Rosemary Fowler con su hija Mary Fowler.

Rosemary Fowler con su hija Mary Fowler. Universidad de Bristol

Protagonistas

A sus 98 años, Rosemary Fowler recibe un doctorado honorario 75 años después de un hito que cambió la física

Su hallazgo del kaón fue clave para predecir la existencia de partículas como el bosón de Higgs y desarrollar la teoría actual sobre la composición del universo.

29 julio, 2024 01:58
Agencias

Hace 75 años, Rosemary Fowler realizó un descubrimiento que transformaría nuestra comprensión de la física al identificar una inusual desintegración de partículas.

En 1948, era una joven estudiante de doctorado en la Universidad de Bristol, Reino Unido. Poco después, en 1949, se casó con el físico Peter Fowler y decidió abandonar su carrera para dedicarse a su hogar.

Esta semana, a sus 98 años, la Universidad de Bristol le ha otorgado un doctorado honorario en reconocimiento a su contribución a la ciencia, que contribuyó, ni más ni menos, a desarrollar la actual teoría sobre la composición del universo.

Paul Nurse, rector de la institución y ganador del Premio Nobel de Medicina en 2001, destacó su "rigor intelectual y curiosidad", enfatizando que su trabajo abrió puertas a descubrimientos fundamentales que aún influyen en la física y nuestra comprensión del universo, informa la BBC.

El hallazgo del kaón, realizado por Fowler, fue clave para predecir la existencia de partículas como el bosón de Higgs. La verificación de esta partícula en 2012, en el CERN, se considera uno de los hitos más significativos de la física moderna.

En una ceremonia privada cercana a su hogar en Cambridge, Rosemary Brown ha declarado que se siente "muy honrada", aunque se mostró modesta al afirmar: "No he hecho nada desde entonces que merezca una consideración especial".

Fowler, quien nació en Suffolk en 1926 y pasó su infancia en lugares como Malta y Portsmouth, siempre destacó en los estudios. Ella sentía que "las matemáticas y las ciencias eran fáciles, mientras que escribir ensayos resultaba complicado".

En 1948, formando parte del equipo de física de rayos cósmicos de Bristol, liderado por el profesor Cecil Powell, comenzaron a investigar nuevas partículas fundamentales, logrando previamente el descubrimiento del pión, lo que le valdría a Powell el Premio Nobel en 1950.

En ese contexto, la joven Fowler, a sus 22 años, observó huellas de particulas inusuales, identificando una que se descomponía en tres piones. "Supe de inmediato que era algo nuevo y de gran importancia", recordó.

Revolución física moderna

Esa huella, conocida después como "k", era evidencia de un mesón que hoy conocemos como kaón. Aunque el equipo de la Universidad de Manchester había encontrado una partícula similar que se descomponía en dos piones, el trabajo de Fowler y Brown condujo a una revolución en la teoría de la física de partículas.

Su hallazgo fue publicado en tres artículos académicos, donde Rosemary fue reconocida como la autora principal.

El impacto de este descubrimiento fue analizado recientemente por Suzie Sheehy, profesora asociada de Física en la Universidad de Melbourne, en un artículo publicado en la revista Nature. Según ella, el hallazgo de Brown y Fowler desencadenó una serie de eventos que desafiaron las leyes de la física.

Sheehy señala que entre los años 30 y 40 hubo un auge en la identificación de partículas subatómicas, y que los métodos de investigación de la época, basados en la observación de emulsiones fotográficas expuestas a rayos cósmicos, sentaron las bases para los avances en este campo.

A raíz de su descubrimiento, se llevaron a cabo reuniones entre físicos de partículas, donde se cuestionó la noción de simetría fundamental en la naturaleza.

Entre ellos, destacado por sus aportes, Tsung-Dao Lee y Chen-Ning Yang formularon hipótesis que desafiaban las creencias establecidas sobre la conservación de la paridad, proponiendo que ciertas fluctuaciones en el mundo subatómico no eran simétricas en su comportamiento reflejado.

Este desafío fue probado experimentalmente en 1956 por la física Chien-Shiung Wu, quien validó las hipótesis, demostrando que ciertos fenómenos en el ámbito subatómico no se preservaban al observarse en un espejo.

Este avance condujo a la noción de ruptura espontánea de la simetría y, eventualmente, al descubrimiento del bosón de Higgs en 2012, que completó el modelo estándar de la física, actualmente la teoría predominante sobre la composición del universo.