La salud importa, y la salud femenina especialmente. Acostumbradas a ser cuidadoras, un rol que nos ha acompañado desde que el mundo es mundo y que hoy sigue haciéndolo pese a los avances en igualdad, muchas veces dejamos de lado nuestro propio bienestar 'silenciando' nuestras dolencias y poniendo en riesgo nuestra vida.
Esto es algo que hay que cambiar; y hay que cambiar ya. Los datos hablan por sí solos: las mujeres tenemos mayor esperanza de vida, pero pasamos más años enfermas; llegamos tarde a muchos diagnósticos y no atendemos como se debería problemas como la salud mental. Todo esto afecta de manera global, mucho más de lo que podríamos imaginar.
Precisamente para ahondar en esta problemática trabaja Women Leaders in HealthCare, fundada hace ocho años y cuyo objetivo es impactar en la sociedad para aportar soluciones reales a problemas de salud femenina que afectan a los ámbitos social, político y económico. Para ello, nueve mujeres de distintos sectores han sido elegidas como embajadoras y asesoras, y a partir de octubre se pondrán manos a la obra para difundir su misión y crear un espacio de debate para la nueva realidad sanitaria.
Entre ellas está Marta Reyes, con la que Magas ha hablado de la importante tarea que tiene entre manos junto al resto de expertas y que afronta con muchísima ilusión. La nueva asesora de WLHC viene de la industria farmacéutica, un sector que, como ella misma explica, es eminentemente femenino. Aunque, como sucede en otros ámbitos, las mujeres no están tan representadas a nivel de los puestos de poder.
Esto es algo que sucede en las ciencias de salud en general. "En enfermería, por ejemplo, el 80% son mujeres. El otro día entré en un aula en Barcelona y no había ni un solo varón, me quedé impresionada", relata Reyes. Y, pese a ello, hay mucho trabajo por hacer en lo que se refiere a la concienciación de las propias pacientes de la necesidad de cuidarse y también en aportar una perspectiva de género a nivel integral. Precisamente ahí entre Marta Reyes, hace un año y medio, para aportar esa visión en femenino, basada en tres pilares.
"Queremos poner el acento en que la salud en femenino importa y hay que poner el foco, pero de una manera inclusiva, no excluyente. Primero porque las mujeres tenemos patologías que los hombres no tienen, y a veces las que compartimos se presentan con sintomatología diferente. Eso provoca un sesgo de diagnóstico. Nuestro metabolismo es diferente y eso no siempre se tiene en cuenta a nivel farmacológico", explica.
"Segundo, por la feminización cada vez mayor del sector del cuidado de la salud; y tercero, por el rol tan importante que ejerce la mujer como cuidadoras de nuestros entornos. Somos las proveedoras de salud hacia arriba y hacia abajo, y estamos en medio. Es decir, llega un momento en que cuidamos de la salud de nuestros padres, de nuestros hijos, de nuestros maridos... Y muchas veces dejamos en segundo plano nuestra propia salud y esto hace que, a veces, lleguemos tarde a determinados diagnósticos", confiesa la experta.
Llegar tarde tiene implicaciones graves...
Sí, esto tiene relevancia porque llegar tarde a un diagnóstico de diabetes u oncológico tiene consecuencias negativas en la salud. Hay datos de los países nórdicos, que le han puesto foco a esto, y estiman que las mujeres llegan en torno a dos y medio más tarde a un diagnóstico oncológico que los hombres y cuatro y medio en un proceso metabólico. Ese es tiempo que corre en nuestra contra.
Por otro lado, uno de los datos que más impresionó cuando comencé a trabajar como asesora de este foro fue el proporcionado en el Foro Económico de Davos, donde un análisis de la consultora McKinsey, en la parte de healthcare, estimaba que las mujeres pasan un 25% más de nuestro tiempo vida con enfermedad que los hombres. Es decir, las mujeres tenemos una esperanza mayor de vida, pero vivimos más años enfermas.
Y vivimos más cuidando que cuidándonos. Esto tiene un impacto.
En efecto. Si no nos cuidamos nosotras mismas, tampoco podremos ejercer el rol de cuidadoras, ese es el impacto que tiene. Además, también hay datos que demuestran que las mujeres que cuidan de su salud, que se alimentan bien, que practican actividad física, etc., generan entornos familiares mucho más saludables.
