El monzón es uno de los fenómenos naturales más impactantes que ocurren en Asia. Cada año, el sistema meteorológico trae fuertes lluvias, vientos y tormentas que cambian por completo el clima del país. El error más común para describirlo es pensar que se refiere únicamente a la lluvia, ¡pero no! En realidad, el monzón tiene que ver con el viento y proviene de la palabra árabe 'mausim' que significa temporada.
Hoy en día, la palabra monzón se utiliza para referenciar el cambio estacional en la dirección del viento y, generalmente, trae consigo una estación climática diferente. Si la viajera está preparando su escapada a Tailandia, debe de saber que los meses de junio a octubre se encontrará con lluvias más intensas y que, en noviembre, se lleva a cabo un espectáculo único para despedirlas.
Las leyendas del Loi Krathong
Coincidiendo con la primera luna llena del duodécimo mes lunar según el calendario budista, Tailandia celebra el final de la época de lluvias homenajeando, especialmente, a la diosa hindú de las Aguas, Mae Khongk. Basándose en la ancestral costumbre brahamana que, con el paso del tiempo, se ha incorporado a los ritos budistas, los tailandeses arrojan al agua miles de ofrendas con velas encendidas que producen un hermosísimo espectáculo cuando crean las llamadas "serpientes de luz" a lo ancho y largo del recorrido fluvial.
Sin embargo, existen diferentes leyendas, todas ellas fascinantes, que se atribuyen la autoría de la fiesta. Algunos expertos especulan que el Loi Krathong es de origen hindú y está basado en el ritual 'Deepavalee', celebrado en la India, donde también se lanzan candiles a las cuencas fluviales en un acto de adoración a Trimurti. Otra escuela de pensamiento se lo atribuye a las antiguas leyendas budistas que le tenían que rendir homenaje a la Huella Sagrada de Buda en la orilla del río. Sea cual sea su origen, el resultado es tan espiritual como turístico.
¿Qué es un krathong?
El festival de Loi Krathong se celebrará el próximo 14 de noviembre de 2024 y, aunque es una festividad estéticamente preciosa, su carga espiritual es todavía mayor. Loi significa 'flotar' y krathong es el recipiente fabricado con hojas de banano que simula una pequeña embarcación. Cada persona lo decora a su gusto, incluyendo en el interior de la cesta velas, flores de loto, monedas, palos de incienso y papeles de colores.
Cuando cae la noche y se prende la luz de las velas, los farolillos iluminan ríos, estanques y balsas improvisadas, deseando que la corriente arrastre los malos espíritus y se lleve los pensamientos negativos. Es en ese momento cuando el porteador realiza su ofrenda dando gracias por todo lo bueno y rogando que se quede fuera todo lo malo. Aunque el país se vuelca con esta tradición, las principales ciudades con más afluencia de adeptos son Chiang Mai, Sukhotai, Ayuthaya, Tak, Samut Songkram, Ratchaburi y, sobre todo, Bangkok.
Donde lanzar el Loi Krathong
La viajera encontrará las ofrendas ya preparadas a la entrada de los parques, en comercios pequeños y en puestos ambulantes esparcidos por toda la ciudad de Bangkok. Una vez elegida la composición floral que más le guste, es el momento de buscar el lugar para poder llevar a cabo la ofrenda tailandesa. En principio, el único elemento que se necesita para poder lanzar el kratong es encontrar algún lugar que disponga de agua. Así lo demuestran los niños tailandeses que, alejados de las corrientes y los grandes estanques, se fabrican su propio depósito en barreños convencionales para lanzar sus krathongs artesanales en las puertas de su casa.
La orilla del río Chao Phraya se convierte en el lugar más concurrido y masificado de Bangkok. Si la viajera busca los diferentes escenarios preparados para tal fin, se encontrará con cientos de personas esperando su turno para lanzar la ofrenda al agua y no disfrutará viendo cómo la corriente se la traga literalmente. Aunque a la fiesta la acompañen fuegos artificiales, música y puestos de comida, una manera de disfrutar de este momento único alejada del bullicio sería desplazarse el estanque ubicado en el parque Lumphini.
57 hectáreas de felicidad
El parque Lumphini es el pulmón verde de Bangkok, el lugar donde los habitantes de la ciudad se escapan a respirar, desconectar, hacer deporte o dar un paseo. Tiene una superficie de 57 hectáreas y posee unas vistas envidiables desde cualquier punto, regalándole a la viajera el skyline de una ciudad que crece a pasos agigantados.
El estanque principal es el perfecto aliado para celebrar la fiesta de Loi Krathong. Al atardecer, numerosas familias se acercan con los más pequeños de la casa y preparan la ofrenda junto con la cena, ofreciendo estampas cotidianas de lo más entrañables. Sin embargo, desde un tiempo y debido a la gran afluencia de personas que la practican, las consecuencias medioambientales de la fiesta van en aumento. ¿Dónde van a parar los residuos que sobran de los krathongs? ¿De qué manera contaminan los ríos y perjudican a los animales que viven en ellos?
¿Desastre o inconsciencia?
Los materiales orgánicos como plantas y verduras talladas que incorpora la ofrenda se colocan sobre una estructura de plástico y se sujetan con grapas para mantener la estabilidad. Según la viajera y creadora digital, Carla Llamas (La maleta de Carla, en redes), "el problema de los krathongs no es el material con el que se fabrican, sino la gran cantidad de ofrendas que se depositan en el río, creando una obstrucción en las vías fluviales".
Como ella misma confirmó en su visita a Tailandia en el año 2019, "los días siguientes hay brigadas de limpieza que se dedican a retirar del río los objetos, no obstante, es tanta la acumulación que muchas veces, las ofrendas inundan los vertederos" y, sobre todo, acaban en los estómagos de los peces. La cuestión se complica todavía más en el norte del país, cuando Chiang Mai celebra la fiesta del Yi Peng.
El festival del Yi Peng
Coincidiendo con el día del Loi Krathong, en Chiang Mai también tiene lugar el festival del Yi Peng. En esta ocasión, el cielo se ilumina con las linternas de aire caliente que portan una gran cantidad de buenos deseos. Esta festividad resulta tremendamente espectacular, pues combina la belleza de las velas flotando sobre el agua con el cielo iluminado por miles de globos de papel, sin embargo, la contaminación también es doble: por mar y aire.
"Aunque cada vez hay más propuestas biodegradables, el hecho de que se fabrique de este material no quiere decir que se vaya a desintegrar antes de que acabe en la boca de un animal". Como la festividad atrae cada vez a más turistas, el Ayuntamiento ha optado por prohibirla, obteniendo nulos resultados. Existen tours organizados para turistas (que no son nada baratos) y venden la actividad como una experiencia única y, aunque lo sea, quizá cada viajera se debería de preguntarse el motivo de su viaje y la huella que quiere dejar en el destino.