La Teniente Coronel Silvia Gil (Madrid, 1975), celebra la reciente Ley de Paridad por la que las mujeres han de ocupar al menos un 40% de los puestos en órganos de dirección, incluida la cúpula del ejército: “Me parece que nuestra visión es muy necesaria en todos los ámbitos. Es algo muy positivo este impulso. Son medidas temporales, hasta que se normalice nuestra presencia en todos los ámbitos.”

Ella es académica y profesionalmente en lo más alto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Recomiendo mirar su currículum en LinkedIn. Dejo aquí una pincelada. Fue la primera mujer al mando de la Sección de Rescate e Intervención en Montaña, la primera capitán jefa en un subsector de Tráfico, el de Las Palmas. Como Teniente Coronel, es la primera al frente de una Comandancia de la Guardia Civil, concretamente en Teruel. También ha asumido misiones en el extranjero. 

Impulsó el primer Plan de Igualdad en la Guardia Civil cuando estaba destinada en el Gabinete Técnico de la Dirección General de la Guardia Civil (2014-2020). Para hacerlo bien estudió un máster en Estudios de Género, Especialidad de Políticas Públicas e Intervención Social. Posteriormente se doctoraría en Estudios Feministas y de Género.

Es licenciada en Derecho, tiene un grado en Ciencias Jurídicas y de las Administraciones Públicas y un Máster en Seguridad, entre otros títulos. También es diplomada de Estado Mayor y ha pasado por el Institut des hautes études du Ministère de l'Intérieur (IHEMI).

En 2018, con su ascenso a Teniente Coronel, estuvo en el Top 100 Mujeres Líderes. Tras tres años en el ranking, es Top 100 Honoraria. Dice que habría que preguntar a los suyos qué opinan de ella como jefa: “Tengo en cuenta a las personas, pero soy muy exigente. Si cumples, estoy al 200%.”

Entrevisto por videoconferencia a la Teniente Coronel. Está en su despacho de la Comandancia de Teruel. Ha pasado sus vacaciones estudiando para los exámenes de una nueva carrera, Psicología. Esta la hace por gusto, todas las demás las ha hecho con el objetivo de cumplir mejor con su deber. Cierra la puerta y apaga la emisora para no tener interferencias. Es cercana y perfeccionista. Conmueven su vocación de servicio y entrega. A la pregunta de cómo está, responde: “Aquí vamos, en la lucha”.

¿Son realistas los cinco años que se dan en la Ley de Paridad para cumplir con el 40% de mujeres en la cúpula militar?

Desconozco las cifras de mujeres en el Ejército. Creo que en lo que respecta a la Guardia Civil no sería posible.

¿Cómo se aplicará la Ley de Paridad en este caso?

Habría que preguntarle al legislador. Supongo que acabarán relajando los plazos.

Con la nueva ley, ¿cabría la posibilidad de que haya mujeres de menor rango que una teniente general al frente de alguno de los ejércitos?

No creo. Los empleos ayudan en la ejecución de las funciones, por lo que no parece que fuera apropiada esa medida.

Usted es la primera mujer al frente de una Comandancia de la Guardia Civil. ¿Qué significó para usted este nombramiento?  

Fui la primera nombrada, pero hubo una comandante que se hizo cargo de manera provisional antes que yo, en Cáceres. Para mí fue un gran honor abrir esta nueva vía. Cada vez que una mujer abre un camino lo hace para todas las que vienen detrás. Ayuda a quitar ese miedo de no ser capaz que, aunque sea infundado, existe. 

Usted ha dicho que “abrir camino siempre es difícil”. Tras tantos años de servicio y habiendo abierto tantos, ¿cómo resumiría su experiencia? 

Para abrir caminos hay que trabajar muchísimo. Cuando siempre se ha hecho algo de una manera, parece que cuesta romper ese hábito. Desmontar las creencias es complejo para quien te da la oportunidad y para ti misma.

Acto de celebración del día del Pilar en Alcañiz, el día 12 de octubre del pasado año. Cedida

¿Algunas dificultades que haya tenido?

El tener que estar demostrando constantemente. A lo mejor no tenía que hacerlo, solo sentía que debía, pero ha sido muy cansado. Estoy muy agradecida a la vida, a la Guardia Civil, por todo lo que he podido hacer. Quiero poder seguir desempeñando mi trabajo. He tenido la suerte de mi vida encontrando esta vocación.

