Maribel Biezma.

Maribel Biezma. Cedida

Protagonistas

Maribel Biezma, científica de Philip Morris: "Me llevaría un disgusto si mis hijos empezaran a fumar. Menores, no"

Es una figura clave en el sector de la investigación. Su objetivo es hallar alternativas menos dañinas al cigarrillo convencional (solo para adultos).

21 agosto, 2024 13:39

Maribel Biezma lleva siete años y medio trabajando en el sector del tabaco como científica e investigadora en un puesto de alto cargo. "Me siento afortunada, porque gracias a mis esfuerzos he conseguido trabajar en Philip Morris, una empresa muy comprometida con la igualdad de oportunidades", cuenta. "Nuestra misión es clara: creamos alternativas menos dañinas que el cigarrillo convencional para un público determinado, el de los fumadores adultos".

Muy enfocada en el fortalecimiento de la comunicación de evidencias científicas y en la gestión de relaciones con stakeholders, su aspiración es "continuar expandiendo estas iniciativas, siempre con un compromiso inquebrantable hacia la integridad científica y la mejora de la salud pública".

Como madre de dos jóvenes, la científica reconoce estar muy concienciada con la salud y el bienestar de los menores, y así lo refleja en su investigación: "Me llevaría un disgusto enorme si mis hijos empezaran a fumar o a utilizar estas alternativas. Menores no, bajo ningún concepto", sentencia. 

Ciencia y tabaco

La científica comenzó su andadura en este campo hace siete años y medio: "Trabajaba en el sector farmacéutico, y me contactó un headhunter buscando un perfil con formación científica para trabajar en una tabaquera. Me sorprendió que una empresa de tabaco estuviese interesada en la ciencia, pero escuché con curiosidad la historia de transformación de Philip Morris y su búsqueda de alternativas al cigarrillo. Tras investigar, vi muy claro que trabajar aquí me permitiría aportar mi granito de arena al problema del tabaquismo".

Maribel Biezma.

Maribel Biezma. Cedida

Biezma estudió química y, posteriormente, medicina: "Los comienzos son muy duros", expresa. "Me llevó mucho tiempo encontrar un trabajo que uniera la ciencia y los negocios.

La gran transformación

Philip Morris comenzó con la investigación en 2008. "Desde el primer momento tuvimos muy claro que era necesario ofrecer nuevas alternativas para aquellos fumadores que no se veían capaces de dejarlo. Se sabe que el cigarrillo genera muchísimo daño en el organismo, además de ser gran causa de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer", comenta Biezma.

En la compañía son muy conscientes de la dificultad que supone dejar este hábito, motivo por el cual se pusieron en marcha. La FDA, la agencia reguladora de productos en Estados Unidos, ya ha aprobado la comercialización de estos productos sin humo. "La FDA Autorizó la venta de nuestro dispositivo para tabaco calentado en EE. UU. como producto de riesgo modificado, señalando claramente que es fundamentalmente diferente al cigarrillo y que los estudios científicos han demostrado que cambiar a ellos reduce la exposición a sustancias químicas nocivas o potencialmente nocivas", señala la científica.

"Aunque lo ideal sería no fumar nada, ofrecemos otras opciones que no afectan tanto a la salud. Lo realmente dañino del tabaco es el humo que se genera con la combustión"

La evolución es innegable. A la investigación se han sumado científicos, biólogos, médicos, farmacéuticos e ingenieros: "Hoy en día ya tenemos hasta 1.500 personas que están trabajando con nosotros, uniéndose a Philip Morris desde otras disciplinas no tradicionales. Los resultados que hemos ido obteniendo se muestran en más de 500 publicaciones científicas, todo gracias al esfuerzo y la transformación que estamos experimentando como empresa en el transcurso de nuestras investigaciones".

La compañía está comprometida con su labor de concienciar y expandir los productos sin humo mostrando el impacto que provocan en la salud, mucho menor que el del cigarro. "Aunque lo ideal sería no fumar nada, nosotros ofrecemos otras opciones que no afectan tanto a la salud del consumidor. Lo realmente dañino del tabaco es el humo que se genera con la combustión; nuestros productos, que funcionan con un sistema de tabaco calentado, expulsan un vapor mucho menos perjudicial", explica.

Humo y nicotina

"Cuando quemamos una materia orgánica como es el tabaco, se alcanzan temperaturas altísimas. A partir de los 400 grados comienza el proceso de combustión, que a su vez genera un humo tóxico que es el origen de muchísimos problemas en el organismo y causa de enfermedades de todo tipo", comenta Biezma. 

El tabaco calentado, a diferencia del cigarrillo tradicional, no genera este humo dañino. "Estos productos funcionan con una temperatura de unos 320 grados, por lo que no se genera humo y no hay combustión; lo único que aparece es un vapor con una composición completamente distinta", señala. El tabaco calentado contiene un 95% menos de esas sustancias dañinas, por lo que resulta una buena alternativa para dejar de lado la manera de consumo tradicional.

Fumar tabaco calentado tiene un menor impacto en la salud que el cigarrillo tradicional, pero no resulta completamente inofensivo: "Lo mejor es no fumar nada, pero hay gente que no es capaz de dejarlo; nosotros ofrecemos esta alternativa menos dañina para evitar riesgos mayores".

Científica en el centro de I+D de Philip Morris International.

Científica en el centro de I+D de Philip Morris International. Cedida

Falta de información

La científica considera que existe una gran falta de información con respecto a estas nuevas iniciativas sin humo. "Hay muchísima escasez informativa, sobre todo en lo que respecta al público general-asegura-. En primer lugar, falta información relativa a lo dañino que es fumar cigarrillo convencional, pero también en lo que respecta a los menores de edad. Ellos no deben fumar cigarros, pero tampoco atreverse con estas nuevas alternativas, aunque sean menos dañinas".

"La población tiene derecho a saber que existen alternativas. Hay un gran desconocimiento entre la clase médica acerca de este tipo de productos y de su diferencia con el cigarrillo tradicional, y podría ser una oportunidad perdida para aquellos fumadores que no pueden o no quieren dejar de fumar. Son los médicos quienes están en la obligación de conocer nuestros productos para así poder recomendarlos a aquellas personas que no se ven capaces de dejar de fumar, cuestión que debe impulsar el Ministerio de Sanidad", afirma.

El cigarrillo electrónico forma parte de las nuevas alternativas.

El cigarrillo electrónico forma parte de las nuevas alternativas. iStock

Tabaco y menores

Cuando comenzó a desarrollarse la idea, los científicos e investigadores tenían muy claro el target de los futuros consumidores: "Sí para fumadores, no para menores de edad ni personas que nunca hayan fumado", puntualiza la científica. "Los menores de edad no deben fumar ni introducirse antes de tiempo en el mundo de los adultos, por lo que nuestros productos no están pensados para ellos".

Desde la compañía, apoyan por completo las acciones del Ministerio de Sanidad y las campañas antitabaco, subrayando que es necesario dar protección a los más jóvenes. "Por ello hay que tener un equilibrio en la regulación y venta de productos, evitando que los menores consuman, y además reconociendo estos nuevos productos sin humo como lo que son: una alternativa menos perjudicial para la salud", concluye Biezma.