La ministra de Igualdad, Ana María Redondo, miraba fijamente sin perder un segundo del discurso de Mabel Lozano contando cómo fue detectar su cáncer de mama, su garbanzo cabrón, como lo denomina ella, en plena pandemia. Y en ese momento en el que la mayoría de la población estaba encerrada en casa, ella iba y venía del hospital, tratamiento viene, tratamiento va.
Reía la ministra y reíamos todas cuando Mabel explicaba cómo le hace, cómo le ha hecho 'una peineta' al cáncer, pero sobre todo a esa manera buenista y falsamente positiva, esa positividad tóxica que dice ella, de mirar a la enfermedad. Porque lo es. Porque quienes la sufren no son ni valientes ni personas de una vez ni pueden con todo si su actitud es positiva. Son personas enfermas. "No soy una guerrera, soy una enferma oncológica. Y la actitud es importante, pero no cura".
Hay que conocer siquiera un poco a la directora para saber que vivir es lo suyo. Intensamente. Y que el cáncer no iba a pasar por su vida sin que supusiera un tsunami. Y así, con la intensidad con la que todo lo vive, coexistió con el garbanzo, intentando sacarlo de su vida lo antes posible, pero sin poner más paños calientes que la calentura de la radioterapia con la quemazón que conlleva.
Y así como lo ha vivido, así lo ha contado, en un corto producido con la colaboración de la archipremiada productora de animación Chelo Loureiro, que la ha acompañado en esta aventura narrada en viñetas. La imagen es la de la propia Mabel, la voz es la de la propia Mabel. La mejor manera de contarlo. Y contarlo es importante porque además de la necesidad de auto explorarse y de realizarse las mamografías de rigor, contar puede suponer esa mentalización que las mujeres necesitan para enfrentar a una enfermedad que produce una muerte por minuto en el mundo.
En la aventura, Mabel ha tenido la ayuda de Novartis, que lleva treinta años investigando medicamentos para tratar la enfermedad. Y su cortometraje estrenado ayer 15 de octubre ha servido y servirá para que muchas mujeres sepan a qué se enfrentan, pero con sentido del humor, eso sí, sabiendo que, como dijo su directora, "bueno es a cáncer lo mismo que biquini a polo norte".
Pero también que con altísimo índice de curación, muchas de las mujeres que sufren la enfermedad deben tomar una pastilla durante cinco años que reduce la memoria, que produce dolor de huesos o sequedad vaginal… y no, risa, eso no da, por mucho que Mabel Lozano lo cuente con sentido del humor.
El humor también lo utiliza para hablar del miedo, que se siente y sintió, de lo que significa dar la noticia a tus hijos, a tu familia, a tu marido, en su caso. Del dolor de la mamografía, de la quemazón de la radioterapia y del aspecto que toma una 'lola' tras someterse a la cruda realidad de la operación. Un aspecto que va desde el 'lolaza a rayas', 'lolita con mordisco de manzana' o 'lola arañazo de gato'.
Un tema muy serio que afecta no solo a quienes lo sufren sino a su entorno. Porque como se recordó en el estreno, cuando te toca no solo eres una paciente, sigues siendo mujer, sigues siendo madre, y sigues siendo una persona que debe cuidarse… Debemos cuidarnos nosotras y entre nosotras.