¿Qué aporta la mujer a la Guardia Civil?

Diversidad, otro punto de vista, otra forma de hacer las cosas y representatividad. Las mujeres somos, en general, más víctimas de delitos que artífices. Nuestra participación en la prevención es fundamental. Hay aspectos de los que solo nosotras nos damos cuenta.

Teruel es de los territorios donde más afecta la despoblación. Esto incluye falta de efectivos de la Guardia Civil. ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta?

El mayor reto en estos territorios es llegar a tiempo con los medios que tienes y ser eficaz en la intervención. Si se llega tarde, sirve de poco. Los casos más llamativos son cuando se resuelve un crimen o robo, pero para nosotros eso es llegar tarde.

Precisamente para dar mejor servicio a la ciudadanía, como está tan despoblada esta provincia, hemos formado a toda la comandancia en el uso del desfibrilador. Solemos llegar los primeros a los auxilios sanitarios y muchas veces solo llegamos nosotros. 

Ahora en verano con las fiestas de los pueblos, ¿cuáles suelen ser los casos en los que tiene que intervenir la Guardia Civil? 

Nosotros tratamos de prevenir con la presencia. El mayor éxito es que no se produzcan incidentes. Esto implica que no se puede demostrar que hayas prevenido algo. Una vez que se han producido -suelen ser peleas, encontronazos entre vecinos y visitantes- intentamos intervenir lo antes posible para que no vayan a más.

Usted ha estado en destinos muy diversos. ¿Qué le hizo pasar de Teniente jefa de Puesto Principal en Vecindario (Canarias) a la Sección de Rescate e Intervención de la Montaña en Cangas de Onís tras superar unas pruebas durísimas?

A mí me encanta la Guardia Civil. He intentado, por un lado, hacer el trabajo genérico, como ser jefa de un puesto principal o lo que hago ahora, jefa de una comandancia. Por otro, hacer otro tipo de trabajos. Yo quería ser rescatadora de montaña desde cuando estaba en la Academia. La vida me permitió poder cumplir ese sueño.

Silvia Gil realizando prácticas de RCP en mayo del pasado año. Cedida

Fue la primera mujer en pasar esa prueba y además ha hecho cursos de buceo, paracaidismo y rescate de espeleología.

Ahora somos 5 mujeres las que hemos superado el curso de montaña. Se nota que soy una persona inquieta. En parte me gusta retarme a mí misma. El de paracaidismo lo hice en Pau con el Ejército de tierra francés. Me trataron tan bien que les regalé mi tricornio. Fue durante mi destino de algo más de 2 años en Francia, en la Academia de Oficiales de la Gendarmería Nacional.

De la montaña pasó por varios destinos extranjeros. Uno fue el de oficial de enlace de la Misión de Monitorización de la Unión Europea en la frontera israelí, en 2006. Tal y como están las cosas ahora, ¿qué recuerda?

Vivía en Israel, pero trabajaba en la franja de Gaza. En la frontera de Rafah era oficial de enlace. Tenía que tratar que palestinos e israelíes se entendieran para la apertura y cierre de la frontera. Era una tarea bastante compleja. Pero luego Egipto cerró el paso fronterizo. Y, aunque la misión iba a durar un año, me marché al octavo mes.

¿Qué suponía mayor complicación, tratar con palestinos o israelíes?

En general, me entendía mejor con los israelíes, quizá por la cercanía cultural. Pero no siempre. Dependía mucho de cada persona.

Siendo comandante en el Gabinete Técnico de la Dirección General de la Guardia Civil impulsó el I Plan de Igualdad en la Guardia Civil. Ahora que han pasado unos años, ¿qué balance hace?

Se ha avanzado bastante en algunas cosas. En otras cuesta más. Pero tengo la sensación -y las cifras la avalan-, de que vamos mejorando. Cada vez más mujeres sienten la vocación de unirse a nosotros. Los últimos años ha habido cerca de un 30% de mujeres aprobadas para la escala de cabos y guardias. Este dato es, en parte, gracias a que se ha dado mucha visibilidad a las mujeres. No hace falta ser supergirl, somos mujeres normales.

Usted entró en la Guardia Civil con el grado de teniente tras su paso por la Academia Militar y la de Oficiales de la Guardia Civil.

