![El sector del lujo cada vez está más copado por empresarios españoles.](https://s1.elespanol.com/2025/01/27/mujer/protagonistas/919668401_252630471_1024x576.png)
El sector del lujo cada vez está más copado por empresarios españoles.
De Christian Lacroix a Paco Rabanne: cada vez son más las firmas internacionales en manos de dueños nacionales
La adquisición de Christian Lacroix por la Sociedad Textil Lonia amplía su cartera de firmas de lujo internacionales reforzando su presencia en el mundo de la moda.
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Hay pocas firmas que representen tan bien la exuberancia ochentera como Christian Lacroix. Y lo llamativo es que le bastaron solo tres años (la firma se fundó en 1987 con la inversión de LVMH después de que el diseñador dejase su puesto en Patou) para hacerse con un título que ahora podría actualizarse: Sociedad Textil Lonia, empresa gallega participada por los hermanos Jesús, Javier y Josefina Domínguez, ha adquirido la compañía fagocitada por el sistema visual y productivo de la moda con la intención de reflotarla. El cómo no ha trascendido.
Lo que podría parecer una transacción privada y un tanto misteriosa de Sociedad Textil Lonia y grupo Falic, el anterior dueño de Christian Lacroix desde 2009 (momento en el que LVMH la vendió), tiene más peso a nivel nacional de lo que podría parecer. Porque aunque ninguna de las partes ha querido dar detalles sobre cómo han sido las negociaciones, Lonia explicó en un comunicado de prensa que con esta compra "amplía su grupo de marcas, reforzando su presencia internacional en el mundo de la alta moda".
Una frase más que interesante si el futuro de Lacroix se plantea de manera binaria: o bien la marca se aposenta en un ticket medio y entra en el mismo mercado que sus hermanas, es decir, Purificación García (en la cartera de STL desde 1998) y CH Carolina Herrera (la segunda línea de la archiconocida diseñadora que se lanzó al mercado en el 2001); o bien intenta volver a la liga del lujo tradicional… e incluso de la Alta Costura.
Si bien es cierto que la experiencia de Lonia invitaría a pensar que la primera opción es la más probable, las aparentemente sencillas palabras "alta moda" parecen apuntar hacia otro sitio: el de nombrar a un director o directora creativos y subirse a la rueda de los materiales y las manufacturas de primera calidad y los precios de —mínimo— cuatro cifras. Y que España sea un jugador real (es decir, dinero mediante) en ese tablero es cuanto menos interesante para la economía y un indicador más de un fenómeno cada vez más palpable: queremos ser destino de lujo.
Hay múltiples indicadores que respaldan esta teoría. La expansión de Marriott en España es una de ellos, pues la firma acaba de hacerse con el hotel Princesa Plaza, pero hace pocos meses inauguraba El Autor, aumentando sus activos de lujo en la capital a 7 hoteles.
También la supervivencia de la moda y la belleza de Galerías Canalejas (frente al desplome de la división gastronómica); y el informe European Luxury Retail 2024 elaborado por la consultora Cushman&Wakefield, que confirmaba que en 2023 se abrieron 13 tiendas de lujo en Madrid y Barcelona. Además, en 2024 la capital iba a tener "otro año al alza, con retailers como Balenciaga o Fendi abriendo nuevas tiendas".
Por todo ello, no es extraño afirmar que en los últimos años España ha intensificado sus esfuerzos para consolidarse como un mercado de lujo de relevancia internacional en general y europeo en particular.
Un deseo alineado (y refrendado) por los datos turísticos del último año: según contó el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, en una rueda de prensa el pasado 15 de enero, en 2024 España recibió 94 millones de visitantes internacionales, de los cuales un 65% tiene la intención de volver a España en los próximos 12 meses. Destaca, además, la ampliación de mercados de alto valor añadido, como China, nación fundamental para la industria del lujo. Y si para reforzar la oferta y posición dentro del sector hay que recurrir a nombres con una trayectoria previa, que así sea. Tampoco sería la primera vez: ahí, el grupo Puig es el experto.
La empresa fundada en 1914 por Antonio Puig Castelló es especialmente popular en el área de perfumería y maquillaje: en 1922 lanzaron el primer labial fabricado en España, en el 48 lanzaron L’Air du Temps de Nina Ricci, uno de los perfumes más famosos del mundo, y a finales de los 60 crearon la división de perfumería de Rabanne en Francia.
Pero no se quedaron ahí: en 1987 adquirieron todo el negocio de Paco Rabanne, incluyendo moda y accesorios, y años después (en el 95 y tras haber colaborado con ella en perfumería), se hicieron con Carolina Herrera. De ahí que a principios de los 2000 llegasen a un acuerdo con Sociedad Textil Lonia para la famosa segunda línea. Sociedad de la que, como dato, tienen el 25%.
![Fotografía de Carolina Herrera.](https://s1.elespanol.com/2025/01/23/actualidad/918668384_252548157_1024x576.jpg)
Fotografía de Carolina Herrera.
Puig, que empezó a cotizar en las Bolsas españolas en mayo de 2024, es una sociedad con especial aprecio por firmas francesas históricas. Categoría donde también podría entrar la ya mencionada Rabanne ya que, a pesar de la nacionalidad española del fundador (nació en Guipúzcoa en 1934), el creador vivió, se formó, empezó y desarrolló su negocio y su marca en Francia.
Y si bien Rabanne fue una de las primeras que pasó a formar parte del porfolio de moda, no se puede obviar Nina Ricci, que se incorporó a la familia en 1998 y que desde entonces ha intentado revitalizarse de todos los modos posibles. El último cambio de dirección creativa, que colocó al frente a Harris Reed, refuerza la idea de apoyar una pátina de modernidad que vuelva a colocar la maison en boca de todos.
Menos esfuerzo parece requerir Jean Paul Gaultier, otra de las icónicas marcas francesas en manos españolas. En 2011 compró a Hermès el 45% de la firma y en la actualidad, es el accionista mayoritario de una marca que está viviendo un nuevo momento dorado: las colecciones de Alta Costura con diseñadores invitados generan una gran expectación en las Semanas de la Moda y las piezas de prêt-á-porter se cuelan en numerosos eventos nacionales gracias a la recuperación de un archivo que ha desafiado con éxito las oleadas de minimalismo.
Tanto, que parecen haber conseguido un hueco destacado entre los amantes de la moda alineados con el street wear. Al menos, si se hace caso de lo que se ve en redes sociales (TikTok mediante).
Hay otro nombre destacado en el catálogo de Puig: Christian Louboutin. Aquí no hablamos de moda, sino de, una vez más, belleza, el área de maestría del grupo, ya que el acuerdo de licencia a largo plazo al que se llegó en 2018 estaba (y está) destinado a impulsar esa línea de negocio, que incluye tanto perfumes como maquillaje y esmaltes de uñas.
![Fotografía del diseñador Christian Louboutin.](https://s1.elespanol.com/2025/01/23/actualidad/918668381_252548126_1706x1438.jpg)
Fotografía del diseñador Christian Louboutin.
En este tablero global donde el lujo, la historia y la actualidad se entrelazan para permanecer en el podio de la relevancia, España está trazando su camino con ambición renovada. Movimientos estratégicos como el de Sociedad Textil Lonia con Christian Lacroix, junto con el papel de gigantes como Puig, hacen pensar en un futuro optimista para la moda, donde nuestra industria no solo tenga la capacidad de jugar en las grandes ligas, sino de redefinirlas.