Laura Coviella tiene 26 años y es de Tenerife.

Laura Coviella tiene 26 años y es de Tenerife. Cedida

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Laura Coviella, única española en surfear las peligrosas olas de Nazaré y en hacer un tubo en La Santa

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Laura Coviella (26 años, Tenerife) se dedica al surf de olas grandes, la más peligrosa de las disciplinas sobre la tabla. Esta se basa en subirse a una pared infinita de agua, de unos 20 metros, y seguir su ritmo indomable con todo lo que ello implica, pues el riesgo es un fiel compañero de batallas en este deporte. "Sí, y también la adrenalina", apunta Coviella con una sonrisa de oreja a oreja.

La tinerfeña lo tiene claro: las olas grandes son su pasión y a ellas quiere dedicar su vida porque "unen el surf", que es su deporte favorito, con su "tan ansiada adrenalina". Ya no hay nadie que la frene: ha conseguido ser la única española en subirse a una ola en Nazaré (Portugal) y en surfear La Misteriosa (Lanzarote). También ha sido la primera en hacer un tubo en La Santa (Lanzarote) y ha recorrido los cinco continentes en busca de nuevas mareas.

Sin embargo, su historia es algo diferente al resto de sus compañeros: "Ellos se subieron por primera vez a una tabla a los tres años y han mamado este deporte desde bebés porque sus padres también lo han hecho. Yo no. Vengo de una familia muy tradicional: mi madre es abogada y mi padre dentista, y cuando les dije que no quería estudiar una carrera casi les da un infarto", explica Coviella.

Ahora va en busca de nuevas aventuras: quiere colarse en el campeonato de surf más prestigioso del mundo y cambiar el paradigma del surfing femenino: "romper las barreras". Todo ello con los pies en la tierra, en su isla que tanto ama. O más bien con los pies sobre su tabla.

Su primera tabla

Laura siempre fue una niña muy atlética. De pequeña quiso practicar "todos los deportes habidos y por haber", además de ser "la loquita de sus amigas": volteretas, saltos desde las alturas y experiencias de infarto eran lo que más le llamaban la atención. Por supuesto, no se quedó sin probar, cuando tenía unos 12 años, las clases de surf que ofrecía la escuela de la playa donde veraneaba con sus padres en El Médano. "Hice una sesión y me gustó, así que decidí volver", explica.

Laura Coviella en una campeonato de olas grandes.

Laura Coviella en una campeonato de olas grandes. Cedida

Así empezó apuntándose a los cursillos de verano y fin de semana, pues sus padres trabajaban y ella "vivía a 45 minutos de la ola más cercana", y a frecuentar un establecimiento de surfers muy famoso en Tenerife. "Me pasaba horas y horas en la tienda viendo vídeos. Yo quería ser como ellos, y a los 15 años decidí empezar a entrenar en serio", comenta.

Entonces se lo dijo al dueño de la tienda, que acabó siendo su mentor, y juntos comenzaron a trabajar por subir a Laura hasta la cresta de la ola, literalmente. "Fui entrenando en silencio y dejando a mis compañeros atrás. Cuando ganaba los campeonatos todo el mundo se preguntaba por qué", dice riendo.

Comenzó haciendo surf en la playa donde veraneaba.

Comenzó haciendo surf en la playa donde veraneaba. Cedida

Su primera tabla llegó un 6 de enero, como regalo de Navidad, escondida bajo una manta de su casa. "Yo no sabía lo que era y cuando levanté la sábana me hizo mucha ilusión". Tanto, que a día de hoy la guarda bajo la cama, bien cerquita de sus sueños. Desde entonces ha perdido la cuenta de las que ha podido tener, pero calcula que entre 30 y 50.

Laura Coviella: "No recuerdo ninguna sensación parecida a la de estar encima de la tabla"

Las olas grandes

Tras esa vieja tabla que protege sus sueños llegaron los éxitos. El primero, cuando se cruzó con Alex Vilayta, "una leyendilla del surf en Tenerife" y el gran pionero de las olas grandes. Fue ahí cuando comprendió que ese sería su destino. "El mundo de estas olas es diferente y, además, no hay muchas mujeres. Se convirtió en mi fuerte y, si hubiera sido por mí, habría empezado antes. Veía a los chicos ir a la playa y yo también quería, pero no tenía material", explica Laura Coviella.

La tinerfeña surfeando una ola grande.

La tinerfeña surfeando una ola grande. Cedida

Junto a Vilayta, fue haciéndose más y más grande hasta que el surf consiguió llenar todos los rincones de su vida. Y cuando su mentor se mudó a Lanzarote, ella se fue con él y todavía no ha vuelto a Tenerife. "Aquí tenemos un paraíso del surf. El mundo no conoce esto, pero es espectacular".

Entonces llegó su gran día, el que conquistó las temidas olas de Nazaré, siendo la primera española en hacerlo. "Tenía mucha presión, estaba muy tensa. La gente sabe que esa playa es de las más peligrosas. Algunos tenían miedo y me lo metían a mí", admite. Sin embargo, ella sabía lo que quería hacer, "iba a por todas". Ahora, pone la mira en otros campeonatos para seguir alargando su sombra, que ya es la de una leyenda del surfing femenino.

¿Cómo entrena una campeona de surf?

¡Fuera y dentro del agua! (ríe). Voy dos horas al día al gimnasio de lunes a viernes, y hago apnea en casa y ejercicios de respiración. En el agua, cuanto más dinámico sea, mejor porque es lo más parecido a lo que te vas a enfrentar. Aguantar la respiración parada no es igual que hacerlo durante un revolcón en una ola. Ahí, 15 segundos se te pueden hacer cuatro minutos, que es lo que aguanto bajo el agua.

¿Y la mente? ¿También se trabaja? ¿Cómo te preparas para enfrentarte al miedo?

De momento no me he preparado específicamente para eso, pero creo que voy a empezar este año porque ves muchos accidentes y cada vez eres más consciente de que a tu alrededor pueden pasar muchas cosas.

Quizá empiece a hablarlo con alguien, aunque hasta ahora me ha valido verme en forma y saber que estoy entrenando bien. Si me veo preparada, lo estoy mentalmente. Pero si sabes que no estás al 100%, entran los miedos… ¡Es que te enfrentas a una ola gigante!

Este deporte es de riesgo, y tú sufriste una lesión fuerte que te mantuvo fuera del agua seis meses. ¿Cómo lo llevaste?

No va a ser la primera ni la última vez que me ocurra, así que tengo que saber que forma parte del juego. En aquel momento tuve muchos bajones, pero he vuelto y más fuerte que nunca. Estoy perfecta.

Ahora me he centrado en la ola de El Quemado, que es un campeonato internacional de Lanzarote muy famoso. Nunca han metido ninguna chica y puede que yo sea la primera. Sería un sueño hacerlo bien y ser la única mujer en ese campeonato.

Has declarado varias veces que encantaría ser la primera en hacer un back flip en olas grandes. ¿Qué otras metas tienes?

Como meta general, mi objetivo a largo plazo es romper las barreras del surfing femenino y llevarlo a lo más alto. Quiero hacer cosas nuevas, batir récords… Quiero el récord mundial de la ola más grande a remada por una mujer.

También tengo otros como el de competir en el campeonato más prestigioso de olas grandes del mundo y vivir de esto hasta que pueda. O hacer uno de los tubos más grandes por una mujer, pero al final esto es una carrera muy larga. Tampoco creo que tenga que ser ya. Mejor cuando llegue.