Ana Pérez (Sevilla, 1997) y Alba Petiso (Sant Joan Despí, 2003) llegan riendo al gimnasio del Centro de Alto Rendimiento en Madrid. Supongo que la entrevista es un paréntesis de relajación, casi de juego, tras 6 horas y media de entrenamiento y la sesión de fisioterapia. De ahí viene Ana, café en mano. Se estaba quedando dormida y se ha destemplado. Son las 7 de la tarde.

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Como no podía ser de otra manera, afrontan con mucha ilusión sus segundos JJ. OO., París 2024. Ana fue finalista en Río; no pudo ir a Tokio por un fatal accidente. Alba sí participó. Recuerda que fueron muy raros: "Era triste ver un pabellón tan grande vacío. Solo oías a tus compañeras". Una tercera gimnasta española se ha clasificado en último momento para París 2024, Laura Casabuena.

Ana se rompió los dos tobillos en el mejor momento de su carrera. Arreciaba la borrasca Filomena cuando fue con unas compañeras al gimnasio para llevar material con el que entrenar a la residencia.

Sufrió una aparatosa caída de la que ha tardado 3 años en recuperarse. Durante la rehabilitación fantaseaba con ir a París, sabiendo lo difícil que sería tan solo volver a competir.

"La lesión fue lo peor que me podía pasar. Romperte los dos pies y encima quedarte fuera de los juegos de Tokio… daba por perdida la carrera deportiva. He madurado muchísimo a nivel personal, y esto me ha ayudado en lo deportivo. Antes competía pensando en el resultado sin centrarme en lo que tenía que hacer para conseguirlo. Me he dado cuenta de que con la edad y madurez que tengo no me hace falta tanta cantidad, sino calidad".

Pero, ¿cómo se iniciaron en la gimnasia rítmica? La curiosidad de Ana iba en aumento según su hermano le contaba lo que hacía en clase de gimnasia. En cuanto fue a verlo, pidió a sus padres que la apuntaran. En el club se fijaba en las chicas mayores y se le metió "entre ceja y ceja" alcanzar el máximo nivel.

Alba no paraba de niña: "Siempre me estaba subiendo a todas partes. Una de las madres del cole le dijo a la mía que había un gimnasio al lado. Fuimos a verlo, y desde ese día". Al principio era una afición. Sus compañeras le decían que iba a llegar muy lejos, pero ella no se lo creía.

La mayoría de sus compañeras dejaron la gimnasia. ¿Qué les hizo seguir a las dos? "La disciplina y tener claro lo que quieres", responde Ana. "Claro, también influyen la suerte y las lesiones".

Alba añade la capacidad de trabajo y la paciencia: "Cuando algo no sale y ves cómo todas avanzan y tú te quedas un poco atrás, hay que tener calma". "Hay que hacer un análisis de la situación", continúa Ana. "¿Qué debo cambiar? Ser autoexigente y autocrítica, pero también, como dice Alba, tener paciencia y no querer tenerlo todo aquí y ahora. Eso solo te lleva a desesperarte y a no avanzar".

"Ser tan exigente y perfeccionista, cansa. Llega un punto en que te dices a ti misma ¡qué pesada, para ya!", bromea Ana. Alba cree que hay que ir buscando caminos y tener templanza cuando te atascas en un ejercicio y llegas cansada y desmotivada a casa de tanto repetirlo. "Si te desesperas, vas a seguir chocando contra el muro porque te obsesionas con que no te sale. A lo mejor, no estás escuchando la corrección", concluye Ana. "Esto nos pasa a todos, les digo".

Mantenerse al más alto nivel es más difícil que llegar. Una llega casi sin darse cuenta, pero para mantenerse "hay que estar todos los días pico pala, pico pala, y tener la mentalidad", explica Alba. "Hay que saber aguantar la presión, no tanto por lo que la gente espera de ti, sino la que tú te impones".

Cuatro son las modalidades de gimnasia artística: suelo, barra de equilibrio, barra asimétrica y salto de potro. Alba prefiere suelo. Ana, barra de equilibrio. La competición de gimnasia artística es una disciplina que requiere perfección en la ejecución. Se lo juegan todo a una.

