Quizá el nombre no os resulte demasiado familiar (o quizá sí, aunque hay que ser muy experta), pero ella ha sido una de las mujeres que han hecho historia en el mundo de la moda, aunque de manera discreta pero no por ello menos importante. Nos sobran razones para rendir homenaje a Betty Halbreich, la primera gran personal shopper de la historia, que fallecía el pasado sábado 24 de agosto en Nueva York a los 96 años, a causa de un cáncer, tal y como ha confirmado su hija.

En su biografía se mezclan grandes mujeres como Liza Minelli o Lauren Bacall, la serie Sexo en Nueva York, un intento de suicidio y ventas de miles de dólares en ropa de grandes marcas. Halbreich era una mujer emprendedora, pionera, brillante, sagaz y también sarcástica, algo que reflejaba en su misión de encontrar la ropa adecuada para sus clientas. 

Nacida en Chicago en 1927, fue una apasionada de la moda desde niña y siempre mostró su propia personalidad, contraviniendo las reglas establecidas. "Si todo el mundo llevaba los cárdigan abotonados por delante, yo los llevaba abotonados por detrás", recordaba en un libro biográfico. Le gustaba disfrazarse colándose en el armario de su madre, adicta a los sombreros, sin imaginar que años más tarde los armarios y burros de ropa serían su futuro. 

Llegada la juventud se casó y se mudó a Manhattan. El matrimonio no resultó como esperaba, y Sonny, su marido, tenía constantes aventuras. Betty, mientras, ahogaba su tristeza y frustración comprando ropa con su dinero. La inevitable ruptura le hizo caer en un profundo pozo e intentó quitarse la vida cortándose las venas, tras lo cual ingresó en un psiquiátrico. Ya recuperada tuvo que buscar empleo para poder salir adelante y fue ahí donde comienza su apasionante historia.

Entró a trabajar en los grandes almacenes Bergdorf Goodman, en el Departamento de Ventas, y pronto destacó por su increíble olfato estilístico. Mujer innovadora, creó allí su propia oficina para asesorar a las clientas consiguiendo un éxito arrollador. Su oficina generó ventas anuales de dos a tres millones de dólares y atrajo frecuentes visitas de diseñadores como Isaac Mizrahi y Michael Kors.

Durante décadas ejerció de personal shopper para damas pudientes y distinguidas, también para estrellas del cine. Trabajó en estrecha colaboración con los estilistas de películas como Broadway Danny Rose (1984), de Woody Allen, protagonizada por Mia Farrow, y Sophie's Choice (1982), de Alan J. Pakula y con Streep en el papel principal. Y en archiconocidas series como Gossip Girl y Sexo en Nueva York, que contaban con un gran presupuesto en ropa por capítulo.

Salió de ese mundo oculto en el que se movía, protegiendo la privacidad de sus clientas, y a los 80 años se convirtió en una estrella pública al protagonizar el documental Scatter My Ashes at Bergdorf’s en 2013. Al año siguiente publicó sus memorias, I'll Drink to That: A Life in Style, With a Twist (Beberé por eso: una vida con estilo y un toque diferente).  La revista New York la describió como "la personal shopper más famosa del mundo y tituló su perfil con una frase reveladora: "Pregúntale a Betty".

Ella misma se definía como "una terapeuta, terapeuta de moda. La mitad del tiempo no vendo, estoy muy ocupada entrando en las vidas de mis clientas". Tenía unas reglas muy marcadas a la hora de trabajar, que desveló tanto en su documental como en las entrevistas que concedió durante sus últimos años. Algunas de ellas eran no aceptar a la segunda esposa de un hombre si ya había vestido a la primera, "y tampoco a la amante". "Nunca digas 'te queda horrible', sino que el vestido es horrible", era otra de sus máximas. 

Betty Halbreich nunca se jubiló pese a su avanzada edad y deja un libro póstumo que se publicará en abril de 2025, titulado No One Has Seen It All: Lessons for Living Well From Nearly a Century of Good Taste (Nadie lo ha visto todo: lecciones para vivir bien a partir de casi un siglo de buen gusto), con prólogo de la actriz Lena Dunham, con la que trabajó. 

Le damos un último adiós recuperando una de sus reflexiones sobre el mundo de la moda: "El desplazamiento del amor, el afecto y la atención hacia un par de zapatos o un vestido ha creado toda una industria. Sin embargo, como todas las buenas defensas, es mejor usarlas con moderación y solo cuando uno comprende un poco las motivaciones que se esconden debajo de la superficie".

Su perfil de Instagram, donde acumulaba 35.000 seguidores, continúa activo como recuerdo a su legado, repleto de vídeos con sus reflexiones sobre la moda y la vida y también con los looks que han definido su impecable estilo.