Francisca Sauquillo (81 años, Madrid) convive con dos mochilas que se han ido llenando de experiencias con el paso de los años. Una de ellas ha aglutinado a personas entrañables, historietas que contar a sus nietos, moralejas que la vida le ha regalado... La otra, se ha colmado de dolor: la muerte de su padre, de su hijo, de su marido... Y el asesinato de su hermano, Javier Sauquillo, a manos de unos pistoleros de extrema derecha en la Matanza de Atocha del 1977.

Aquel día, ella no estaba en el bufete, tampoco otras tres compañeras que salvaron la vida. Sobrevivir a un hecho tan traumático marca, pero ella ha hecho historia en su profesión. Como abogada, ha sido la creadora de la primera asociación de vecinos en España, fomentó la remodelación del chabolismo en Madrid, y defendió tres de los juicios más importantes de la historia reciente, entre ellos el de las últimas ejecuciones en el año 1975 y el caso del aceite de colza.

Para las nuevas generaciones, quizá todo eso suene algo lejano. Sin embargo, su legado sigue más vivo que nunca. Ahora, las cámaras de RTVE y MOD Producciones recrea los acontecimientos de aquel cruento atentado en Las abogadas.

'Las abogadas'

La serie narra la historia de cinco abogados laboralistas asesinados a tiros por unos ultraderechistas en un despacho de la calle Atocha, pero lo hace contándolo desde la voz de cuatro jóvenes, también abogadas, que sobrevivieron. Ellas son Lola González, Cristina Almeida, Manuela Carmena y Paquita Sauquillo, que ayudaron a cambiar la historia de España, despertando nuevas sensibilidades entre la sociedad.

La serie, que tendrá un total de siete capítulos, se ha depositado en manos de un elenco de mujeres fantásticas. Su creadora es Patricia Ferreira; al guion, Marta Sánchez, Irene Niubó y Virginia Yagüe. La producción ejecutiva corre al cargo de Nieves Fernández Blanco, Fernando Bovaira y Guillem Vidal-Folch. Y, como protagonistas, Paula Usero, Irene Escolar, Elísabet Casanovas y Almudena Pascual.

Esta última es la encargada de dar vida a Paquita Sauquillo, una mujer sincera, valiente y luchadora con quien el equipo de Magas ha tenido el placer de hablar.

¿Cómo recuerda aquel fatídico suceso?

Lo recuerdo perfectamente. El día 22 de enero tuvimos una asamblea en la que estuvo mi hermana y mi cuñada Lola, para que se legalizase la federación de vecinos. Ahí ya estábamos preocupados porque había una situación de tensión, que fue lo que posteriormente se llamó la Semana Negra.

Eso fue el sábado, y el domingo por la mañana hubo una manifestación con un muerto, y el lunes murió otra chica. Yo ese 24 de enero de 1977 fui a Vallecas, como siempre, a la asociación de vecinos. A última hora de la tarde, ya en casa, me llamaron para ver si sabía dónde estaba mi hermano. Yo no tenía ni idea.

Después llegó mi marido, Jacobo, y me dijo lo que había ocurrido. Nos fuimos al 12 de octubre, donde estaba mi hermano Javier, ya inconsciente, y mi cuñada Lola. Después, se lo dijimos a mi madre. Al día siguiente, no sabíamos qué iba a pasar ni cómo iban a ser los entierros, porque el Gobierno, que presidía entonces Suárez, tenía miedo de lo que pudiera ocurrir.

Fue únicamente el decano del Colegio de Abogados de Madrid el que se enfrentó al Gobierno para decir que el entierro tenía que ser allí. Fue muy impresionante porque todo el mundo iba en silencio.

¿Cómo fue la reacción de la sociedad?

Con un silencio y dolor impresionante. La verdad es que el entierro, como familia, fue muy impresionante porque veías a toda la gente y a muchos compañeros llorando. Fue un entierro masivo, muy masivo, pero en silencio.

¿Cree que a día de hoy se ha hecho justicia?

