Es una de las pioneras en España en el campo de nutrición clínica integrativa. Dirige su propio equipo, 'Tu nutricionista integrativa', y lidera el departamento de nutrición de la Clínica IQtra Medicina avanzada. Ahora, Elisa Blázquez ha publicado el libro Toma las riendas de tu salud (Espasa 2024) que resultará muy útil y reveladora a sus lectoras. Hablamos con ella en esta nueva entrega de Autoras de palabra con Rosa.
Mejorar tu microbiota, tus digestiones, tus niveles de energía y tu calidad de vida se ha convertido en una tarea difícil, no solo por el mundo en el que vivimos acelerado y a golpe de click, sino por el volumen de información que nos llega. Aprende a alimentarte, fortalece tu microbiota y evita la inflamación, son los principios básicos de este libro.
¿Somos una sociedad inflamada y medicalizada?
Sí, efectivamente, llevamos un ritmo de vida frenético y en entornos bastante desfavorables para nuestra salud. Lo primero que tenemos que hacer es concienciarnos de ello y luego encontrar alternativas que sean accesibles.
¿Por qué vivimos inflamados?
Nuestro cuerpo no está diseñado para la falta del descanso, para la cantidad de contaminantes a la que estamos expuestos ni para comer alimentos ultraprocesados con un montón de aditivos. Digo todo esto sin ser alarmista, ni hablar desde el miedo, simplemente desde la conciencia.
Tenemos enemigos diarios que tienen que ver con nuestra vida. La cuestión es saber cómo detectar que está afectando a nuestro organismo y desde ahí tomar una decisión.
Sí, el hecho de sentirnos cansados, el hecho de tener malas digestiones, insomnio, dolores articulares... todo eso lo hemos normalizado. Parece que es normal que estemos estreñidos o que tengamos gases y no es así; son síntomas que nos van dando avisos. Entonces, para mí hay una hoja de ruta clara, entender el contexto, entender a tu cuerpo y escucharte y con eso podemos tomar las riendas de una manera activa.
Sin olvidar que esos pequeños síntomas son una alerta de que tenemos que cambiar. Si tengo un desequilibrio hormonal, la hormona es un mensajero que está respondiendo a un estrés, a una falta de descanso, a estresores externos. Cuando he comprendido todo ese contexto, de repente puedo hacer cosas.
El estrés es nuestro gran enemigo...
Sí, el estrés es un gran detonante. Tú puedes tener pequeños desequilibrios como el de la microbiota y vivir así. Pero, de repente, en un pico de estrés todo te da la cara. Y hablo del estrés mantenido en el tiempo, porque el estrés puntual es bueno y necesario.
Lógicamente, ese pico de cortisol, esta hormona que pone a nuestro cuerpo en estado de alerta, nos ayuda a sobrevivir. Lo malo es que nuestro cuerpo se ponga en estado de alerta durante mucho tiempo y ese gasto de energía constante provoca que la dejemos de utilizar en otras actividades. De tal forma que se empiezan a mermar las funciones digestivas y empieza a fallar nuestro sistema inmunológico. Ese es el estrés para el que no estamos preparados.
¿El intestino es el que mayor número de datos aporta al cerebro?
Sí. Creo, además, que no le damos la importancia que merece. El intestino parece que es un órgano que solo está ahí para que podamos digerir los alimentos y eliminar los desechos, pero es el órgano inmunológico más grande que tenemos.
Es el que nos defiende, tiene un sistema nervioso entérico que está lleno de neuronas. Por eso, lo llamamos el segundo cerebro porque producimos un montón de neurotransmisores en el intestino, es nuestro filtro por donde vamos a eliminar toxinas.
El intestino necesita descansar, si ayunamos de tres a cuatro horas, y tenemos hábitos de vida sanos, se limpia solo. El problema es cuando picoteamos todo el rato
y tomamos muchos ultraprocesados, ahí se paraliza todo el proceso de limpieza. Nos sentimos muy hinchados a nivel general porque nuestro intestino está colapsado y al entrar más toxinas, el sistema inmune se pone en estado de alerta.
Nuestro cuerpo debe funcionar como un país perfectamente organizado. El sistema neuroendocrino como gobierno y administración del estado, el sistema inmunológico como los cuerpos de seguridad, las glándulas endocrinas como los diferentes ministerios y los neurotransmisores como las hormonas, sus mensajeros.
Me ha gustado hacer esa metáfora sobre el cuerpo humano como si fuera un gran país para que entendamos que hay una organización de sistemas que nos protegen y nos ayudan a funcionar en equilibrio. Todo está muy bien diseñado. Lo que pasa es que al final, este gobierno, este sistema inmune, estos cuerpos de defensa tienen que responder a quienes le atacan y es una manera de entender que ellos actúan para defendernos.
Entre los seis principios básicos de alimentación antiinflamatoria que incluyes en tu libro es importante, por ejemplo, saber el tema de la grasa.
Se han demonizado mucho las grasas saturadas, el tocino de toda la vida. Pues no es tan malo. En un contexto en el que tú metes un montón de vegetales, el comer grasas de todo tipo puede ser adecuado.
Por supuesto, hay unas esenciales: el Omega 3. Mi cuerpo no es capaz de producirlo, y he de meterlo desde fuera, tengo que concienciarme de su importancia. Pero un alimento natural y rico en grasas, que no sea procesado y que sea con grasas que vienen de la naturaleza, de calidad, en un contexto bueno, es totalmente adecuado para una dieta antiinflamatoria.
Tenemos que saber qué tipo de grasa consumimos. Si tomas un pescado grande, azul, pues va a tener bastante más mercurio que uno pequeño. Si tomas una carne, que sea mejor de pasto y si es ecológica ya ni te cuento. Del ultraprocesado a la carne ecológica hay muchas alternativas.
No le damos la importancia que tiene no dormir lo suficiente.
La falta de sueño es devastadora para todo el mundo. El no dormir puede llegar a matar, es muy radical, pero es cierto que hay un número de días determinados que el ser humano puede aguantar sin dormir y se desequilibra muchísimo. Durante el sueño reparamos, detoxificamos, regeneramos células, así que hay que darle más prioridad a esto.
Lo estamos haciendo muy mal porque el mundo tecnológico hace que nos vayamos a dormir todos con pantallas, y eso provoca que no produzcamos suficiente melatonina. Al final, ese inductor del sueño tan importante lo estamos dejando de producir eficientemente y luego acabamos con pastillas.
¿Cómo leemos el libro?
Animo a leerlo con una mentalidad abierta, con ganas y con ilusión. Para mí el libro es una hoja de ruta para hacer un cambio, dentro de las circunstancias de cada uno.
Escucha activamente, entiende tu contexto y luego toma las herramientas que haces paulatinamente, sin prisa. Yo prefiero que sea una guía para tener a mano y que vayas integrando pasito a pasito cada recomendación. Mejor eso a que te frustres porque quieres hacerlo todo y no puedes.