Llegamos al hotel Only You de Madrid para conocer a la directora de una película 'necesaria' pese a su dureza. En cines desde el viernes 22 de noviembre, Las chicas de la estación narra los abusos de menores tuteladas, un tema que, desgraciadamente, sucede más de lo que creemos. Ella es Juana Macías, madrileña de nacimiento, y con una carrera llena de aciertos que está de plena actualidad.
Además del citado filme, ha codirigido Las abogadas, la serie de RTVE que recorre la vida de Manuela Carmena, Paca Sauquillo y Cristina Almeida durante la Transición, tiene un Goya al mejor corto por Siete cafés por semana y estuvo nominada a la mejor dirección novel gracias a Planes para mañana. Ahora, regresa a la pantalla con esta historia que hará que muchos se remuevan en sus butacas.
Protagonistas adolescentes (y desconocidas), música urbana, familias desestructuradas, drogas, dolor, vulnerabilidad… todos estos ingredientes se mezclan para poner sobre la mesa una problemática y despertar conciencias. Al fin y al cabo, el cine está para ello.
Empecemos por la intrahistoria de 'Las chicas de la estación', ¿por qué la temática de los abusos a chicas tuteladas?
El tema me encontró a mí. La noticia de la violación múltiple a una chica de un centro de menores de Mallorca en 2020 me puso en este camino. Y, probablemente, si solo hubiera sido una noticia… Pero que el tema de la explotación sexual de los menores está ahí, hay muchos casos, lo que resulta impactante.
En un principio, me planteé la posibilidad de hacer un documental, pero luego pensé que las películas llegan al público de manera diferente y se pueden incluir partes de ficción para conectar de manera mucho más emocional.
Desde luego, las protagonistas le aportan mucha veracidad. ¿Cómo fue la elección del casting?
Era importante que el casting fuera desconocido para que los espectadores tuvieran una sensación auténtica. Junto con Eva Leira y Yolanda Serrano, que tienen mucha experiencia, buscamos caras nuevas no solo para las tres protagonistas, también para los secundarios.
El proceso de trabajo con las tres intérpretes principales fue más largo que otros proyectos, porque me gusta mucho ensayar con ellos. En esta ocasión, además, era fundamental porque nos las conocía y necesitaba ir viendo hasta dónde llegaban con el texto y forjar una convivencia entre Julieta Tobío, Salua Hadra y Marina Steelman. Les di libertad y me sorprendieron con sus aportaciones.
¿Qué emoción pretendes provocar en el espectador cuando acabe de ver la película?
Lo que pretendo es que salgas con la idea de que esto tiene que cambiar, no solo que tengas la sensación de que son cosas terribles y una realidad muy tremenda. Hay que cambiarlo porque realmente lo que dicen los datos es que, por desgracia, esto ocurre mucho en las niñas tuteladas por los centros de menores y en las propias familias.
Es una realidad que está ahí y no se quiere ver. Solo cuando se mira y se toma conciencia puede haber un cambio. Se puede y se debe luchar contra esto, porque estamos hablando de niños que son especialmente vulnerables y hay que protegerlos.
En 'Las chicas de la estación' se pone en valor en papel de los trabajadores de los centros de menores, aunque en la realidad también se han dado casos de abusos entre ellos…
Yo no quiero demonizar a los centros, son mejorables, claro, y necesitan más inversión, pero también hay muchos profesionales que intentan hacer todo lo que pueden por estos chavales. Tampoco los he dulcificado en la película. He tratado de reflejar los dos mundos: por un lado, la voluntad de intentar que tengan un futuro mejor y que no sufran abusos, y por otro, la rigidez que se da a veces en el protocolo de los centros o la burocracia.
Durante la trama hay cosas que se ven y muchas otras que se intuyen, las más graves.
No he querido recrearme en la sexualización de las menores que hacen los abusadores; eso está en sus ojos. No quería caer en el morbo o en lo explícito. Hay una parte que se muestra y que es importante para que sientas esa incomodidad y ese desagrado. Hay otra parte que imaginas perfectamente.
Hay una escena, sin querer hacer spoiler, donde también hay un niño pequeño al que captan para una fiesta oscura. No se ve nada, pero es impactante.
Sí, para mí era muy importante resaltar que los abusos suceden más en niñas, pero también hay muchos niños. Como el de la película, que está en esa fiesta y no vuelve.
¿Qué falla en la protección de estos menores?
Lo que falla es que nos importan poco a nivel político y a nivel social. Pero creo que si ponemos la mirada aquí nos va a llevar a cosas que pueden sucederle a nuestros propios hijos. Están muy presentes temas como el consumo de pornografía infantil, la
sexualización de los menores y la puerta abierta por las redes sociales para que los abusadores puedan contactar con niños y niñas muy pequeños.
Estamos fallando como sociedad si no nos damos cuenta de esto. El otro día leía un informe a nivel mundial que hablaba de que tras la pandemia, el abuso sexual a niños y menores se ha disparado por el acceso a Internet. Y la película de alguna manera pone el acento en esa parte de la realidad, aunque es mucho más grande y creo que nos interesa prestarle atención.
Directora, guionista… Las mujeres cada vez tienen más peso en el cine, ¿se ha avanzado mucho?
Sí, hay más mujeres en el mundo audiovisual en general, en la dirección y también en los puestos técnicos. En los últimos diez años ha cambiado mucho el panorama, también por el trabajo de asociaciones como CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales) de la que soy vicepresidenta y desde donde se ha trabajado mucho por dar oportunidades a las mujeres. Gracias a ello han emergido muchas.
Aun así, todavía queda camino por recorrer, porque por ejemplo, en cuanto a directoras, estamos en torno a un 25%, y quizá en festivales aún no se ve mucho cine dirigido por mujeres.
Si echas la vista atrás, ¿pensaste que cumplirías tu sueño de hacer cine?
Siempre me gustó el cine, pero la verdad es que nunca imaginé que me podía dedicar a esto. Primero porque a mí lo que me gustaban eran directores hombres, no tenía referentes femeninos y nadie relacionado con este mundo. Me parecía imposible, así que ahora estoy contenta porque lo he hecho realidad. Creo que las nuevas generaciones tienen referentes, y es muy importante.
¿Preparas algún proyecto?
Voy a rodar una película en marzo que se llama Looking for Michael y que está inspirada en un caso real de una chica que tiene Parkinson y se mete en un viaje con un grupo de música para encontrar a Michael J. Fox [recordemos que el actor de Regreso al futuro sufre esta enfermedad].
Para terminar, ¿qué le diría a todos esos haters que se pasan la vida quejándose de las subvenciones en el cine?
Es curioso porque hay mucha crítica sobre el dinero que se invierte en la cultura y en especial en el cine, y no hay tanta crítica con el que se le da a otros sectores. La cultura la necesitamos en la sociedad porque ayuda a contar historias desde distintos puntos de vista. Por ejemplo, en la serie Las abogadas, se explican sucesos de nuestra historia reciente que las nuevas generaciones puede que ni siquiera conozcan y no lo han estudiado en el colegio.