La extravagante coleccionista Peggy Guggenheim, en colaboración con Marcel Duchamp y Max Ernst, organizó en 1943 la primera exposición dedicada exclusivamente a mujeres artistas: Exhibition by 31 women (Exposición de 31 mujeres). Algunas eran conocidas por sí mismas, otras más como 'mujeres o hermanas de…', pero todas tenían voz propia, perspicacia y sentido del humor.
La Fundación Mapfre presenta ahora 31 mujeres, una reinterpretación de aquella exposición. La colección de obras pertenece a la productora teatral Jenna Segal (N.Y., 1976). Gran admiradora de Peggy y de aquellas artistas, se ha propuesto reivindicar su valor en la Historia del Arte. Algunas de ellas están ya consagradas como Leonora Carrington. Muchas quedaron olvidadas en el baúl de los recuerdos, hasta que esta americana con 14 nominaciones a los premios Tony las rescató.
La Fundación Mapfre entró en contacto con ella cuando le pidió el préstamo de un cuadro de Carrington para una exposición en Madrid. Así descubrieron la peculiar colección de arte que posee de Segal. Ella diferencia entre comprar y coleccionar. Arte compra, pero solo colecciona obra de esas 31 mujeres. ¿Por qué?
Corría el año de la pandemia, confinamiento en casa, sus tres hijos estudiando online, los teatros cerrados, mucho tiempo libre para una mujer hiperactiva… Recordó sus años de estudiante. Seis meses en Sevilla; su madre también había estudiado español, aunque en Salamanca. Un viaje a Venecia. El descubrimiento de la colección Peggy Guggenheim. La fascinación por un personaje del que nunca había oído hablar.
"Entonces me di cuenta de que no se estaba contando la historia de las mujeres - explica a Magas- y supe que algún día contaría su historia. Como soy productora y no podía hacerlo a través de la escena o de una película, pensé que podía coleccionar esta parte de su vida con obras de las artistas que participaron en aquella exposición".
Peggy Guggenheim contaba que para salvar muchas obras de arte al inicio de la II Guerra Mundial estuvo comprando a razón de cuadro diario (el lote se embarcaría como enseres caseros con destino a Nueva York). Jenna Seagal no le va en zaga. Inició su colección durante el confinamiento y en 2023 ya estaba consolidada.
Cuando empezó a investigar, no conocía a 19 de las 31 artistas. Ante la cantidad de cosas que iba encontrando, decidió tomárselo en serio. Para mayor casualidad, la oficina donde Peggy había tenido su galería. Art of the Century, estaba en alquiler. "Nadie alquilaba oficinas en Nueva YorK durante el Covid. Llamé a la puerta, me miraron con incredulidad y me la alquilaron", relata Jenna.
Más que fetichismo con Peggy es una obsesión con las 31 artistas, explica: "De todas formas, no colecciono obra de estas mujeres hecha después de 1950, porque quería poner unos ciertos límites y que no se me fuera de las manos. Creo que mi mente funciona así. Cuando me interesa mucho algo, tengo que profundizar en eso que estoy persiguiendo. Dura hasta que algo nuevo me inspire".
Leonora Carrington, Frida Khalo, Dorothea Tanning, Djuna Barnes, Buffie Johnson, Gretchen Scoeninger, Kay Sage, Leonor Fini, Elsa Von Freytag-Loinghoven… Jenna va cambiando sus preferencias entre las 31. Ahora destaca a María Helena da Silva o Esphyr Slobodkina: "Cuanto más me adentro en su trabajo más bonito lo encuentro. La rusoamericana Slobodkina escribió un libro titulado Caps for sale (Se venden gorras). Era mi libro favorito de pequeña, pero no sabía nada de ella".
Otra cosa que pudo hacer Jenna durante la pandemia fue un máster online en Harvard de Business Analytics. "Me dio la confianza y habilidad para tratar con marchantes y entender en las subastas cuál era el precio", explica. ¿El verdadero? Le pregunto. "El precio en el arte es el que quieras pagar. Pero saber lo que otros pagaron en el pasado me ayudó para saber lo que debía pagar", contesta.