Es difícil hacer justicia ante un acontecimiento tan duro. A algunos de los asesinos les dejaron salir y escaparse y se fueron de España. Me parece que no se portaron muy bien.

La sociedad joven no puede recordar esos hechos, pero la Fundación de Abogados de Atocha que se creó en 2004 ha intentado retomar la memoria de aquellos acontecimientos para que no vuelvan a ocurrir. Yo creo que con motivo de la desgraciada Matanza de Atocha fue legalizado el Partido Comunista y los demás partidos de la izquierda a partir de abril de ese año, de 1977. Esos acontecimientos contribuyeron, desgraciadamente, a democratizar la sociedad.

"No me considero tan heroína, realicé el papel que me tocaba en aquel momento"

¿Cómo recibió la noticia de que se haría una serie sobre la Matanza de Atocha?

Patricia Ferreira, la directora de cine que desgraciadamente falleció, me dijo que quería hacer una serie sobre acontecimientos de los años 70. Yo le dije que contara conmigo, pero después cayó enferma y me explicó que habían cogido los mandos del proyecto otras personas, que durante el rodaje no han contado con nosotras.

Entiendo que no lo hayan hecho. Lógicamente, creo que les da miedo contar con los personajes reales, porque hay hechos concretos que pueden ser contados desde otro punto de vista y, si no te gustan, estropeas la producción.

¿Ha conocido a Almudena Pascual, la actriz que va a interpretar su personaje?

No, no la he conocido. Tengo ganas de hacerlo porque, efectivamente, sí que se da un aire a como yo era en esos años.

¿Qué cree que es lo más difícil de interpretar de su carácter?

Yo creo que lo ha conseguido bastante bien. Es difícil ponerse en la piel de una persona que ha vivido los acontecimientos de la Matanza de Atocha. Ella ha tenido que ver cómo reaccioné en ese momento, transmitir a mi madre el suceso... 

Las mujeres ostentan la mayoría de puestos de dirección de la serie. ¿Qué importancia tiene esto en una producción como Las abogadas?

La sensibilidad de las mujeres es importante. Esta serie no es fácil de hacer porque tres de las abogadas aún vivimos. La producción está muy bien. Ha intentado escoger a cuatro mujeres y contar el papel que jugaron durante años los 60 y 70 en acontecimientos que realmente marcaron la historia de España: el cambio de la dictadura a la democracia, la Matanza de Atocha, las últimas ejecuciones...

Al estar la serie ideada por una mujer, como fue Patricia Ferreira, creo que tiene una sensibilidad concreta porque ella también vivió estos acontecimientos y nos conocía. Que haya sido todo hecho por mujeres a mí me parece bien.

Ha dicho que es una serie difícil de realizar por el hecho de estar ustedes tres vivas. ¿Qué cree que pensaría Lola, la cuarta abogada ya fallecida, si se enterase que se ha hecho una serie?

Es difícil ponerse en la cabeza de otra persona. Lola vivió acontecimientos muy desgraciados, pero también fue feliz porque era una persona estupenda. Pasó por el asesinato de su novio, Enrique Ruano, y luego vivió el de su marido, mi hermano Javier Sauquillo. Si Lola viera la serie, volvería a recordar unos hechos muy dolorosos, pero realmente la tratan bien, la tratan como era ella.

Ustedes cuatro son un ejemplo claro de mujeres pioneras y empoderadas...

Yo no me concibo así a mí misma (ríe), yo concibo que realicé el papel que me tocaba en aquel momento, pero no me considero tan heroína como en la serie nos intentan poner, por lo menos yo.

Es el papel que tuve que vivir, desgraciadamente, en los acontecimientos de Atocha y en la defensa de las últimas ejecuciones del franquismo. No considero que sea un ejemplo único, ni mucho menos. Cada momento de la historia plantea cómo hay que trabajar, e hice lo que creí entonces que había que hacer.

A pesar de que no se considere una pionera, ha conseguido muchos logros a nivel personal y profesional. Por ejemplo, sus sentencias han marcado jurisprudencia, como en el caso del aceite de colza.

