![Emilia Landaluce: “Estuve una semana en coma, por eso sé que hay que disfrutar la vida”](https://s1.elespanol.com/2025/01/28/mujer/protagonistas/919918287_252656214_1024x576.jpg)
Emilia Landaluce: “Estuve una semana en coma, por eso sé que hay que disfrutar la vida”
Emilia Landaluce, periodista gastronómica: "La libertad de criticar solo te la da pagar la cuenta"
Presenta su libro 'Comerse Madrid' y en él habla de no dejar nada para mañana, de comer y de vivir con ganas.
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Emilia Landaluce (Madrid, 1981) come, escribe y paga. La periodista aquí nos habla de sus restaurantes favoritos, de lugares donde comer mejor por menos, de dónde hay que ir para alimentarte y ligar, de que siempre paga la cuenta porque no es bonito criticar si te invitan y además te da libertad, pero, sobre todo, habla de disfrutar la vida porque nunca sabes cuándo se te va a escapar: "Así es. Y sé de lo que hablo".
Con todo eso hace una recopilación de sus crónicas de gastronomía que, bajo el título Crónicas de Paganini, escribe en El Mundo. Puede que también, como Julia Roberts, rece y ame, pero eso no lo cuenta en esta entrevista. Además, dirige actualmente el suplemento La Otra Crónica (LOC) del diario El Mundo, y acaba de publicar Comerse Madrid.
"En febrero de 2020, antes de la pandemia, me caí por una escalera y me quedé en coma. Me desperté una semana después, con la cabeza un poco perdida porque el edema todavía no se había reabsorbido. Primero dejé de comer pulpo, porque decidí que eran criaturas demasiado inteligentes como para comérselas. Luego volví al pulpo cuando recuperé la cordura.
También recuerdo que me trajeron angulas a la habitación y decidí no tomarlas, porque me había convertido en un auténtico coñazo de tía. Aprendí que la muerte puede encontrarte en cualquier momento. Ese accidente marcó un antes y un después. Por eso, Comerse Madrid no es solo un libro sobre dónde comer bien, sino sobre disfrutar la vida, porque nunca sabes cuándo se acabará. Como dice mi coautora, Rosa Belmonte: 'Hay que acordarse de las que no tomaron postre en el Titanic'".
Si tuviera que identificar a Emilia con algún alimento, diría que es un chicle, a veces de fresa dulce y otras ácida, pero un chicle, porque es capaz de estirarse cuando ejerce de periodista. Lo mismo te escribe una crítica gastronómica como que desgrana asuntos políticos, opina de economía, o desvela jugosos salseos, lo que le venga en gana: "A mí me gusta valer para todo. Suelo llamar a las columnas 'apretar tornillos', porque, pese a toda la mística que algunos tratan de dar a esta profesión, al final es un trabajo como cualquier otro".
Y vaya que si los aprieta. Con su lenguaje mordaz, pero salpicado de humor del bueno, a veces, no deja títere con cabeza: "Un tío mío decía: 'Vamos a criticar, que une mucho'".
Y así, ella, da cera, pule cera y toca las narices: "Ser tocanarices es parte del trabajo de periodista, siempre que se haga con respeto a los demás y al código penal. Así que, en ese sentido, es una cualidad que me viene muy bien. Es muy diferente a ser amarga, odiosa o algo por el estilo, y eso no me gusta en absoluto. El sentido del humor es lo que define mi personalidad. Creo que tengo la capacidad de reírme casi de todo, y eso es justo lo que hago".
![Emilia Landaluce: Tengo la capacidad de reírme casi de todo](https://s1.elespanol.com/2025/01/28/mujer/protagonistas/919918268_252655543_1024x576.jpg)
Emilia Landaluce: "Tengo la capacidad de reírme casi de todo"
Aclarado su papel de divertida tocanarices, se me pasa por la cabeza que la política la hubiera podido llamar a filas en algún momento: "Una vez me ofrecieron entrar en política y, afortunadamente, y para gran alivio de todos los que me rodean, lo rechacé. Creo que, dentro de las actuales estructuras políticas, no se puede ser realmente libre ni decir lo que piensas.
