Bajo las Mary Jane más vistas (y admiradas) de las calles de las capitales de la moda se encuentra un alma creativa con nombre y apellido: Beatriz de los Mozos (Valladolid, 1991). En 2020, hizo su sueño realidad al crear Flabelus, una firma de calzado artesanal, con el saber hacer español como bandera. En la actualidad, puede alardear de tener presencia en algunos focos de estilo mundialmente reconocidos.
Pese a su éxito, dedicarse al mundo de la moda no fue siempre evidente para Beatriz: licenciada en Derecho, trabajó durante años en una start-up de inteligencia artificial para abogados llamada Luminance. "Nunca pensé que me fuera dedicar a la moda. Es algo que surgió por casualidad. Si me lo hubieran dicho hace cuatro años, no me lo habría creído", nos confiesa.
Un reto en pandemia
Con un diseño de zapato en mente, motivada por su búsqueda personal de comodidad y el deseo de emprender, en 2020 Beatriz empezó a dibujar el mapa del éxito de Flabelus: "Cuando debuté, soñaba con tener algo mío y que pudiera ir creciendo poco a poco. Al ver el potencial de la firma, pensé que era por lo que tenía que luchar. No soy de dejar pasar las oportunidades cuando las veo, las saco de debajo de las piedras. En este caso, era una muy clara".
La confianza y seguridad en su concepto fue clave: "Muchas veces, cuando empezamos con un proyecto, no vemos que se puede vender en un entorno determinado. En esta ocasión, las posibilidades eran inmensas. Si hubiera extraterrestres en Marte, seguro que también le gustaría Flabelus (risas). No todo el mundo puede decir que su marca vuela a otros países de manera orgánica".
Su compromiso personal ha sido total desde el primer momento: "En mi caso sí que me interesa mucho entender qué hay detrás de lo que hago: cómo está organizado, que todo el mundo trabaje de manera cómoda, el proceso de artesanía, la sostenibilidad… No solo me provoca curiosidad, también está muy relacionado con mi persona y cómo vivo. Si no compartes tu filosofía, es imposible que puedas transmitirla a los engranajes de tu empresa y tu cadena de producción. Mi calzado es el resultado práctico de esos valores".
Todos los zapatos plasman, por ejemplo, la pasión de la fundadora por la literatura: llevan nombres de personajes literarios. El gran Gatsby, Alicia en el País de las Maravillas o El Principito son solo algunas de las obras maestras que la inspiran.
Beatriz, que se define como "idealista, valiente y siempre guiada por el corazón", tuvo que llamar a varias puertas antes de dar con un taller artesanal que aceptara fusionar la veneciana italiana y la alpargata española. Los 'noes' nunca han sido un impedimento, ni siquiera en la actualidad: "Hoy me he levantado con 20 negativas. Como te quedes en eso, no llegas a nada en la vida".
El nacimiento de la firma coincidió, además, con el inicio de la pandemia de la COVID-19. Con distancia, Beatriz hace un balance positivo, aunque sí reconoce que fue temerario crear en un momento tan complicado. "Conociendo bien el sector ahora, diría que fue muy arriesgado. En su momento lo vi como una progresión natural de algo que estaba funcionando. Siento que no hay que dar muchas vueltas a las decisiones antes de tomarlas, porque cuanto más lo piensas, más razones encuentras para no hacerlo", asegura.
Reflexiona en este sentido sobre la importancia de la resiliencia: "Te puedes equivocar, por supuesto, pero aquí sabemos darle la vuelta muy rápidamente a las situaciones por el tipo de perfiles que tenemos y por mí misma".
El equipo que hace posible el proyecto de Flabelus es clave para Beatriz: "Para mí los trabajadores son fundamentales. Me parece prioritario que les importe un poco el mundo en el que viven, quieran dejar un cambio positivo y aportar algo con su trabajo. Ayuda también a que ellos se sientan mucho más realizados y contentos con lo que están haciendo. Ven materializado lo que han llevado a cabo a su alrededor".
Considera que esta preocupación debería estar presente en cualquier ámbito profesional: "Es la pauta que tenemos que trabajar como empresarios. Es importante entrar en el sector privado de una manera un poquito distinta, más humana y real. Se trata de conseguir que la compañía no sea necesariamente una mole que produce dinero, sino que también tenga una parte de impacto positivo y valores superarraigados".
Un calzado único
Flabelus produce aproximadamente 5.000 unidades de los modelos más exitosos y 300 de los nuevos, "a la espera de ver cómo funcionan". Beatriz subraya que el "más vendido no necesariamente es el que más factura. Algunos que vendemos menos implican más sobre la facturación final". Menciona Maya y Mafalda: "Son un poco más caros, se han vuelto muy importantes. También tenemos la Mary Jane, es la que más salida tiene porque ahora está muy de moda".