Como abogada tuve la suerte de poder defender casos muy importantes. De hecho, he defendido tres juicios que han marcado la historia. Junto con Cristina Almeida defendí el Proceso 1001 que puso el foco en la represión franquista, en donde pedían penas fuertes de 20 años por reunirse con Comisiones Obreras.

Luego defendí a las victimas de las últimas ejecuciones del franquismo, que eso no sentó jurisprudencia. Y también tuve la suerte de encontrarme a una persona que había tomado aceite de colza, y ese fue un juicio que marcó historia y sentó el principio de la Ley del Consumo.

He tenido la suerte de tener esos tres juicios, que han marcado historia. Pero vamos, no creo que sea tanto por mis méritos, aunque yo lo trabajaba y lo estudiaba, sino porque me tocaron esos tres sumarios.

Y a nivel social, es la fundadora de la primera asociación de vecinos.

Sí. Fue la Asociación de Vecinos de Palomeras Bajas en Vallecas, y al mismo tiempo se creó otra en el País Vasco, la de Rekalde. Surgió porque nos acogimos a una ley que no estaba pensada para asociaciones de vecinos, estaba más bien ideada para temas de asociacionismo de prensa.

Eso sí que sentó un precedente muy importante en España, porque en ningún país europeo se da lo que nosotros conocemos como asociaciones de vecinos. Hay muchos estudios que analizan el papel que jugaron cuando no había ayuntamientos democráticos. Creo que fueron pioneras y sí, de eso sí estoy bastante contenta y satisfecha. Conseguimos la remodelación del chabolismo de todo el extrarradio de Madrid.

Con todos estos logros, que no son pocos. ¿Fue difícil hacerse un hueco en una sociedad que estaba mucho más masculinizada que ahora?

Yo, sinceramente, no tuve problemas. Como abogada feminista, a la hora de trabajar la gente me respetaba. De hecho, tuve una asamblea en el antiguo pabellón del Real Madrid, que estaba de bote en bote, y a mí me aceptaban hablar.

Únicamente el problema que tuve fue cuando un juez me dijo que como era mujer tenía que venir un procurador o alguien que fuese hombre. Es decir, la legislación vigente en el momento me permitía defender a otros como abogada, pero no me podía defender a mí misma. Así que diría que en cuanto a la sociedad no tuve problemas, aunque en aquellos años fuera muy patriarcal.

"Con la caída del muro, pensaba que habría paz en Europa y que vería todos los gastos en armamento dedicados al desarrollo"

Esta es una pregunta que se la hago prácticamente a todos mis entrevistados. Si tuviera que decirle algo a la Paquita del pasado, a la del 24 de enero, ¿qué sería?

Tendría que decirle que mereció la pena lo que hizo. Que el trabajo que realizó mereció la pena para que hoy la sociedad sea un poco mejor. Y que han pasado muchos hechos tristes en su vida, pero que también ha tenido la suerte de conocer a mucha gente estupenda.

Y para finalizar, a día de hoy, ¿cómo definiría su vida?

Siempre lo digo: yo he tenido dos mochilas, una mochila de muchos dolores porque tuve la desgracia de quedarme sin padre con 14 años, el asesinato de mi hermano, la muerte de mi hijo y la de mi marido, que era estupendo.

Tengo una mochila de dolor, pero también tengo una mochila agradable con la que he vivido siempre. Ahora tengo un hijo, dos nietas, el hecho de saber que he creado la primera asociación de vecinos, haber montado una asociación de cooperación y de ayuda a los emigrantes, he conocido a mucha gente estupenda... Y con las dos mochilas sigo viviendo.

Y a futuro, ¿tiene algún proyecto?

Mi proyecto es que la sociedad sea cada vez más democrática. Cuando era joven, confiaba en que algunos avances ya se habrían dado. Con la caída del muro de Berlín, por ejemplo, pensaba que iba a haber paz en Europa y que vería todos los gastos en armamento dedicados a gastos para el desarrollo. Quiero que, aquello que tenía ilusión por que ocurriera, que ocurra de verdad. Pero ahora lo veo muy difícil.