Son más de 150 obras y unos 50 documentos los que ha adquirido a descendientes de las artistas, coleccionistas, galerías y en subastas. "Estaban entusiasmados conmigo. Parecía la búsqueda del tesoro. Además, si estás en América, cuando te llaman suele ser para pedirte dinero para un político", recuerda.
En la oficina de su productora, West 53th Street, la misma donde Peggy Guggenheim tuvo su galería, Jenna organizó en mayo de 2023 una muestra de una semana para celebrar el 80 aniversario de la exposición original. Colgó una obra de cada artista. No la misma que estuvo en 1943, porque no hay documentación de los cuadros. Pero faltaba uno de Gypsy Rose Lee. Fue una vedette de estriptis intelectual que tuvo mucho éxito en su época. Con un monólogo irónico y divertido empezaba a desnudarse, pero nunca terminaba.
"Luego, vino Mapfre y me dijeron que querían hacer una exposición de verdad", cuenta riendo Jenna. Está feliz de ver una selección de su colección colgada en Madrid y de ver, por primera vez, ese cuadro de Gypsy Rose Lee que le faltaba y ha adquirido recientemente: "Un marchante de confianza lo apalabró con el propietario, pero se murió de manera imprevista, de un ataque al corazón. Y claro, no era el momento apropiado para recordar a los herederos que nos lo iba a vender". revela.
En la búsqueda ha sorteado muchas falsificaciones y caído en otras. Una de las cosas que no compró en eBay- por 50 euros- fue la cuerda de un instrumento de música. El vendedor juraba que su abuelo siempre contaba que Gypsy Rose Lee se la había tirado en una función y se la había dejado en el testamento. Pero no había ninguna prueba.
Pero sí ha adquirido algún fake. "La mayoría en eBay. Había un cuadro que tenía sellos de diferentes galerías de renombre, como de la Hammer Gallery en N.Y. Les llamé. Me dijeron que recibían estas llamadas todo el tiempo y que esos sellos eran falsos. Venían de Sudamérica. Pero el autor es muy buen artista, espero que algún día pueda firmar con su nombre", dice.
Jenna es el tipo de americana entusiasta, trabajadora, flexible, emprendedora. Está feliz y atiende a todo con una sonrisa, también las instrucciones del fotógrafo. Se sienta en el suelo, se sube sobre un cajón puesto de canto que sujeto por miedo a que se rompa…
Cree que apoyar a las mujeres siempre ha estado en su ADN. Pero fue a partir de 2015, después de producir GIGI en Broadway y ver cuán pocas escritoras y directoras había en escena, que se comprometió a invertir en proyectos con mujeres en puestos de liderazgo. Además, es inversora del único equipo de fútbol femenino rentable. Dice riendo que está en racha porque también sus 3 últimas producciones han sido rentables.
Su marido, financiero, nació en lo que hoy es Ucrania, pero entonces era la Unión Soviética. Sus padres llegaron a EE. UU. como refugiados políticos cuando él tenía siete años y empezaron un negocio próspero."Era otra época, ellos no se consideraban ni ucranianos ni rusos, sino de la Unión Soviética", aclara Segal.
Ella podría perfectamente no trabajar, pero viene de un linaje de mujeres que trabajaban. En sus palabras: "Mi madre trabajaba y mi abuela y mi bisabuela. Cuando nació mi hijo mayor intenté seriamente ser una stay-at-home mum (ama de casa) y me encontré dirigiendo la guardería. Ellos me aconsejaron volver al trabajo. Soy mejor madre, esposa, persona, cuando persigo las cosas que me interesan y soy afortunada de poder hacerlo. Voy a cumplir 50 años. Creo que son unos años estupendos. A lo mejor me relajo".
La colección de 31 mujeres ya ha comenzado su andadura. Después de Madrid irá a Lisboa. En la Fundación Mapfre estará hasta el 5 de enero. Es un homenaje a una de las grandes coleccionistas del siglo XX, Peggy Guggenheim, y a las 31 artistas que expusieron en su galería.
Jenna Segal no solo ha prestado las obras, sino que ha seguido con entusiasmo todas las fases de la preparación de la muestra. Espera que las artistas pasen a la Historia y que la Exposición de 31 Mujeres sea reconocida y estudiada como la primera exposición de artistas femeninas en Estados Unidos. Del español aprendido en Sevilla cuando era estudiante recuerda lo necesario para pedir "un tinto de verano".