Beatriz Rocamora, tras el imperio de las únicas uvas de Nochevieja del hemisferio norte: "La suerte es comerlas"
- Es la directora de la Denominación de Origen de la única uva del hemisferio norte que se puede consumir en Nochevieja y emplea a miles de mujeres.
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31 de diciembre y 'otra vez el champán, y las uvas y el alquitrán'. En estas fechas, hasta las canciones nos recuerdan que acabar el año comiendo uvas, concretamente una en cada segundo de los últimos doce, es la llave para comenzar con buen pie y tener suerte durante los próximos 365 días.
Sin embargo, en el caso de las Uvas del Vinalopó, "la suerte es comerlas"; pues son las únicas del hemisferio norte con Denominación de Origen Protegido que pueden ser consumidas en Nochevieja.
Esto es gracias a su centenaria técnica de maduración: mientras en los campos de la parte superior del globo terráqueo la siembra de uva es prácticamente imposible durante el invierno por el frío y la humedad, en Alicante se ha desarrollado un método centenario que consigue que se mantengan frescas desde julio y lleguen en óptimo estado al ansiado 31 de diciembre.
Es la llamada Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó, y al frente de su Denominación de Origen está Beatriz Rocamora. Desde hace diez años, ella es la directora de la entidad y la cabeza visible de un sector que da trabajo a unas 11.000 personas anualmente, la mayoría de ellas mujeres. "Mientras los hombres van al campo, ellas se encargan de seleccionar, empaquetar y distinguir el producto; además de hacer las labores propias del campo". Por supuesto, también son las responsables de ejecutar la ya nombrada técnica centenaria que hace de este producto un verdadero tesoro. Pero, ¿en qué consiste?
El misterio del Vinalopó
"Ahora ya no hay secretos. El secreto se hizo en julio, cuando embolsamos las uvas", explica Beatriz Rocamora, que también es Doctora en Ingeniera Agrónoma. Y es que precisamente en ese "embolsado" reside la clave de su éxito. "Se basa en colocar un recubrimiento de papel en cada racimo para que los proteja de las inclemencias meteorológicas, y así poder comer uvas de temporada en el mes de diciembre", explica.
De hecho, gracias a esta práctica, Rocamora y su equipo consiguen comercializar ahora las únicas uvas frescas del hemisferio norte con Denominación de Origen.
El resto son importadas de otros países del sur, ya que allí están empezando su verano. "El hecho de que podamos tener uvas de temporada para seguir tomándonos las campanadas de Nochevieja es un signo claro de fortuna", comenta. "No tiene sentido abastecernos de uvas de otro territorio cuando la tradición es propia y el producto también lo debería ser".
Sin embargo, su calidad no solo se debe a esa bolsa que protege el racimo, sino también al resto de tareas propias durante la siembra de la uva: podas, previsiones de riego, tratamientos, abonos, movimientos en los mercados… Además, es un agente clave para mantener la estructura socioeconómica del territorio alicantino, pues emplea a miles de trabajadores. Entre ellos, muchas mujeres que hacen posible que estas excepcionales uvas lleguen a todas las mesas de España antes de entrar en el nuevo año.
Nochevieja y sus guardianas
Al lado de Beatriz Rocamora se encuentran miles de mujeres que, desde los almacenes en la mayoría de los casos, son las guardianas de las uvas de Nochevieja. Ellas se encargan de manipular el producto con esmero y cariño: su labor es quitar la bolsa que se pone en julio y eliminar los granos que no están en condiciones o se han estropeado.
"Después, se lleva a cabo una segunda selección para distinguir el producto por categorías y también confeccionan las cajas, distribuyen los racimos y ponen el sello de la Denominación de Origen para envasarlo y expedirlo al cliente", explica Rocamora.
Beatriz Rocamora: "En los almacenes de confección son todo mujeres. Se encargan de limpiar el fruto, seleccionar los mejores, envasarlos, confeccionarlos..."
Para realizar todas estas tareas, deben ser conocedoras del producto, pues "es muy delicado y no se puede manosear más de la cuenta". Por ello, hay generaciones de mujeres de la zona de Alicante que han dedicado toda su vida al manejo de la Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó. "Tenemos imágenes de los años 40 y 50, en las que se ven a ellas haciendo uno perfecto del producto", añade la directora de la Denominación de Origen.
Esto se debe a que, tradicionalmente, las mujeres han desempeñado sus labores en los almacenes y en el campo, mientras que los hombres solo trabajaban sobre el terreno. "Es una división tradicional que se sigue perpetuando. Por ejemplo, en la época de embolsar, las mujeres lo hacen igual que los hombres, y esto se da desde hace muchos años". Por ello, Beatriz Rocamora lamenta que "nuestra situación siga siendo todavía bastante transversal en el sector agroalimentario y en todos los demás".
¡Que siga la tradición!
Otra de las peculiaridades de esta uva es su singular origen, pues la técnica del embolsado fue aplicada por primera vez en 1909 por un agricultor de la zona. "Se le ocurrió a un señor de Alicante hace un centenar de años. Él quería proteger sus racimos y consiguió generar riqueza, crear un sector que vive de esto durante la mitad del año y mantener la tradición de las uvas de Nochevieja", explica Rocamora.
Respecto a este último aspecto, la experta también señala que, si no hubiera sido por el cultivo de este fruto, quizá se hubiera extinguido la costumbre de comerlo durante las campanadas: "Hace 30 años solo se vendía la uva de Vinalopó, aunque ahora el consumidor tiene más oferta para elegir porque el producto viene de fuera".
Sea como fuere, este exquisito tesoro ha cumplido 35 años bajo su sello de calidad de la Denominación de Origen, y ha estado presente durante décadas en las mesas de todos los hogares, junto al champán, los polvorones y el calor de la Navidad, mientras 'los españolitos, enormes y bajitos, hacemos por una vez algo a la vez'.