¡Habemus tiara! La Reina británica ha dado la sorpresa en un importante acto al que ha acompañado a Carlos III luciendo algunas de las fastuosas joyas que guarda en el cofre real. Lo ha hecho en su visita a Mansion House en la City de Londres, con la que se conmemora su primero año en el trono. Ambos iban vestidos con todo el boato que la ocasión requería: el monarca con chaqué, la capa de armiño encima y sus medallas militares y Camila, con vestido largo y diadema.
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No era una diadema cualquiera, había sido especialmente elegida y era la primera vez que la lucía sobre su regia cabeza. Como ya viene siendo habitual, suponía un homenaje y un sentido recuerdo a Isabel II, fallecida el 8 de septiembre de 2022. La histórica Reina ha dejado un legado importante a los nuevos soberanos que ellos intentan seguir, aunque imprimiendo su sello personal a la Institución.
Durante la ceremonia, en la que a Carlos III se le entregó la Espada Perla, éste pronunció un discurso donde se burló de sí mismo por los arranques de mal genio que tuvo durante los inicios de su reinado. Se refería al enfado que mostró al mancharse con una pluma mientras firmaba como nuevo Rey. Además, hizo un llamamiento por el medioambiente remarcando la necesidad de "hacer los sacrificios necesarios para proteger nuestro planeta para las generaciones aún por nacer".
Camila brilló con luz propia: vestía un diseño del británico Bruce Oldfield negro con estampado en blanco y su impresionante tiara. La estrenaba en público y era una de las favoritas de su suegra. Se trata de la espectacular tiara de diamantes conocida como las Chicas de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Isabel II se la puso en infinidad de ocasiones e incluso aparece con ella en algunos billetes y monedas británicos y de la Commonwealth.
La joya tiene una bonita historia detrás. En origen fue un regalo de boda de la asociación de las Chicas de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a la duquesa de York, que más tarde se convertiría en reina María para su enlace con Jorge V en 1983. Lo más curioso es que se llevó a cabo una campaña de recogida de fondos para adquirir la pieza a la joyería Garrard. La implicación de la gente fue tal, que se consiguió más dinero del que se necesitaba y el sobrante fue destinado a las esposas e hijos de los marineros fallecidos en la colisión del acorazado HMS Victoria.
El diseño original estaba realizado en perlas, pero se sustituyeron por diamantes por orden de la reina María. Isabel II la recibió de ella, que era su abuela, por su matrimonio con el príncipe Felipe en 1947. Este detalle hace que la joya fuera muy especial para la soberana, que vivió un gran amor con el duque de Edimburgo hasta su muerte. En su visita a España en 1988, la eligió para acudir a la cena de Estado en el Palacio Real.
Ahora, Camila le ha dado el protagonismo que merece en este acto relevante en la City de Londres. Además de la diadema, ha lucido un conjunto de collar y pendientes de diamantes que también pertenecían a la madre de Carlos III.