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Es en una de las habitaciones del flamante Radisson de Bilbao donde nos recibe, sonriente y cariñosa, una de las actrices cuyo talento ha impregnado la retina de millones de españoles: Miriam Giovanelli (Roma, 1989).

Luce uno de los looks de la nueva colección de Hoss Intropia, un tres piezas con una blusa romántica, clásico y elegante a la vez, a su imagen. Y no es casualidad: fue elegida por la marca como anfitriona y protagonista de la inauguración de su nueva boutique en la ciudad vasca, ubicada concretamente en la emblemática calle Gran Vía de Don Diego López de Haro. 

Hoss Intropia, revitalizada por el grupo y su directora de diseño Alejandra Valero en los últimos años, sigue asentándose como una referencia de moda boho-chic. Con un estilo sofisticado, pero versátil y compatible con todas las ocasiones, se propone vestir a la mujer moderna, segura y sofisticada, que no desea renunciar a la comodidad. Miriam la encarna.

Nacida en Roma de un padre italiano y de una madre española, la actriz se adentró en el mundo de la interpretación a una temprana edad. Presente en series como Los Serrano o El comisario, dio un salto significativo al final de la década de los 2000 con su incorporación a la serie Física o química.

Formó parte del reparto de la película Todas las canciones hablan de mí, de Jonás Trueba, y en 2013 empezó a encarnar a Patricia Márquez en la serie de Antena 3 Velvet. Este 2024, regresa, como protagonista de la serie Matices, junto a Maxi Iglesias.

Conversamos con ella sobre moda, interpretación y futuro, con motivo de la inauguración de la que promete ser una de las grandes apuestas de Hoss Intropia del año.

Miriam Giovanelli. Oier Rey

Encontrándonos en este nuevo espacio, una se pregunta cómo es la relación que mantienes con la moda. ¿Es puro deleite o hay algo más? 

Es placer y disfrute. Algunas veces te puede generar estrés porque te cuesta más vestirte. Cambió mi relación con la moda en el momento en el que incluí la sostenibilidad y decidí comprarme solo lo que me sentase bien, independientemente de que se llevase el talle alto o bajo. Ya nunca me arrepiento de una compra, y no siento que me la podía haber ahorrado. 

También me apasiona como expresión artística. Me encantan ambas partes, la de vestirse para el día a día, para la calle, y el proceso creativo para sacar una colección, que me parece maravilloso.

Hay una dulce casualidad en tu elección como anfitriona de Hoss Intropia…

Sí, es curioso porque la primera vez que participé en una rueda de prensa iba vestida de Hoss, cuando aún no se llamaba como tal. Por tanto, cuando la marca a la que estás vinculada emocionalmente te plantea la posibilidad de trabajar con ella, es muy ilusionante.

Me ha hecho rememorar mi evolución, al mismo tiempo que la firma. Me parece genial encontrarnos tantos años después. 

Ya eras clienta habitual en su primera etapa… Desde el prisma de la primera persona, ¿cómo ha evolucionado?

Ha tenido una evolución genial, no ha perdido su ADN. Es lo que recordaba: esa gama cromática y este toque romántico que me gustan mucho. Al mismo tiempo, ha elegido ser más versátil, y esta evolución va a la par con la nuestra. Lucimos prendas que permiten ir a trabajar, pero también salir a cenar. Me encanta esta nueva versión.

¿La apertura de este espacio es una manera de recordar la importancia de lo físico en nuestro mundo digital?

Por el ritmo que tenemos, el online nos aporta mucha rapidez y nos permite solucionar cosas que nos puedan suceder. Pero confieso que estoy un poco harta. Hago un trabajo personal para recuperar esta capacidad de ver y tocar las cosas, y no perder el trato con la persona que te está atendiendo, por ejemplo.

Hablemos de interpretación. Acabas de terminar de rodar Matices. ¿Cómo viviste el rodaje? 

Ha sido una experiencia genial. Me he reencontrado con compañeros con los que trabajé hace muchos años como Maxi Iglesias, con quien coincidí en Física o química, y Juana Acosta, a quien conocí en Velvet. Es una de mis íntimas amigas. He tenido la oportunidad de trabajar con actores a los que admiro como Luis Tosar y mi gran descubrimiento ha sido Elsa Pataky. No nos conocíamos y hemos formado un gran equipo.

¿Por qué te interesó el proyecto? ¿Qué te llama del género del thriller?

Lo que me llamó la atención al principio fue lo bien que estaba escrito. El género del thriller psicológico me encanta. Cuando recibo los guiones, tiendo a jugar, a pensar en la trama. En este caso, todo me sorprendió, no le vi 'la trampa'. Todo tenía sentido y estaba pensado, me atrajo muchísimo.

