Hace cinco años decidí ser madre en 'solitario. No fue una decisión fácil, pero fue la mejor. El 11 de noviembre de 2019 nació mi hija Nora. Y en pleno posparto, llegó una gran pandemia mundial.

No sabía si era una pesadilla, si era real o eran mis hormonas. Pero parecía que estaba dentro de una película de terror. Las calles estaban vacías, los teléfonos colapsados y de golpe, me sentí doblemente sola.

Cada 'peque' es un mundo. Realmente no sabes cómo va a ser tu embrazo, ni tu parto, ni cómo va a ir la lactancia… Cuando te conviertes en madre, tu vida pasa a ser una caja de sorpresas. Y en mi caso, me tocó un bebé que no quería dormir.

['Donde descansan las flores', una conversación, más allá de la fragilidad, hecha poemario] 

Portada del libro 'Cocina para crecer'.

Luchaba por mantenerse despierta, enfadándose cada vez que quería que descansara. Me pasé todo el confinamiento caminando por el pasillo de casa. Porteándola en todo momento, sin poderme sentar. Durmiendo nada y menos. Total, una tortura hermosa… Así que a todo lo que vivía, se sumó una depresión y mucha soledad.

[Amor, suspense y superación personal: así es 'El corazón del samurái', la novela de la primavera]

Una ventana al mundo

Cuando Nora empezó con la alimentación complementaria, se me abrió un mundo nuevo. Toda la vida me ha apasionado cocinar, así que, en mi mente fusioné sus inicios con mis recetas, y al revés. Empezó el desconfinamiento, pero solo podíamos salir una hora diaria, en una hora marcada por edades.

[‘Purasangre’: la historia de una desaparición ambientada en Euskadi, con dos ertzainas y cargada de denuncia social]

Un día, no sé muy bien ni cómo, ni por qué, abrí un nuevo perfil de Instagram @mamamonomarental paralelo al personal. Donde empecé a compartir mis recetas, y poco a poco, mis pensamientos y mi maternidad monomarental. En poco tiempo, mi perfil se convirtió en una tribu virtual, mi ventana al mundo, donde podía ser yo y hacer vida social.

Raquel Orgillés.

Cambio de 'chip'

A consecuencia de la pandemia, perdí el trabajo. Y atravesé por una etapa muy larga, donde económicamente lo pasé realmente mal. Instagram y mi perfil de @mamamonomarental, eran mi terapia. Era donde me desfogaba y compartía mis penas y alegrías. Aquí fue cuando nació mi necesidad de reinventarme.

Y aquí sigo, luchando por encontrar un sitio, para poder seguir con mi segundo sueño. Un día, Sara, mi editora, me contactó por Instagram. Me comentó que Roca Editorial estaba interesada en mí, en hacer un libro distinto: un popurrí como mi perfil y yo. Me daban la libertad de contar mi historia, de dar visibilidad a mi maternidad, pero a la vez, compartiendo mi pasión por la cocina, y como ella, me había hecho crecer.

Cocina para crecer

Y así ha sido. He creado un libro muy personal dividido en dos partes. Donde cuento cómo decidí crear mi familia monomarental. Cómo viví mi maternidad confinada y cómo llegué a salvarme de una depresión, gracias a la comida y mis recetas.

En él, cuento lo importante que es tener una relación sana con la comida. Y no verla solo indispensable para crecer físicamente y mantenernos saludables, sino también como encontrar en ella una forma de expresarnos y disfrutarla con nuestra familia.

Es un libro donde encontraréis ideas, tips, maneras de ver una receta con varias opciones para dar variedad a un solo plato. Información sobre cómo ofrecer esa misma receta a los más peques e ideas, para darle un toque original para los mayores.

Recetas accesibles a todos los bolsillos, con productos frescos y de temporada, nada rebuscados y fáciles de cocinar. Pero, sobre todo, con mucho sabor y color, dando siempre espacio a que los más pequeños formen parte de su alimentación.

Porque nada tiene nada que ver un plato sobre la mesa con colaborar en su elaboración. Ir a comprar, colocarlo en la cocina, ayudar a cortar, rebozar, pelar… Oler, tocar y saborear los alimentos. Incluso colocar la mesa y prepararlo todo para comer en familia.