El prejuicio de que las mujeres no podían ser matemáticas, biólogas o físicas es algo que nunca ha tenido que experimentar Eva Nogales. Y es que, gracias al ejemplo de tres de sus profesoras del instituto, para esta mujer de ciencia no era extraño encontrar a personajes femeninos en el ámbito STEM.
Sin embargo, las cifras muestras prácticamente lo contrario. La presencia de las mujeres en este campo no es un hecho tan habitual. En la Unión Europea, tan solo el 40% de los estudiantes optaron por este sector, y solo el 6% de ellos son mujeres. Pero la cifra es incluso más baja cuando miramos el panorama nacional. Del 28% de personas STEM, solo el 3% son mujeres.
Para la suerte del mundo científico, la ausencia de rostros femeninos en este campo no fue un problema para Nogales y a través de la influencia del astrónomo y astrofísico Carl Sagan, fue conociendo —a la par que enamorándose— la razón de las matemáticas como explicación ante los fenómenos físicos.
"Consideré estudiar Medicina, porque tenía muy buenas notas, pero una vez ojeé un poco fotos y revistas médicas, me di cuenta de que no tenía estómago. Entonces, casi que me alejé lo más posible y me fui a la física. Me parecía una carrera que tenía sus dificultades y me abriría puertas", confiesa Eva Nogales.
Más de 30 años de profesión
Nacida en Colmenar Viejo (Madrid), optó por estudiar Ciencias Físicas en la Universidad Autónoma de Madrid. En 1992, se doctoró por la Universidad de Keele en Reino Unido y aunque ella pensaba que, al terminar, volvería a España, donde tendría su propio laboratorio y daría clases en una universidad, el destino tenía otro camino preparado.
Sin embargo, un año después de finalizar el doctorado, en 1993, se trasladó a Estados Unidos, donde terminó siendo catedrática en la prestigiosa Universidad de Berkeley e investigadora en el Instituto Médico Howard Hughes. "En la vida hay una serie de coincidencias que no puedes predecir, como cuanto te vas a echar novio o cuando vas a tener que tomar decisiones conjuntas", explica Nogales.
Consecuencia de un puesto que le ofrecieron a su marido —entonces novio— en esta institución, a la biofísica se le presentó la oportunidad de estudiar tubulina, una proteína con la que Nogales ya había trabajado antes. "Era un proyecto muy arriesgado, pero que si funcionaba mi carrera iba a estar enfilada", asegura.
Y aunque fueron muchos compañeros quienes le dijeron que lo dejase debido a su dificultad, la dedicación y el enfoque de Eva Nogales eran absolutos. "No creo que sea especialmente inteligente, no tengo buena memoria, no tengo demasiada paciencia, pero soy muy valiente y sé agarrar las oportunidades cuando me llegan e ir con ellas", señala la madrileña.
Una vida de premios
Símbolo de una carrera —aún por continuar— llena de logros y grandes descubrimientos, los premios no han sido algo ausente en la vida de la biofísica. Comenzaba su palmarés de galardones en el año 2005 con el premio al científico vitalicio de carrera temprana de la Sociedad Americana de Biología Celular.
Algún tiempo después, en 2018, se hacía como el premio sénior de esta misma institución y, entre otros muchos méritos, en 2020 el Ayuntamiento de Colmenar Viejo la nombraba Hija Predilecta. El último galardón en recibir ha sido el Premio Inspiring Girls en la VI edición, otorgado por la Fundación Ortega y Gasset-Gregorio Marañón.
Si bien es cierto que son multitud los reconocimientos otorgados de Nogales, hay uno que destaca por encima de todos. Hablamos del Premio Shaw a las Ciencias de la Vida y Medicina, recibido en el 2023, junto al químico alemán Patrick Cramer y que es considerado el Nobel Asiático.
"Significa que mi labor de muchos años ha sido apreciada. Hace muchos años ya la sentía en otros científicos que me invitaban a dar charlas magistrales o sociedades científicas que me daban premios, pero algo de esta categoría te lanza un poquito al estrellato y va más allá del mundo científico", explica Eva Nogales.
De esta manera, la madrileña se convertía en la primera española en recibir este galardón, además de estrenar también una cuestión que nunca había sido premiada antes, la biología estructural. "Te da un conocimiento básico de los procesos de la vida, donde puedes ver cómo son las proteínas, cómo se mueven y cómo funcionan cada uno de los componentes", señala la biofísica.
Un proyecto que permite obtener una visión mejorada sobre cómo obtener resultados más afectivos con los fármacos para que sean más selectivos y se unan a unos componentes celulares específicos.
La investigación en España
"En España todavía falta tener una historia, una cultura de inversión a largo plazo y muy sistemática en la ciencia. Cada país tiene que tomar decisiones de cuáles son las prioridades, cuál es la situación económica o qué tras necesidades existen, pero está clarísimo que España y los españoles tienen que creer en la ciencia", asegura Nogales.
Aunque se está mejorando la implicación nacional respecto al ámbito científico, la biofísica afirma que es imprescindible invertir en juventud, ofreciéndoles seguridad laboral: "Tienen que poder afrontar trabajos, investigaciones más punteras y más arriesgadas y tomar decisiones donde se sientan involucrados".
Sin embargo, esta no es la única falla presente en el sistema español. Según Nogales, cambios como la reducción de la burocracia, eliminar las jerarquías o agilizar los procesos, son acciones claves para mejorar el sector científico.
Responder a cuestiones sobre cómo se regulan los microtúbulos, cómo hacen que funcionen hasta un determinado punto y luego paren, o cómo tiene que ser el paisaje en la zona del genoma para que atraiga a la maquinaria que va a leer el gen son algunas de las preguntas que rondan actualmente en la cabeza de Nogales.
Y es que, pese a que ya se ha coronado en el sector con el Premio Shaw, para esta biofísica los galardones son solo la guinda del pastel y lo que realmente motiva su día a día son las preguntas que se hace para alimentar a la sociedad haciendo contribuciones en este campo, y a Eva Nogales todavía le quedan muchas cuestiones por responder.