"¿Quién no ha dado vueltas y vueltas en la cama, aunque sea ocasionalmente, en mitad de la noche, invocando un sueño que no llega, maldiciendo entre dientes, incapaz de saltar al mundo de los sueños nada más cerrar los ojos? ¿Quién no ha probado a inducir el sueño soñado mediante productos químicos?".
Ángela Vallvey, la autora de Cuentos para dormir más y mejor, advierte que este libro conviene no solo a los insomnes, también a los afortunados que duermen bien.El título bien podría vincularse a un libro de autoayuda, pero no es el caso.
No sé si tomármelo como un halago o como una crítica, porque claro, es un libro para dormir, entonces si me dijeses que es un libro soporífero, yo estaría encantada.
Aurelia, uno de los protagonistas de la novela, es quien padece insomnio y a lo largo de este recorrido se va a encontrar personajes que la van a ayudar.
Efectivamente, padece un insomnio perdido en sus sueños. Es como nos ocurre a muchos que no podemos conciliar el sueño. Ella, hace un viaje mágico de la mano de esos personajes que la guían a través de sus sueños y vive ese deseo de que se convirtieran en realidad y como ella, nosotros no pensamos que los sueños realmente son espeluznantes incluso los agradables no son racionales y, por tanto, son un camino aterrador en muchos casos.
No son lo mismo aquellos sueños que anhelamos alcanzar, que la falta de sueño tan necesaria para descansar. Para seguir vivo.
Claro, porque los sueños cuando dormimos los guía el inconsciente y los sueños cuando estamos despiertos los guía nuestro deseo racional. Entonces ese camino siempre es conflictivo, no va parejo, ni tiene puntos de coincidencia.
¿Por qué se te ocurrió escribir Cuentos para dormir más y mejor?
He tenido COVID persistente, y esto me trastornó el sueño, porque yo había sido siempre una buena dormilona, y de repente descubrí el gran drama que hay y que sufre tanta gente de no poder conciliar el sueño. Entonces me di cuenta de que realmente si no duermes, vives peor. Te rebaja tu calidad de vida. Y por eso digo que el sueño es vida. Porque a veces pensamos en esos términos poéticos del clásico de la vida el sueño, pero no nos damos cuenta de que necesitamos el sueño para vivir.
¿Cuáles son tus sueños recurrentes?
Estar perdida. O sea, la confusión existencial, la pérdida de identidad, en muchos casos, y luego los miedos ancestrales de la especie, que yo creo que los tenemos todos y que van saliendo ahí, el miedo a ser devorado por una amenaza ese tipo de cosas.
En tu libro, tenemos un agujero negro malhumorado dispuesto a acabar con todo.
He leído bastantes cosas al respecto, porque me interesa mucho la física, los descubrimientos de la ciencia. Y lo último que he podido saber es que ningún ser humano conseguirá saber qué hay en un agujero negro en el horizonte de sucesos, porque es incompatible con la vida. Pero se puede especular científicamente, y es verdad, que el agujero negro también es una metáfora porque las personas nos dividimos básicamente entre las estrellas que dan vida, calor y dan energía, y los agujeros negros que lo chupan todo se lo tragan, te consumen y desaparece.
¿Tenemos más pesadillas que sueños?
Creo que están bien repartidas y que depende de la época que estás viviendo. Yo utilizo una metáfora que es que el inconsciente es como un gran trastero de nuestra mente y ahí almacenamos todo tipo de experiencias, que también queremos olvidar, otras que pretendemos recordar, pero no sabemos dónde las hemos puesto.
Y los sueños sirven para hacer paseos por ese trastero. Y unas veces son pesadillas y otras veces son encuentros agradables.
El libro mixtura la magia de El mago de Oz con El principito
Los dos son viajes mágicos. Son un clásico de la literatura. Obviamente, los personajes cambian, y también los intereses, aunque la humanidad sigue siendo la misma porque somos los mismos que pintaban las cavernas desde el punto de vista antropológico. Pero la cultura nos ha transformado, y ese viaje mágico es una metáfora de la existencia de cualquier vida y sigue siendo un armazón hermoso y muy apetecible para contar una historia.
El sueño plácido de la niñez, aunque duermas entre barrotes.
Efectivamente, porque la cuna es una metáfora del mundo, pero claro, esos barrotes que te procuran seguridad, al mismo tiempo, te impiden ser completamente libre.
Los seres humanos somos una combinación de sentimientos, de racionalidad, de sensaciones, de emociones, de experiencias. Por eso las inteligencias artificiales no emulan a pesar de todo a un ser humano, porque es algo muy delicado que se va gestando con el tiempo.
No somos exactamente dueños de nosotros mismos, ni de nuestro pensamiento, ni de nuestro destino, pero podemos hacer mucho por serlo. Y tenemos la obligación además de forjar nuestro destino, modificar nuestro pensamiento y ampliar sus horizontes.
¿Soñar mientras estás insomne es lo más parecido a anhelar conseguir nuestros sueños?
Sí, una cosa que me funciona es soñar antes de dormir. Desconectar, porque el sueño es la desconexión de la mente consciente, y cuando consigues romper ese vínculo con la realidad es cuando te duermes.
Una de las desavenencias de este agujero negro es de un hombre joven y guapo que no ha hecho ningún mérito para salir en televisión.
Sí, porque la televisión, los medios de comunicación y las redes sociales, antes eran un espacio elitista al que solamente accedían gente notable, famosa, por el propio hecho de estar allí. Era muy selecto. Pero ahora se han democratizado y los protagonistas son la gente corriente, la gente normal, que es la que representa la realidad. Y todavía hay muchos con prejuicios que creen que hay que hacer algún mérito para salir en televisión.
¿Deberíamos hacer un diario de nuestros sueños?
Todos los especialistas y psicólogos recomiendan llevarlo, no hace falta ser muy prolija ni escribir con mucho detalle los sueños, pero tomar nota del titular para leerlo después te va a dar muchas claves de lo que está pasando con tu vida.
Lo importante es tratar de reconducir tu sueño y no caer siempre en los fármacos.
Yo no recomiendo los fármacos nunca porque para mí son sumisión química, teniendo en cuenta que hay gente que, en ciertas condiciones de salud, no tiene más remedio. Pero si se pueden evitar, son mejores los remedios de herbolario, la valeriana o la propia melatonina, que a mí me ha ayudado mucho con lo del COVID. De otra forma me habría vuelto para allá.