A veces un ciudadano puede votarte a ti como candidato, pero tus propuestas no se cumplen porque no encajan con las del partido. Además, con la vida personal que tengo… no te digo que sería un Errejón, pero creo que rompería el polígrafo de Conchita en Sálvame. También me daría miedo el perfil que podrían hacer de mí en La Otra Crónica, el suplemento que dirijo. Tendría que dejarlo y, claro, luego se vengarían, que es lo que haría yo. Tengo un gran equipo".
Aunque no quieras entrar en política, ¿hay algo que te empache y que no tenga que ver con un atracón de comida?
Me empacha que la gente no tenga la posibilidad de tener una casa en propiedad, no solo una vivienda. La propiedad de viviendas es una salvaguarda frente a revoluciones o disturbios, porque cuando tienes algo que conservar, te vuelves más prudente. Ese tipo de estabilidad es lo que hace a un país más sólido y rico.
Te ofrecen una entrevista exclusiva. Elige a quién y por qué.
Elegiría a Putin, pero con nuestros respectivos vasos de polonio. Aunque creo que, con Donald Trump, evidentemente, me lo pasaría mejor y correría menos peligro.
¿Alguna vez has escrito algo que tú misma hayas pensado: "Uf, quizás esto es demasiado"?
Se me ocurren un montón de cosas que, evidentemente, no escribo. Una tarde de vilipendio en Twitter no me compensa, ni siquiera si con eso gano 200 seguidores más. No me gusta pasar malos ratos. Además, quien quiera criticarme, que pague El Mundo. Creo firmemente que, si alguien quiere interactuar con escritores o columnistas, lo justo es que primero pague el periódico en el que escriben.
![Emilia Lampaluce: Ojalá fuésemos como Carmen Mola. Tíos. Y ganar mucho dinero](https://s1.elespanol.com/2025/01/28/mujer/protagonistas/919918282_252656004_1024x576.jpg)
Emilia Lampaluce: "Ojalá fuésemos como Carmen Mola. Tíos. Y ganar mucho dinero"
Has escrito dos novelas a cuatro manos con Rosa Belmonte, La mala víctima y Donde caiga la flecha y. Hay un personaje, Socorro, que me recuerda un poco a la inspectora Elena Blanco de Carmen Mola.
Ojalá fuésemos como Carmen Mola. Tíos. Y ganar mucho dinero. Pero, bueno, solo somos Rosa Belmonte y Emilia Landaluce. A Socorro, el personaje que hace de periodista de sucesos, le tenemos mucho cariño, y sí, supongo que habrá una nueva historia porque nos cae bien y disfrutamos escribiendo sobre ella.
Si ganaras, como los Mola, el Premio Planeta, ¿qué harías con el millón de euros?
Daría un fiestón y pagaría yo, ¡nada de irse de rositas! Después, invertiría en una casa, porque al menos eso es algo sólido. Y dejaría claro a toda esa gente que piensa que por tomarte la vida un poco a broma no puedes ser una periodista seria o una buena periodista, porque sí se puede.
Ha llegado la hora de hablar de tu libro, Comerse Madrid. ¿Cuál es tu restaurante favorito?
La Buena Vida es mi favorito. En otro nivel económico, están Narciso o Bistronómica. La verdad es que hay muchísimos restaurantes en Madrid que están muy bien y que, a veces, no reciben la atención que merecen.
¿Qué es lo mejor que has comido por menos?
La cosa más buena de Madrid vale cinco euros: un bocadillo de oreja picante con una cervecita, muy bien tirada, pequeñita, fresquita y perfectamente servida con la proporción justa de espuma. Lo encuentras en La Casa de los Minutejos, en Carabanchel.