Mi personaje, además, me ha permitido aprender. Tuve varias reuniones con una profesora de filosofía y con una psicóloga para abordarlo. Me ha ayudado a reflexionar sobre determinados juicios que uno puede tener rápidamente cuando escucha una historia.

En general, cuando preparo un personaje, lo hago a través de la lectura. Me gusta mucho conectar con determinadas emociones y para eso la utilizo. Me ayuda a entenderlo. 

Muchos actores afirman que eligen un perfume que llevaría su personaje para prepararlo y sentirse literalmente en su piel…

Yo también lo hago, pero no lo uso tanto pensando en lo que llevaría el personaje, sino porque soy una persona muy olfativa. Cuando tienes un guion, lo lees varias veces y lo preparas, pero para que exista un abanico de emociones tienes que marcarlas en secuencias que están desordenadas. Cuando tengo que estar triste o nerviosa debo conectar directamente con la emoción. Y la memoria olfativa me ayuda mucho. 

De hecho, no vuelvo a utilizar este perfume en tres meses porque lo he trillado. Si de repente un personaje tiene que estar 'arriba', me pongo uno cítrico, porque me levanta. Si es una persona que sufre por una ruptura, elijo uno masculino. 

Dando un salto en el pasado… ¿Qué recuerdas de tus inicios?

Recuerdo mucha inconsciencia. Cuando empecé a trabajar como actriz, estudiaba al mismo tiempo. Recuerdo también mucho disfrute. A raíz de comprender que era un oficio, decidí dedicarme a ello y empezar a invertir lo que ganaba en otros trabajos en formarme. Le tenía muy poco miedo a la incertidumbre. No me generaba el mismo pánico que me genera ahora, quizá por esa inconsciencia y esa energía.

Cuando elegimos dedicarnos a algo, aunque sea en la fase académica, siempre lo hacemos pensando en la mejor hipótesis o en la mejor versión de esa profesión. Es curioso porque luego, esas mismas personas que pensamos en esa hipótesis, solemos ser catastrofistas y pensar en desenlaces negativos. Pero cuando eliges a lo que te quieres dedicar, el desenlace siempre es el mejor de todos. 

Por ende, ha evolucionado mi relación con la incertidumbre. La maternidad me ha ayudado, porque siento que el tiempo de la crianza es también de calidad. Eso me ha relajado un poco. Pero desde luego, no saber si vas a volver a trabajar… es algo que nos preguntamos todos.

Hablando de maternidad… ¿Por qué crees que persisten los tabús?

El mayor tabú para mí ha sido la infertilidad. No había oído hablar sobre ello y creo que forma parte de la maternidad. Ahora, afortunadamente, se comenta, tenemos menos miedo a exponerlo.

En mi caso, todo lo que tengo que decir sobre la maternidad es positivo. Duermo, me ocupo yo de mis hijos… me ha generado tranquilidad. Antes estaba más centrada en mí, poder hacerlo con otras personas me ha ayudado mucho y me ha mejorado como persona.

Hablo desde el privilegio, sé que puedo dedicar tiempo a mis hijos, tener un tiempo de calidad. No me arrepiento de haberlos tenido. Me gusta mucho la crianza, más de lo que pensaba. Hasta que no ocurre, no sabes cómo te vas a relacionar con la maternidad. No se me han disparado miedos, para mí es un momento de mucho disfrute. Con la tranquilidad de saber que puedo dedicarme a eso, aprovecho este tiempo.

Miriam Giovanelli, frente al Museo Guggenheim. Oier Rey

Eres de origen italiano y español. ¿Cómo dirías que influye en tu manera de ser?

Estoy muy influenciada por la cultura italiana, cuando llegué a España, seguí vinculada a Italia. Mi pasión con el arte está muy relacionada con mis años allí, estuve hasta los 25 años. Mi primera casa, sola e independizada, fue en este país.

Me gusta mucho la música italiana, también porque la he escuchado en mi casa. Tengo la suerte de que son dos culturas que se parecen, muy abiertas. Mi madre, que es la parte española, es una mujer fuerte, como a lo mejor podríamos pensar que son las italianas. Pienso que no, son más las españolas así. 

¿Con qué sueña Miriam Giovanelli?

Algo en lo que he trabajado mucho es el estar conectada con el presente. Creo que vivimos proyectando todo el rato el futuro. Dejamos de hacer cosas hoy pensando en hacerlas después y muchas veces no las ejecutamos porque nos viene mal.

Las cosas que me han pasado y que no me apetecía que me ocurriesen, me han permitido modificar los objetivos de mi vida y descubrir que no solamente estaba la manera en la que yo pensaba que tenían que salir las cosas. Hay más.

Fantaseo con que no se me pasen estas ganas de seguir conectada al presente, a lo que pasa y que lo que venga, que estará bien.