O sea, el pilar de la sociedad también gira en torno a que tengamos una población femenina sana y activa, porque esto tiene implicaciones laborales y redunda en costes económicos. Se estima que por cada euro que se inviertan en mejorar la salud femenina se obtienen tres de retorno. Es una inversión más que eficiente. Eso se traduce, por ejemplo, en una disminución de la tasa de bajas laborales, la mayor incorporación de la mujer al mundo laboral y evidentemente en un impacto en el consumo. Si no estás enferma, sales más, vas al cine, a cenar...
Es necesario invertir en salud femenina, en detectar, analizar y proporcionar soluciones para que mejore y pasemos menos años en enfermedad.
Las primeras que han de concienciarse de esto somos las propias mujeres.
Si no nos cuidamos nosotras, no podemos cuidar a los demás. Entonces, ya que somos tan responsables con nuestro entorno, hay que serlo también con una misma. Hay que poner el foco en temas como la salud mental, que en las mujeres es importantísimo y que, a veces, está vinculada a procesos hormonales y a las diferentes etapas por las que pasamos como la menopausia. Tenemos que aprender a cuidarnos, a cuidarnos bien, a querernos y a dedicarnos tiempo y cariño.
Hay temas específicos de la mujer como la menopausia, muy silenciada en los entornos laborales pese a que tiene muchos efectos que condicionan su vida.
Sí, en este aspecto también queremos dar un enfoque empresarial, pero siempre aportando soluciones. Y este será uno de los temas que trataremos en un futuro.
¿Cómo trabaja este consejo asesor?
Lo que queremos es seleccionar cada año tres temas y cada uno tendrá primero un estudio y un análisis para ver dónde tenemos esos puntos de acción. Queremos constituirnos en foro de debate con los mejores expertos, no necesariamente mujeres, sino el que más sepa del tema a tratar. Terminaremos cada evento con un listado de recomendaciones, con un decálogo de propuestas a nivel laboral, empresarial, político, económico, institucional y a nivel del entorno sanitario. Pretendemos sacar unas propuestas que poner a disposición de la sociedad, porque creemos firmemente en que solo podemos constituir una sociedad evolucionada, que progresa y que evoluciona con unos ciudadanos sanos y en plena forma.
¿Cuál será el primer tema?
Hay un tema que nos parece crítico que es el impacto de las pantallas y vamos a hablar de la franja de edad de la mujer joven que se incorpora al mercado laboral. Muchas de ellas vienen de aquel encierro de la pandemia, durante la que terminaron sus estudios aisladas, comunicándose con sus iguales a través del ordenador.
Entonces lo que están observando muchos expertos es que la incorporación al trabajo de estas mujeres jóvenes les está suponiendo problemas sociales. La adicción a las pantallas genera una autoimagen distorsionada de nosotras mismas por el uso de tantos filtros, genera inseguridad y patología mental; nos da vergüenza que nos vean.
Por eso, algunas de estas mujeres que tienen que incorporarse al mercado laboral no quieren la presencialidad, prefieren relaciones online o por teléfono. No saben cómo relacionarse, ni quieren estar con sus compañeros. Els segundo tema será salud mental femenina y seguramente el tercero la menopausia.
¿Por qué esa adicción a las pantallas afecta más a las mujeres?
Ponemos el foco en ellas porque hay aspectos diferenciales. Los hombres son más observadores en relación con las pantallas y nosotras somos más de mostrarnos en redes, por eso nos afecta de manera diferente. Es un temazo que arrancaremos a mediado de octubre.
Marta, ¿cómo llegaste a Women Leaders in HealthCare?
Llevo toda la vida en la industria farmacéutica, 28 años, y ahora me he metido en esto. El tema me interesa porque me siento muy identificada con los temas con propósito y me genera cierta curiosidad e inquietud personal. Me siento muy afortunada de haber caído en el sector farmacéutico, porque creo que es un sector con un propósito maravilloso aunque no siempre bien contado: el desarrollo de medicinas que nos salven la vida, que nos curan enfermedades, que nos quitan dolor... Me siento muy orgullosa de pertenecer a él.