mirar con los ojos actuales al pasado y decir todo lo que se hizo mal. No me gustan las críticas que no sirven para nada, me gustan las que son constructivas y ponen el foco en lo que se puede mejorar.

Cruz Morcillo ha trabajado en diferentes medios de comunicación, especializándose en periodismo de sucesos. Cedida

¿De dónde sale el nombre 'El matamujeres'?

A mí me gustan mucho los títulos evocadores, quizá más poéticos, pero entendía que, en un caso como este, tenía que ser un título muy directo. Yo quería que la palabra 'mujeres' apareciera porque las víctimas están en el libro más presentes que el asesino, y eso también es deliberado.

Fue un flash. El libro ya estaba terminado cuando barajé varios títulos, algunos más poéticos. Este es un título informativo pero con mucha intención. Se podría decir que lo dejé cerrado justo antes de terminar el libro, hace un mes y medio o dos.

"No puede ser que cuestionemos a las víctimas, aunque no digo que haya que dar veracidad absoluta a cualquier denuncia".

Hablemos de las víctimas. Por ejemplo, de María José, la mujer a la que violó. Ella tuvo que sufrir el que no la creyeran aunque Joaquín estuviera ya condenado. ¿Crees que sigue pasando? ¿En el mismo grado de escarnio público?

Yo quiero creer que no. A veces nos encontramos casos que claman a la inteligencia y al sentido común, pero gracias a los diferentes cambios legislativos, una mayor conciencia social y una mejor educación, la violencia sexual y el resto de violencias contra las mujeres están mejor tratadas. Por ejemplo, en el caso de la violación de Igualada, no hubo ninguna duda sobre la chica y el reproche social fue tremendo.

La violación de Igualada a una menor tuvo lugar el pasado 1 de noviembre de 2021. E.P.

Para mí, María José es una pieza fundamental porque a él todo el mundo le arropó: su madre, su novia, sus amigos... Pero nadie pareció creer a María José. Nadie, salvo el Tribunal, que le condenó a 14 años aunque luego solo cumpliera seis. Si el reproche de su entorno hubiera sido absoluto, tal vez él hubiera reflexionado y no lo hubiera hecho más.

Creo que hemos mejorado en esto, aunque hay muchísimas disfunciones dependiendo del grado de agresión, de la credibilidad de la víctima o de otros factores. No puede ser que cuestionemos a las víctimas, aunque tampoco digo que a cualquier denuncia se le de la veracidad absoluta. Hay que hacer una investigación y demostrarlo, pero no podemos interpretar que haya intereses espurios.

"Me molesta muchísimo la idealización de cualquier tipo de delincuente. Hay que poner en valor a las víctimas".

Acabas de decir que las víctimas están más presentes que el asesino de manera deliberada. ¿Sueles hacerlo así o has querido dar un trato especial a las víctimas de Joaquín?

No podemos perder el foco de que las protagonistas son las víctimas. A mí me molesta muchísimo la idealización de cualquier tipo de delincuente, sea un asesino, un narco o cualquier otro. En este sentido, creo que las series hacen un flaco favor porque idealizan demasiado a los malos.

Me gusta poner en valor y en contexto a las víctimas. Y he tratado de hacerlo siempre, es una forma de enfocar los sucesos. Además, lo digo en los agradecimientos. Es una nota de seis líneas en la que menciono todos sus nombres. La intención no puede ser más clara.

Además de la propia historia, el lenguaje con el que se narra también es importante. Así te refieres a Natalia, una de las asesinadas: "Mártir del caballo. Una prostituta cubierta de silencio. Pobre, puta y heroinómana". ¿Por qué decidiste utilizar un lenguaje un poco más literario quizás?

Para hacer un retrato y que no se personalice a las víctimas. Pasados 25 años es muy complicado poder componer la historia porque no he localizado a familiares directos, y tampoco era la intención de este libro.

Ya estaban muy solas cuando las mataron porque eran heroinómanas y se prostituían. Eran mujeres que eran tratadas como despojos por la sociedad. A muchas de ellas las seguimos tratando así con comentarios como "Algo habrá hecho" o "Si está ahí es porque quiere".

Me hubiera gustado saber mucho más de sus vidas. Quería que fuera un relato descarnado, sin adornos. Con una vocación un tanto literaria, pero que contrastara con todo lo que sufrieron. Siempre digo que no tuvieron suerte ni vivas ni muertas.

"Creo que la gente, cuando lee el libro, se queda cuanto menos inquieta. Nada garantiza que no vuelva a delinquir".



Al comienzo del libro invitas al lector a que juzgue él mismo a Joaquín Ferrándiz. Marta Robles hace lo mismo en el prólogo. "Juzguen ustedes mismos tras leer estas páginas". ¿Qué impresión crees que se llevará el lector de Ferrándiz? ¿La de un monstruo, un psicópata, un arrepentido...?

