Podría decirse que es una extraña casualidad, uno de esos trenes que solo pasa una vez: aparecer con tan solo un año de vida en el anuncio de la empresa en la que, 25 años más tarde, sueñas trabajar. Sí, es una extraña casualidad. Pero, ¿y si consiguieras cumplir tu sueño? ¿Y si fueras finalmente contratada en esa compañía? Entonces, parecería que es cosa del destino.

Algo así le ha sucedido a Ariadna Ballesteros (25 años, Guadalajara). Pero, en su caso, no fue un tren lo que pasó frente a sus ojos, sino un avión. La historia de esta azafata se ha escrito prácticamente desde que nació, ya que tenía meses cuando participó en un anuncio televisivo de Iberia. Ahora, a sus 25 años, el libro sigue abierto y las páginas no dejan de correr, pues se ha convertido en trabajadora de la aerolínea.

Sin embargo, estos 25 años han dado para mucho: Ariadna ha estudiado idiomas, ha vivido fuera de España, ha conocido gente con diferentes mentalidades... y se ha ido curtiendo poco a poco. Eso sí, algo no ha cambiado dentro de ella: su pasión por volar, que pareciera haberse despertado en el mismo instante en el que posó para una cámara. Aunque todavía no supiera andar ni hablar.

El 'bebe de Iberia'

Esta historia comenzó cuando Raquel, su madre, decidió apuntarla a una agencia de modelos en su primer año de vida. "Todo el mundo le decía que era un bebé monísimo y muy guapo, y al final mi madre acabó inscribiéndome gracias a una amiga de la familia que hacía anuncios de televisión", dice Ariadna.

Fue en 1999, cuando la pequeña anticipó, sin ni siquiera saberlo, el que sería su futuro. Aquel audiovisual se llamó Across the universe y fue emitido durante el año 2000 en países como Francia, Brasil, México, República Dominicana y España.

"Fue realmente curioso, porque había un montón de bebés que iban a participar. Mi madre me contó que los pañales estaban pegados al suelo y llegabas con tu bebé y le dejabas ahí. Además, tuve la suerte de que hicieron un montón de tomas y justo montaron el anuncio con una en la que a mí se me ve un poquito más de frente" , relata la azafata. También explica que se reconoce claramente porque tenía otitis cuando grabó el anuncio, así que es el único bebé que aparece con la mano en el oído.

"Mamá, quiero volar"

Aunque parecía que su relación con el mundo de la aviación iba a ser puramente anecdótica, todo cambió cuando fue creciendo. Ariadna lo tuvo claro desde pequeña: quería ser azafata y, como si de una premonición se tratara, volver a la empresa que la acogió cuando era bebé. "Para mí, Iberia es lo más alto de las compañías. Cualquier español que trabaje en aviación querría pertenecer a ella", explica Ariadna.

Lo cierto es que, desde muy joven, estuvo interesada por viajar y descubrir cosas nuevas, estar en contacto con gente de diferentes nacionalidades y no tener una rutina establecida. Entonces, fue juntando las piezas de su propio puzle de vida hasta dar en el clavo. "Enseguida pensé que, teniendo en cuenta todos mis gustos, ser azafata sería lo mío", asegura. 

Antes de trabajar en Iberia, Ariadna trabajó para una aerolínea irlandesa. Cedida

Cuando se dispuso a dar la noticia a su familia, sus padres estuvieron encantados con la decisión. Sin embargo, su abuela le preguntó si estaba loca. "Cómo vas a trabajar en un 'cubo' ahí arriba... ¡volando!", exclamó. Realmente, lo que ella quería era estar con Ariadna y que no se perdiese los cumpleaños, las bodas y otros eventos familiares. "Es un estilo de vida muy sacrificado, pero este trabajo supera a todo lo demás. En mi caso es muy vocacional", explica la azafata.

Iberia, su sueño cumplido

Ahora, va a cumplir su tercer año como azafata y ya ha realizado más de 800 horas de vuelo. Para ello, Ariadna cursó el bachillerato, se fue dos años a trabajar a Inglaterra, estudió un grado superior, aprendió tres idiomas diferentes y aprobó los cursos de aviación necesarios. "Por entonces, ya me habían llamado algunas aerolíneas para trabajar, pero me mantuve al margen porque mi sueño era Iberia", confirma.

Mientras tanto, allá por 2018, Ballesteros intentó entrar en Iberia pero, tras pasar todas las fases de la selección con éxito, fue descartada en la última entrevista. Sin embargo, la joven de Guadalajara no se dio por vencida y el 31 de diciembre del  2023 volvió a intentarlo: esta vez sí hubo suerte. "Todavía me pellizco por las mañanas", confiesa.

Ariadna Ballesteros trabajó en una compañía irlandesa durante su estancia en el país. Cedida

Desde entonces, ha coleccionado decenas de anécdotas y experiencias por los cielos del mundo. Ariadna, por ejemplo, guarda con especial cariño los recuerdos de las despedidas de solteros durante los vuelos, porque "suelen pedirnos que lo digamos por la megafonía del avión y es gracioso". Pero, si tuviera que elegir uno de estos recuerdos, sería el de su primer vuelo: "Estaba muy nerviosa porque no sabía si me iba a gustar, o si realmente iba a valer. Pero acabó siendo una sensación indescriptible. Ahora no me veo haciendo otra cosa que no sea esto".

Más allá de la casualidad

A pesar de lo curioso del relato, esta historia va mucho más allá de la casualidad. Detrás del fortuito reencuentro con su vocación no solo se esconde el destino caprichoso sino también muchas horas de estudio, noches sin dormir, miedos y la perseverancia. 

Precisamente, ese ha sido el secreto de su éxito: no tirar la toalla durante el proceso. "Tienes que aprender un poco de todo. Cada aerolínea tiene su material de emergencia, procedimientos diferentes, hay que saber cómo funcionan los extintores, qué hacer en caso de evacuación... Se trata de saber gestionar los recursos que tienes en el aire", explica Ariana. Además, anima a todas las jóvenes que quieran ser azafatas a "ir a por su objetivo y trabajar sin perder el foco y la ilusión".

"Todos los pasos que he dado, tanto educativa como profesionalmente, han sido con el fin de estar donde estoy, o sea, de formarme en el ámbito de la aviación. Quería ir sumando y que, el día de mañana, me ayudara a tener las cualidades que yo creo que ahora tengo", termina diciendo la azafata.