¿Qué tacos dirías que están de p… madre?
En Comerse Madrid hablo de muchos lugares desconocidos, pero una recomendación que me fascina es Punta Arena. Los tacos son espectaculares, el pescado es increíble y el sitio tiene un toque fino, sano y muy very demure que lo hace único.
Y si hablamos de secretos, desvélanos dónde se come el mejor secreto de Madrid.
Me quedo con Joselito Velázquez. Especialmente con un filete empanado que hacen allí, que es una maravilla: lleva secreto, un poquito de jamón y, por encima, ralladura de queso. Además, cuesta solo 18 euros.
![Emilia Landaluce: Comer bien y ligar en un mismo sitio es complicado. Para putifinear -que es un concepto mío-, cualquier sitio conocido funciona](https://s1.elespanol.com/2025/01/28/mujer/protagonistas/919918279_252655878_1024x576.jpg)
Emilia Landaluce: "Comer bien y ligar en un mismo sitio es complicado. Para putifinear -que es un concepto mío-, cualquier sitio conocido funciona"
Según tú, ¿en qué local se puede comer bien y ligar mejor?
A veces, comer bien y ligar en un mismo sitio es complicado. Para putifinear -que es un concepto mío-, cualquier sitio conocido funciona. Pero si buscas un lugar para ver gente, ligotear y estar rodeado de guapos y guapas, sin duda Amazónico es la mejor opción.
Ya que escribes sobre comer en Madrid, recomiéndame el mejor cocido y dime de cuántos vuelcos te gusta a ti.
A mí el que más me gusta es el cocido de La Cruz Blanca de Vallecas. En cuanto a los vuelcos, depende del día. Me gusta mezclar la sopa con los garbanzos, pero también disfruto los garbanzos por separado con tomate frito. Supongo que el mayor vuelco es el que pego yo, si me lo tomo entero.
Antes, los domingos, se tomaba el vermut con unas bravas, unas gildas y unos torreznos. Ahora lo que se lleva es el brunch. Recomiéndame uno para que no me duela renunciar al aperitivo castizo.
Si me obligo a tomar un brunch, porque soy más de aperitivo, mi favorito es el del Santo Mauro. Es estupendo, aunque caro, cuesta 100 euros, pero lo sirven en mesa, lo cual es siempre de agradecer. En otros sitios tienes que ir a la guerra del bufé, pelearte y arrasar, porque ya sabemos que los españoles no podemos resistirnos a un bufé libre.
¿En alguna ocasión has ido a algún restaurante con idea de criticar porque no te cae simpático y has tenido que comerte tus prejuicios?
Sí, lo cuento en el libro. Fui a DiverXO, dispuesta a poner verde a David Muñoz, pero al final solo le pude alabar. Eso sí, la experiencia me costó casi 600 euros.
¿Con qué se te hace la boca agua?
Con cosas sencillas, aunque no necesariamente baratas. Me gusta una buena naranja, de las que ya no hay, o una mandarina tersa, de esas que cuesta pelar, pero que muerdes y está fresquita, aunque no haya estado en la nevera. También me encanta un buen tomate, un rodaballo espectacular o un pedazo de carne excelente. En realidad, todo me hace la boca agua… hasta el agua.
Si hablamos de bebidas, ¿cuál es tu favorita?
¡El agua, aunque suene aburrido! Agua insípida, inodora e incolora, esa es la mejor bebida del mundo. Y fría, muy fría, por supuesto. Si no puedo beber agua, me encanta el vino tinto, el fino, y el champán. Champán con hielo también me gusta mucho… aunque, claro, si me lo pagan.
Confiésanos tus banderas rojas en Madrid.
Mis banderas rojas son pocas, pero una muy clara es que venga el típico camarero que le hable de tú a mi madre. En general, no tengo muchas más; soy bastante facilona para comer. Otra cosa es que luego no vuelva al restaurante.