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La invitada de este capítulo de 'Arréglate que nos vamos' es toda una eminencia, "una experta en arte, una persona que promueve el mecenazgo y que inspira a nuevos mecenas", afirma Cruz Sánchez de Lara, vicepresidenta de EL ESPAÑOL. "¡Y también la belleza!, añade Charo Izquierdo, directora de Enclave ODS. No hablan ni más ni menos que de Carmen Reviriego que, además, es una gran amante y conocedora de la filosofía.

Carmen es la presidenta de la Fundación Callia, además de empresaria, escritora y divulgadora de "la capacidad del arte para transformar a las personas", como ha expuesto Charo Izquierdo. Trabajó hasta el año 2012 en una consultoría financiera especializada en altos patrimonios, cuando creó la fundación para dar visibilidad al mecenazgo en el ámbito artístico, inspirar a nuevos mecenas y otorgarle las herramientas para apoyar al arte de manera sostenible. Ahora, la Academia de Bellas Artes de San Fernando ha premiado su extensa labor con la Medalla de Honor de las Bellas Artes.

"La figura del mecenas es algo que es fundamental en nuestras sociedades. Se habla mucho de cuando lleguen las leyes que regularán su función, pero si no los apreciamos y reconocemos, es muy complicado que lleguen a algún sitio. Al final son personas que comparten su dinero, su tiempo, y sus habilidades como una forma de realización personal", explica la experta.

Además, afirma con rotundidad: "En Estados Unidos, cuando hablamos de un mecenas o filántropo, es considerado un héroe. Aquí seguimos siendo personas sospechosas. Siempre te van a criticar por hacer esta labor, que es por los demás".

"La suerte de dar"

En este episodio del pódcast, Carmen Reviriego también cuenta que, cuando recibió la Medalla de Honor de las Bellas Artes el pasado 11 de noviembre, estuvo a punto de agradecérselo al arte o a España, pero finalmente no lo hizo. "Yo hago esto por un tema de autoestima, por sentirme bien conmigo misma", afirma.

Arréglate que nos vamos con Carmen Reviriego Esteban Palazuelos

"Una de las grandes lecciones que aprendí de estos mecenas cuando empecé a conversar con ellos y a profundizar en cuáles eran sus motivaciones para compartir su riqueza con los demás, eran sus razones para dedicarse a esto", explica. La experta se refiere, para sorpresa de muchos, a la satisfacción y la plenitud que sentían por el hecho de dar. "Por eso titulé mi libro La suerte de dar. Y qué verdad es", añade.

"No me dedico al mecenazgo para obtener reconocimientos, cuando me aplaudieron por la Medalla de Honor pensé que mi sitio no era un escenario"

Ese sentimiento tan gratificante "de dar" lo experimentó de nuevas cuando comenzó a restaurar el primer cuadro de la Academia de Bellas Artes. Era un Rubens precioso de la época italiana y no se podía mover del mal estado en que se encontraba. "Quedó increíble... ¡Una belleza! Vi la inscripción 'Restaurado por Fundación Callia' y fue una sensación alucinante. Sentí la suerte de dar y quedé enganchada. Es adictivo", reflexiona.

Empresaria con cinco años

Tras recordar sus inicios, Charo Izquierdo vuelve al presente al formular la siguiente pregunta: "¿Y tú te imaginabas llegar hasta aquí?". A esto, segura de sí misma, responde Reviriego: "Yo siempre he pensado en grande. He viajado mucho y he aprendido de otros países y de otras culturas. En mi ADN soy empresaria y realmente siempre tengo los ojos preparados para mirar y descubrir, para asombrarme, para ver que se puede hacer distinto.".

Cruz Sánchez de Lara y Charo Izquierdo junto con Carmen Reviriego. Esteban Palazuelos

Llegados este punto, Charo Izquierdo saca a la luz "una de las anécdotas de Carmen más graciosas". "¡Cuéntanos! ¿De qué se trata?", insiste Cruz Sánchez de Lara. Y Charo responde: "Carmen me contó que era empresaria desde los cinco años y yo me moría de la risa".

Carmen Reviriego: "El arte al final nos mantiene vivos, nos emociona, nos acerca, nos hace, nos hace más humanos. Y el arte va de eso"

Y así es. Carmen comienza a explicar la curiosa historieta: "Yo era una niña terminal que estaba enferma. Me quedaban dos telediarios con cinco años", empieza diciendo la invitada. "Uno de los recuerdos que tengo de mi infancia es que los estudiantes de medicina tenían muchísima curiosidad por conocer mi enfermedad. Entonces decidí que cada vez que me pidieran abrir la boca para explorarme la laringe les iba a cobrar un duro. Y efectivamente, así empecé como empresaria", explica. Y añade: "Mi madre se moría de la vergüenza y me preguntaba que cómo podía hacer eso. Antes de fallecer me recordó esta anécdota".

Proyectos 'con amor'

Carmen trabaja con su pareja desde hace unos ocho años, ya que despidieron a su marido a los 58 de la multinacional japonesa en la que trabajaba: "Hicimos los dos un trabajo de encajar, de buscar nuestro puesto en la empresa y de ser generosos el uno con el otro".

Y añade: "A mi marido le podía haber afectado el despido a su autoestima porque tenía que competir con gente muy joven, así que pensamos en construir juntos y eso nos ha hecho crecer mucho a los dos como pareja y como persona".

Ahora tienen proyectos muy importantes "que afectan a la sociedad española y a la manera en que vamos a conocer el arte", como expone Carmen. "Me encanta restaurar. Voy a un museo y, si veo un cuadro sucio o que tiene el barniz oxidado, me pongo nerviosísima, así que me dedico a restaurar", confiesa.

Para finalizar, la experta explica a Cruz y Charo uno de sus proyectos favoritos. "En este 2025 hemos llegado a un acuerdo con la Galería de las Colecciones Reales, que es uno de los museos más importantes que se ha abierto este siglo, y vamos a empezar a restaurar las colecciones reales que están en almacén. Estos son objetos de todos los reyes, desde los Reyes Católicos hasta Alfonso XIII", comenta. "¡Qué emoción!", exclama Cruz. "Así es. Uno se emociona muchísimo porque eran las piezas de Isabel la Católica, las obras que ella tocaba y con los que ella rezaba", termina diciendo Carmen Reviriego.

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