Cindy Ngamba (Camerún, 1998) es mujer, lesbiana y boxeadora, y tal vez esto no sería noticia si no fuera porque son las razones que la llevaron a exiliarse de su país natal y a competir en los Juegos Olímpicos de París 2024 sin bandera.

La homosexualidad sigue siendo motivo de persecución en un total de 67 países, Camerún es uno de ellos en los que amar en libertad no está permitido y, si quieres hacerlo, deberás pagar penas de prisión que van desde los seis meses hasta los cinco años. O, en su defecto, salir de allí y pedir asilo. 

Las personas del colectivo LGBTIQ+ son perseguidas y repudiadas en Camerún y esta, es la historia de Ngamba. 

Refugiada "por lesbiana"

La joven camerunesa de 26 años huyó de su país cuando tenía 11. Junto a su padre y su hermano buscaron una vida mejor tras perder a su madre. 

Tuvo que aprender un nuevo idioma y tolerar el acoso escolar que recibía. También enfrentó la posibilidad de ser deportada a los 21 años cuando la detuvieron durante una citación rutinaria en 2019 en las oficinas de inmigración de Manchester. 

Ngamba no puede volver a Camerún, "el motivo es mi sexualidad" asegura la boxeadora. Si bien nadie explica qué sucedió entonces, tras el incidente recibió el estatus de refugiada.

Superviviente de una infancia triste, el deporte actuó como salvavidas. Comenzó siendo una aficionada al fútbol en su país natal, donde pateaba balones de trapo hasta que probó el boxeo. Su entrenador Dave Langhorn no confiaba en el futuro del boxeo femenino y trató de quitarle esta idea de la cabeza subiéndola al cuadrilátero a luchar contra un adversario más fuerte. 

"Cuando me tumbaron y supe reponerme, me enamoré del boxeo", explicó Ngamba a un medio internacional. Este acontecimiento y un largo camino de entrega, disciplina y compromiso la han convertido en la primera medalla del equipo de refugiados. 

Cindy Ngamba (rojo) vs. Atheyna Bylon (azul) Europapress

Competidora independiente

En la actualidad, Cindy Ngamba reside en Reino Unido en calidad de refugiada. No competir como parte de la delegación británica es una decisión tomada a conciencia. Si bien parece una más del equipo de Reino Unido e incluso entrena en sus instalaciones y recibe el asesoramiento de sus técnicos, la boxeadora quiere mantenerse fiel a su país. 

Ojo, que esto no se malinterprete como falta de agradecimiento hacia el país que la acoge. Más bien es un acto de valentía. Rechazar la opción de regularizar su situación y optar a la ciudadanía británica (algo que se le brindó desde el propio Equipo) es su manera de visibilizar la realidad de su situación. "No puedo volver a mi país sin consecuencias" y por ello, elige luchar sin bandera.

Forma parte del Equipo Olímpico de Refugiados. Este conjunto sin bandera se forjó en los Juegos Olímpicos de Rio 2016 y Cindy ha sido su abanderada durante la ceremonia de inauguración de París 2024, como si se tratase de una premonición acerca de los resultados que obtendría en la competición. 

Medalla olímpica 2024

Atheyna Bylon celebrando la victoria de la semifinal contra Cindy Ngamba Europapress

De la semifinal disputada la noche del jueves 8 de agosto entre Atheyna Bylon y Cindy Ngamba salió como vencedora la representante de Panamá, haciendo que la camerunesa se colocase de inmediato en el tercer puesto del ranking quedando fuera de la final que se disputará la noche del 9 de agosto. Sin embargo, nunca un tercer puesto supo tanto a victoria. 

"Quiero decirles a los refugiados que sigan trabajando duro, que sigan esforzándose, porque pueden lograrlo todo"

Cindy Ngamba

La derrota de Ngamba supuso la oportunidad de conseguir la medalla de bronce en boxeo en la categoría de -75 kg y con ella llegaría el reconocimiento a todo el trabajo invertido, marcando un hito para el Equipo Olímpico de Refugiados, pues supone la primera del palmarés colectivo. 

Este triunfo de color bronce supone una inspiración y haz de luz para las más de cien millones de personas en el mundo que viven fuera de sus hogares por situaciones de conflicto o discriminación. Escenarios como el de Ucrania o Palestina hace que el Equipo Olímpico de Refugiados haya cuadruplicado su tamaño desde 2016 y que en él convivan estrellas del deporte cuyas victorias van más allá de ascender al podio olímpico.