Nací un cálido día del verano en el que Queen grababa Under Pressure junto a David Bowie, quizá por eso sea mi grupo favorito.

Me encantaría empezar este artículo diciendo que siempre he querido ser escritora, y que todavía guardo en un cajón todas las historias que escribí de niña, pero sería mentira. La verdad es que soy una apasionada de la lectura que escribió su primera novela en mitad de una pandemia mundial.

María Sotelo, autora de 'Nosotros somos infinitos'

María Sotelo, autora de 'Nosotros somos infinitos' Cedida

Alguien dijo una vez que "el día nunca es demasiado largo para quien tiene cosas que hacer". Y yo tenía que escribir una historia.

Si algo tenía claro en aquel momento, era que sería una comedia romántica, porque soy una enamorada del género. Para dramas y tragedias, ya tenemos la vida.

De ese reto personal nació mi primera novela, Quiero bailar slow with you tonight, que vio la luz en diciembre de ese mismo año. Una comedia romántica muy musical, narrada a cuatro voces, que se convirtió, sin pretenderlo, en el inicio de la serie Siete Mares. Y digo sin pretenderlo porque ni siquiera yo sabía qué demonios estaba haciendo. Alerta spoiler: cuatro novelas después sigo sin saberlo. 

Completan la citada serie las novelas: Algo tan estúpido como un te quiero (2) y El último habitante de tu piel (3).

Sí, por si alguien lo ha notado, me gustan mucho los títulos largos y las referencias musicales. La música siempre está muy presente en mis historias. 

Las tres novelas están disponibles en Amazon, son autoconclusivas y se pueden leer de forma independiente, pero siempre recomiendo seguir el orden de escritura para evitar spoilers.

Nosotros somos infinitos es mi cuarta novela. La primera publicada con editorial, el pasado 29 de abril, gracias a Newton Compton Editores. Y pensaréis: ¿no le gustaban tanto los títulos largos?, ¿qué ha pasado con este? Porque Nosotros somos infinitos, largo no es, pero es que tampoco era el título inicial.

Portada 'Nosotros somos infinitos' Cedida

La novela se titulaba Satélites que orbitan planetas desiertos. La elección del título se debía a que las protagonistas de esta historia llevan el nombre de dos satélites de Urano. 

Es la historia de Bianca, una chica que descubre la infidelidad de su pareja, Víctor, el mismísimo día de su boda. ¿Quién querría verse en esa tesitura? Sospecho que la respuesta obvia es: nadie, nunca. Pero supongo que el universo tiene sus propios planes, aunque, a veces, no nos gusten. 

Bianca orbitaba el planeta equivocado y la vida se encargó de abrirle los ojos para que pudiera enmendar su error. 

Y ya que hablamos de errores, es posible que asistir a la boda de su exmarido y la mujer con la que le puso los cuernos sea el siguiente que cometa. ¿Cómo ha acabado en esa situación? Buena pregunta. A ella le encantaría culpar al cosmos, pero me temo que, en esta ocasión, la culpa es suya. Aunque no toda. 

Un ex, una boda y una proposición descabellada. Siento deciros que para saber quién es el responsable de la propuesta, tendréis que leer la novela.  Es mentira, no lo siento en absoluto. 

No me odiéis, os prometo que soy buena gente, al igual que (casi) todos los personajes que vais a encontrar en el Café Oberón. Escenario principal de la novela. Hay café, galletas, abuelitas entrañables, un club de lectura, una banda sonora cuestionable y dos hermanas adorables que espero que os arañen un poquito el corazón.  

Porque esta no es solo la historia de Bianca. También es la de Belinda. Su hermana, mejor amiga y principal apoyo. Aunque no podrían ser más distintas. Donde Bianca pone cordura, Belinda añade una pizca de locura. 

Con sus camisetas con mensajes estampadas, su falta de filtro a la hora de decir lo que piensa y una pequeña, minúscula, enorme obsesión por Italia.  

Nosotros somos infinitos es una novela llena de humor, porque creo que es muy necesario, pero es mucho más que eso. 

A veces, orbitamos el planeta equivocado. Un trabajo que no nos gusta, una amistad que no es como esperábamos o una relación que no nos hace felices, pero nos quedamos ahí, atrapados, porque salir de la zona de confort, por muy mala que esta sea, asusta. Hasta que nos sacan a la fuerza y no nos queda más remedio que escoger otro camino.

¿Y sabéis qué? No es el fin del mundo. Todo pasa por algo. Y, a veces, ese otro camino y los compañeros de viaje, son infinitamente mejores.  

Así que, querida lectora, si has llegado hasta aquí, espero haberte dejado con ganas de visitar el Café Oberón y conocer a estas dos hermanas. Si lo haces, y te apetece contarme qué te ha parecido la historia, puedes encontrarme en Instagram: @por_puro_vicio. Muchísimas gracias por dedicarme un ratito de tu tiempo, que es lo más valioso que tenemos.