Cinco años de estudios. Haciendo la oposición para entrar en la Academia General Militar, conocí a un compañero que se preparaba para la Guardia Civil, y así fue cómo me enteré de que existía la Escuela de Oficiales. Salí como teniente de la Guardia Civil, ya con mando. Yo quería serlo, pero no sabía nada de grados ni de formas de acceso.

¿Su padre no estaba en el Cuerpo? ¿De dónde le viene la vocación?

No. Tenía dos hermanos mayores que eran guardias de base. En los años 80 en España azotaba mucho el terrorismo. Yo era niña. Esas imágenes tan violentas, tan duras e inhumanas me marcaron profundamente. Luego, paradójicamente, no he trabajado en antiterrorismo.

Lo suyo es la educación continua. El número de títulos es impresionante. ¿Qué le llevó de un estudio a otro? 

Cuando estaba desempeñando una función veía que me hacían falta conocimientos. Ha sido la necesidad -o lo que yo sentía como necesidad- de saber para dominar el terreno y hacer mejor mi trabajo. Volvería a hacerlo. Ahora se tienen en cuenta las titulaciones para la carrera profesional, pero cuando empecé a estudiar no. Nuestra obligación es hacer nuestro trabajo lo mejor posible porque estamos al servicio de la ciudadanía.

Dio formación a gendarmes de Burkina Faso en materia de Derechos Humanos y Género. ¿De qué modo recibían esas lecciones viniendo, además, de una mujer?

No fue sencillo. Primero por ser mujer, luego blanca. Fuimos dos veces, una chica consultora especialista en temas de género y yo. Eran 25 horas de clase con unos 160 gendarmes, todos en una misma aula, lo que dificultaba el trabajo. Pedimos que dijeran qué esperaban del curso. Luego les dije que yo esperaba que, al menos, solo uno de ellos pensara en una sola cosa de las que íbamos a tratar. Si eran más, mejor. Se rieron.

Cuando acabó el curso, uno de los gendarmes que había sido bastante contestatario, me pidió hablar. Yo me temía algo negativo. Me dijo que le había hecho pensar en más de una cosa y que no era el único. Fue muy bonito y se lo agradecí. Fue duro, para todo tenían explicaciones, no estaban muy receptivos.

Ahora está estudiando por la UNED la carrera de Psicología. ¡Y es terapeuta de la Gestalt!

Lo de la Gestalt lo hice hace bastantes años. Una chica que vino a denunciar que en la residencia donde trabajaba se maltrataba a los abuelitos me dijo que lo que yo le decía tenía que ver con la terapia Gestalt. Yo no sabía lo que era, pero como me atrape algo, me apunto. Lo empleo en la vida diaria, no como terapeuta sino con las personas con las que hablo.

La psicología siempre me había interesado. Hasta ahora había antepuesto mi necesidad profesional. Esta vez lo hago por gusto personal. Estudiar me gusta.

Además de estudiar, ¿qué aficiones tiene?

Correr, caminar, los deportes, me gustan las personas, bailar. La vida. 

¿Ha tenido que renunciar a muchas cosas por su carrera profesional?

Muchas, claro. He priorizado a la Guardia Civil y todo lo demás ha sido relegado. Pero no me arrepiento.

Silvia Gil realizando prácticas de RCP en mayo del pasado año. Cedida

De todas las condecoraciones y premios que ha tenido, ¿cuál le ha reconfortado más?

Elegir es muy difícil. Te digo dos. El primero, un reconocimiento a la labor en materia de igualdad que dio el Colegio de la Abogacía de Madrid a la Guardia Civil. Nos costó mucho esfuerzo todo el trabajo.

Y, recientemente, me han entregado la llave de la villa de Calamocha, un pueblo de Teruel, por hacer bien mi trabajo. Yo pongo mi tiempo, mi cabeza -todo lo que estudio es por y para- y el corazón. Como auxiliamos a personas en situaciones muy complicadas es importante poner el corazón también. 

Que se haya visto reconocido ese esfuerzo por cumplir muy bien con nuestro deber, es muy bonito. Siempre es una labor muy callada. Se dan las llaves de una villa a personas muy relevantes y yo no dejo de ser una servidora pública.

¿Para cuándo una guardia civil General?

Ojalá llegue lo antes posible. Se lo deseo a todas mis antecesoras. Es muy importante que nuestra visión esté arriba también.