¿Cómo controlan los nervios? Alba intenta mantener la cabeza bastante fría, confiar en el trabajo hecho y aislarse: "Sólo estás tú, el aparato y tu entrenadora". Ana, además, no coge el móvil. Agradece mucho los mensajes de suerte, pero "en ese momento me ponen más nerviosa".

"Maripositas en el estómago", así define Alba los nervios antes de salir a pista. "Maripositas no, ¡son águilas!", matiza la sevillana entre risas. Es fundamental alternar los momentos de concentración antes y durante la prueba, con otros para hablar, bromear y despejar la cabeza.

La gimnasta Simone Biles describió la competición como un "caos controlado". Cuando abandonó en mitad de los JJ. OO. de Tokio, explicó que el cuerpo y la mente habían dejado de ir de la mano y se había descontrolado todo. "Eso es muy arriesgado porque hacemos cosas muy difíciles. Si la mente no funciona, por mucho que quieras, no puedes avanzar", explica Alba.

Tras 2 años de terapia, hoy, Simone Biles es una de las favoritas en París, pero llegó a dudar de su habilidad para la gimnasia. Ana, que alaba su valentía, recuerda a su vez su traumática lesión: "Lo que más me ha costado ha sido recuperarme a nivel psicológico, volver a entrenar y enfrentarme a esos miedos: la competición, si seré capaz… el cuerpo tiene memoria, va solo. Llevamos haciendo gimnasia toda la vida, pero si la cabeza no acompaña, es muy difícil".

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26 años tienen Ana y Simone. Los estudios han evolucionado mucho. Los nuevos métodos de entrenamiento y de nutrición permiten a las gimnastas alargar la carrera deportiva, explica Ana, que señala riendo, "yo estoy más cascada".

Se vuelven a reír cuando les pregunto por Nadia Comăneci. Ana reconoce que "era elegancia pura, fue un hito en su momento…". Pero ellas se fijan en las gimnastas activas desde el 2010. De cada una pueden intentar adoptar algo. A la sevillana le gusta la rusa Mélnikova. A Alba, la brasileña Rebeca Andrade: "Es muy completa y bastante regular. Simone Biles destaca por la dificultad de sus ejercicios y por su potencia, parece que tiene tres muelles más que cualquier otra gimnasta".

Ana estudia periodismo en la Complutense. Todavía no ha decidido si quiere dedicarse al deportivo o al de investigación. Como gran aficionada a la novela negra, le gusta "sacar trapos sucios". Alba dice que le pega "con lo cotilla que es". Ana le responde riendo: "Uy, si tú ibas para Sálvame Deluxe". A Alba, que estudia un grado superior de deporte, le gusta en el tiempo libre ir a dar una vuelta con las amigas y en verano a las fiestas de Villarino, el pueblo de sus padres.

Las dos gimnastas se llevan muy bien. Se ríen, se vacilan y se apoyan. Llevan muchos años juntas y con solo mirarse ya saben qué está pasando por la cabeza de su compañera. Si una está nerviosa, la otra la tranquiliza.

Alba destaca de Ana su nivel de superación y que, después de tantos años, mantenga la misma ilusión. Le gustaría seguir sus pasos en ese sentido. Por su parte Ana admira de Alba su forma de tomarse las cosas: "Es capaz de relativizar. Eso es muy importante. Y su forma de competir: se come la pista".

La competición de gimnasia artística de estos terceros JJ. OO. de París será del 27 de julio al 5 de agosto. Ana ha competido ya 2 veces en el Bercy Arena de París: "Es un pabellón muy chulo. Grande, pero cálido".

El apoyo de la afición es muy importante. Están preocupadas porque ha sido muy complicado encontrar entradas para familiares y amigos. El comité olímpico facilita la compra de 2 a cada deportista.

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Las primeras españolas que participaron en unos JJ. OO. lo hicieron precisamente en París, hace 100 años. Fueron las tenistas Lily Álvarez, de la que hay actualmente una exposición en la FOM (Fundación Ortega marañón) y Rosa Torras. Este año irán 382 deportistas españoles, 192 mujeres y 190 hombres.