El feedback de sus clientas es inequívoco: "Algunas me dicen: 'No me he quitado mis zapatos en cuatro días y he podido patearme toda la ciudad'. Me gusta ese aspecto chic, pero 'Duracell' de las Flabelus, aguantan muchísimo. Siempre estamos pendientes de los comentarios que recibimos a la hora de crear".
Beatriz de los Mozos nos recuerda que, más allá de la parte estética, sus zapatos plasman su personalidad: "Me gusta que representen mis valores. Cuando empecé con este trabajo no tenía pensado que fueran solamente alpargatas, quería replicar un diseño que existía en Italia y al que creía que podíamos dar una vuelta".
A la hora de desarrollar sus líneas, nos confirma que imperan tanto el criterio empresarial como el creativo: "Nos basamos muchísimo en lo que ha funcionado, porque lo que a mí me gustaba no era necesariamente lo que más se vendía. Hay que ser realistas, es una empresa y tiene que funcionar por números".
Un sector complejo
La fundadora destaca los retos que supone contar con una empresa en un sector tan competitivo y complejo: "Es especialmente difícil por varios factores. Moda es sinónimo de peligro porque depende de etapas, de lo que guste en ese momento. Tienes que reinventarte constantemente. La inversión necesaria en imagen y en creatividad es brutal".
Destaca un reto material muy concreto: "Otro problema de la moda es que todo se tiene que hacer por adelantado. Tu tesorería siempre sufre porque debes reinvertir todo el rato sin saber si vas a facturar o no. Por eso los bancos y el sector privado miran con mucho cuidado este tipo de marcas".
Pero no son las únicas dificultades. El sector del calzado, de forma más concreta, se enfrenta a una necesaria reinvención según la empresaria: "La sobreproducción en países del tercer mundo es un reto. ¿Qué prefieres: tener un producto artesano de calidad en Europa o irte allí? Muchas empresas dueñas de calzado producen ya fuera de España porque realizarlo a nivel local es caro, pero también importa la parte de la artesanía".
Añade en este sentido: "Por mis valores, prefiero un producto de artesanía española, porque refleja mucho más lo que yo soy. Algunas empresas tienen fábricas maravillosas en China, Vietnam… y me parece superrespetable. El problema de estos países es que las regulaciones son las que son, al igual que los sueldos… no necesariamente los más éticos".
Por ello, confiesa que la deslocalización no es una opción para su firma: "Prefiero producir en España, con una calidad estupenda. Mi reto es competir con todos los que están vendiendo más barato. Me quitan un margen grande de clientes, pero es lo que toca. Por ello, invierto muchísimo en comunicación, es nuestro valor añadido. Allí está tu decisión: si tienes 20 euros, te esperas cuatro meses para comprar un calzado de 80 o te lo compras ya".
Más allá de las dificultades a las que se enfrenta, el sector está viviendo un importante cambio de paradigmas. El éxito de los modelos planos de Flabelus hace eco a una renuncia progresiva de los tacones, que corrobora Beatriz. "La mujer ya se ha acostumbrado a su imagen en el espejo, me ha pasado a mí también. Antes, para ir a trabajar, me veía mucho más mona con mis tacones. Ahora, me veo megacool de plano. Creo que esta tendencia ha venido para quedarse".
Destaca en este sentido: "La COVID también ha marcado un antes y un después. El que no se ponga a hacer calzado un poquito cómodo probablemente pierda ventas porque hay un nicho de mercado".
Un futuro prometedor
El desarrollo de la marca es imparable. Para estas Navidades, se ha unido a Gin Gold, la ginebra superpremium, para crear un pack de edición limitada que combina lo mejor de ambas: una botella de la fresca y cítrica Gin Gold y unas elegantes Mary Jane en tono dorado. "Está pensado para la pareja, es un regalo destinado a ambas partes", nos explica Beatriz sobre este dúo que promete convertirse en un regalo clave.
El futuro no atormenta a la fundadora, aunque sí nos desvela cuál es su principal objetivo: "Estoy consolidando el saber que será Flabelus dentro de 80 años. Mi objetivo es conseguir que mis valores sigan existiendo. Es posible contratando a las personas adecuadas".
Beatriz concluye, con seguridad: "Mi intención es que Flabelus se posicione como una empresa global de calzado y que representemos la marca España". El imperio de la Mary Jane tiene, sin duda, un brillante futuro por delante.