Los lectores son los reyes. A mí no me gusta condicionar el relato porque, como lectora, no me gusta que me condicionen. Pero es inevitable. Yo creo que la gente, cuando lee el libro, se queda cuanto menos inquieta.

Un tipo inteligente, con rasgos psicopáticos muy marcados, con una carrera criminal... Cuesta imaginarlo como una persona que ha salido de la cárcel y se ha reinsertado en la sociedad, sobre todo porque cuando mataba también estaba insertado y era un tipo 'normal'. Yo creo que a la gente le inquieta mucho esto.

Joaquín Ferrándiz salió de prisión el pasado año en el mes de julio. E.E.

No critico que Joaquín haya salido en libertad, porque se ha cumplido la ley. El Estado, con el código penal en la mano, le dejó en libertad porque no podía pasar un día más en prisión, ni puede ser controlado a posteriori. Si no, quien vulneraría la ley sería el propio Estado.

Dicho esto, me parece que no hay nada que nos garantice que este individuo no vuelva a matar. Y no lo digo yo, lo dicen los que le detuvieron, le conocieron, le trataron... Hay psicólogos y criminólogos que piensan que puede hacer una vida normal y hay otros que no.

En este caso, me fío más del instinto de cazador que tiene el fiscal o el juez. Ellos no creen que las posibilidades de reinsertarse sean muy altas. A partir de ahí, yo no tengo una bola de cristal para saber si volverá a delinquir, pero ojalá no tenga que volver a escribir sobre él por otro motivo.

"Es curioso, cuanta más información, educación y más dinero destinamos, más agresores sexuales hay".

Ahora mismo hay un hombre en la calle con, y como dice tu propio libro, "una violación, dos intentos de asesinato y cinco muertes a su espalda". ¿Qué transmite esto a la opinión pública? ¿Crees que podrá reabrir el debate de los violadores reincidentes y la reinserción social?

Yo creo que ese debate se abrió, de forma muy tímida, cuando salió en libertad. Pero no hemos vuelto a saber de él. Cuando salió Miguel Ricart, uno de los asesinos de las niñas de Alcàsser, ese debate fue furibundo. También cuando salieron otros violadores por la derogación de la doctrina Parot. En este caso, el debate fue bastante atenuado, a lo mejor porque estábamos en plenas elecciones.

Yo creo que cuestionarse qué pasa con un violador cuando sale de prisión debería estar constantemente sobre la mesa. Hay muchas teorías que afirman que el porcentaje de rehabilitación es demasiado pequeño.

Pienso que a lo mejor un violador sí se puede rehabilitar, pero en Ferrándiz se combinan muchos factores: es un asesino múltiple, capaz de permetrar el disimulo absoluto, con altas capacidades... Yo creo que todos esos factores van en contra de esa tranquilidad.

Este debate en una sociedad como la nuestra tiene que estar permanentemente abierto. Además, se suman otras realidades. Por ejemplo, la de los violadores que están de forma irregular en España, porque no sabemos qué hacer con ellos. También hay violadores jóvenes, violaciones en grupo... Es un debate interesante.

Yo me dedico a contar, pero creo que este debería ser una cuestión realmente interesante para los que se dedican a legislar. Es curioso, cuanto más información, educación y más dinero destinamos, más agresores sexuales hay. No estoy hablando solo de cómo los cuantifica la ley, hablo en términos de criminalidad.

Es tu quinto libro de true crime. ¿Te imaginas escribiendo otra cosa o no te moverás de este género?

Llevo escribiendo desde que tengo uso de razón. Creo que todo periodista lleva un escritor dentro, aunque sea uno dormido o atrapado. El pudor y el síndrome del impostor funciona mucho en los periodistas, y en realidad nos pasamos la vida escribiendo.

Tengo muchas cosas escritas de todo tipo, ni muchísimo menos ceñidas al género. He tenido oportunidad de publicar novela, con ofertas muy interesantes, pero por ahora ha vencido el pudor.

Lo que más soy en la vida es lectora. Me apasiona leer y me gustaría pasarme la vida leyendo y vivir solo de eso. Pero cuanto más lees, más te gana el pudor de escribir ficción y de que esté a una cierta altura.

Mirando al futuro, ¿tienes algún proyecto entre manos?

Sí, tengo. Además, es un proyecto bastante chulo. Lo que no sé es cuándo lo voy a hacer porque tengo mucho trabajo: participo en televisión, prensa escrita, hago pódcast... Es un proyecto que exige sentarse y dedicarlo mucho tiempo.

Lo mejor de acabar cada uno de estos libros ha sido que ya podía empezar con el siguiente. Me gusta la sensación de entregar un libro y pensar que ya puedo comenzar a hacer otra cosa. Es una sensación que me hace muy feliz.